La campaña electoral boliviana entra este 12 de octubre en su etapa final, tras una encuesta según la cual el candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, está cerca de ganar en la primera vuelta.
Los contendientes se aprestan a realizar concentraciones finales en los tres últimos días que quedan para hacer proselitismo y después el proceso entrará en un un ‘silencio electoral’ o de reflexión sobre la decisión de los votantes, a partir del jueves próximo.
El plazo para la difusión de encuestas acabó anoche, después de un sondeo de la empresa Ciesmori, que indica que, proyectados sus resultados, el ganador será Arce, con 42,2 por cientode los votos válidos, pues no cuentan los blancos y nulos.
Al postulante del MAS le faltan solo 0,9 por ciento para ganar la presidencia en la primera vuelta, sobre el exgobernante Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), en segundo lugar con 33,1 por ciento y seguido por el extremista evangélico Luis Camacho, del grupo Creemos (16,7).
Más relegados figuran Chi Hyun Chung, (3,7) el exgobernante pronorteamericano Jorge Quiroga (2,8), María de la Cruz Bayá con (0,8) y Feliciano Mamani (0,7).
El sondeo de Ciesmori consigna que 13,2 de los encuestadas no decidió aún su apoyo, mientras que 8,6 por ciento se abstuvo de responder; 4,8 por ciento dijeron que votarían en blanco y un 1,3 por ciento que anularía la papeleta de sufragio.
El MAS, que suele tener voto escondido -electores que prefieren no declarar su opción- confía en que los indecisos resuelvan el domingo la competencia a favor de su candidato.
Ante la gran posibilidad que el MAS vuelva al gobierno, del que fue desalojado hace casi un año por una asonada tolerada por la Policía y las Fuerzas Armadas, se intensifican los llamados derechistas a que los candidatos de carecen de opción se retiren para impedir el triunfo del partido del presidente exiliado, Evo Morales.
La presidenta del gobierno de facto, Jeanine Áñez, fue la primera en abandonar la contienda con ese objetivo y sus votos engrosaron el porcentaje de Mesa, y ayer hizo lo mismo Quiroga, delfín del exdictador Hugo Banzer, para evitar que gane el MAS, según dijo.
Además, es previsible que aumenten presiones internas y externas sobre Camacho para que también decline su candidatura y apoye a Mesa.
Tanto Áñez como su ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, han hecho llamados indisimulados a que la gente vote contra el MAS, tácitamente por Mesa, convertido en la carta de la derecha, y funcionarios de alto nivel han lanzado acusaciones, insultos y hasta denuncias penales contra el MAS.
El candidato Arce declaró ayer que el MAS es el único partido de izquierda y enfrenta a toda la derecha, a la que está seguro de derrotar en las urnas, aunque advirtió a la ciudadanía que debe cuidar el voto ante un posible fraude.
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