“Cuando presenté el libro en la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí, me sentí un poco raro porque éramos muy pocos. Y con esto de la pandemia estábamos hasta disfrazados con los nasobucos y el texto pasó como algo más. Entonces me pregunté por qué no buscar una manera de tener más vínculo con nuestros lectores y se me ocurrió la idea de vernos todos los jueves pasada las diez de la mañana”, cuenta Julio Miguel Llanes, al estilo de una de sus novelas.
Es ese el inicio de su historia que se repite justo el día de la semana escogido, cuando él planta bandera en la librería Julio Antonio Mella, de la ciudad del Yayabo, para compartir con quienes compran su texto Las palomas de Guillén, una de las más recientes publicaciones de Ediciones Luminaria.
“Algunos piensan que es una obra teórica sobre Nicolás Guillén. Pero, para nada. Es muy ameno, ya que él nos cuenta su vida en primera persona. Esas páginas surgen tras la gran investigación que hice y que me permite regalárselos vivo. Lamentablemente, no compartí con él, pero al estudiarlo lo siento siempre cerca”.
Una experiencia que resulta una alternativa en tiempos de COVID-19, pues no se permiten hacer presentaciones de texto en espacios de grandes dimensiones.
“Me he entusiasmado viendo a la gente que llega. Les hablo de lo que pueden encontrar. Se los firmo. Incluso, les doy mi correo electrónico para que me den sus opiniones. Lo mejor es que lo disfruten como lo hice yo mientras lo redactaba”.
Julio M. Llanes es uno de los escritores más prolíferos de Sancti Spíritus, merecedor del Premio Alejo Carpentier 2020 y quien nunca ha depuesto las armas para mantener estrechos lazos con los amantes de la literatura. Aún recuerda cuando una vez recorrió casi toda la isla por su cuenta con la última edición cubana del texto Che entre la literatura y la vida bajo el brazo para que las nuevas generaciones sintieran de cerca al Guerrillero Heroico que crece en esas páginas.
“Uno no termina la tarea con el libro cuando lo publica. La confrontación con el público es trascendental. Mi mejor momento es cuando veo las expresiones de las personas al hojear un libro y me comentan qué les parece”.
Y con esa máxima se le ve a Julio Miguel Llanes atravesar el bulevar de la ciudad del Yayabo en busca del diálogo sincero de quienes quieren descubrir en Las palomas de Guillén nuevos saberes sobre nuestro Poeta Nacional.
“Todos los jueves hasta que finalice el mes de agosto estaré ahí firmando libros, junto al cartel que con la caricatura que me hicieron aquí en Escambray señala por qué espero. Eso me hace muy feliz, e incluso, me da ideas para las investigaciones que ya me toman el resto de las horas. Por eso, siempre digo que estar ahí en la librería no es un tiempo perdido”, concluye.
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