Las colas, ese engendro cubano que se instaló con fuerza de pandemia en nuestra cotidianidad desde los inicios del período especial, han sido la constante en estos tiempos de la COVID-19.
Por su capacidad de volatilizar el virus dada la cantidad de personas que llama, resultan peligrosas. Por lo ilustrativo de lo que sustentan, son necesarias y, aunque parezca paradójico, sintomáticas. Y voy a marcar “el último” en esta modalidad. Sí, porque en los tiempos que corren es bueno que existan colas. Y explico rápido antes de ganarme una gritería de esas que, lastimosamente, las afean.
Cuando usted ve un mercado, una tienda o un simple punto “poblado” de personas, la señal es evidente: algo hay. Y eso es bueno en tiempos en que el país ha debido hacer malabares para traer hasta esta isla parte de lo que nos hace falta. Por eso cuando la quietud reina en los comercios es señal de que los estantes están vacíos o, al menos, no tienen lo que se busca. Y eso es menos saludable que las colas.
Lo ideal sería la aspiración de Omaida Broche, una cliente que ha vivido de cola en cola en esta pandemia y se secaba el sudor a chorros en las afueras de Zona +, mientras aspiraba a un paquete de detergente, casi a un kilómetro de la puerta principal: “¿Por qué no lo venden todo junto: el pollo, el aceite, el jabón, el detergente, el yogur, así haríamos una sola cola y ya. ¿O por qué no ponen lo de la shopping por libreta?”, se preguntaba ella.
Pero esta nación, bloqueada hasta los huesos, con y sin coronavirus, no vive hace rato ese escenario ideal y demorará en tenerlo, si nos atenemos a las vueltas de rosca que el imperio aplica casi a diario. Lo que prima hoy es que el país reparte de poquito en poquito lo que puede producir aquí o comprar en el exterior —que es lo menos—, igual de buchito en buchito, de barco en barco, mucho más ahora cuando se ha contraído el mercado mundial y la economía también.
El viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, explicó hace rato en la Mesa Redonda que “nosotros no hemos dejado de estar en medio de esta situación asediados y bloqueados, y que, por lo tanto, nuestros problemas financieros también se han recrudecido”.
Y abundó: “Hay un grupo de productos que nosotros podemos vender de manera controlada o de manera regulada, pero hay otros que no alcanzan (…), aquí hay productos que nosotros no los tenemos en esa existencia; por lo tanto, no los podemos vender de esa manera que las gentes están pidiendo, sencillamente porque no existen las cantidades necesarias y, por otra parte, no podemos abandonar la venta de esos productos en un grupo de comercios”.
Por eso las colas van a seguir —y ojalá sigan— como indicio de lo que hay, aunque no alcance. Lo que hay es que diferenciarlas de los molotes o aglomeraciones, bullangueros, insurrectos, indisciplinados. De lo que se trata es de curarlas y hacerlas a la manera en que nos pide todos los días el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez: “En las colas que se hagan hay que mantener la distancia necesaria, un buen comportamiento y una buena disciplina, y eso es responsabilidad, en primer lugar, de las personas que dirigen y trabajan en estos mercados y también de la colaboración que le hemos pedido a la Policía Nacional Revolucionaria y a las organizaciones de masas en la comunidad”.
O intentemos hacerlo con las acepciones del Breve Diccionario de la Lengua Española, que las considera como “conjunto de personas, situadas una detrás de otra, que esperan su turno”, con el añadido del metro y algo que exige la prevención de la COVID-19.
Algunos síntomas requieren “aislamiento” ya que se han irrigado mucho más en tiempo de coronavirus en que ha crecido esta variante cubana de compras, en parte también porque muchos de los que debían estar en sus hogares por restricción laboral, ya sea por teletrabajo, trabajo a distancia, reubicación, licencias, más que el repetido “Quédate en casa”, se suman al slogan de “Vamos pa la cola”.
Claro que, como suele suceder en tiempos de crisis, la escasez genera ansiedad, incertidumbre y colas, muchas colas para comprar desde un paquete de pollo hasta uno de sal o un Chupa Chups, mas entre los “contactos” añadidos debíamos atender ese ímpetu irrefrenable de “colear”, aun sin saber qué van a vender, aunque es verdad que como esa información solo está disponible a viva voz, hay que marcar y después averiguar. Aquí se inscriben los que marcan para los 15 o 20 que llegan después y se cuelan, siempre con las reglas que también admite el Diccionario: “Hacer pasar a alguien con disimulo o a escondidas a donde no debía o no se le esperaba”.
Pero lo que más las contamina es la proliferación de los coleros, esos que tienen un entrenamiento pre-COVID y lo mismo pernoctan en ellas evadiendo el control policial que acaparan y luego revenden hasta cinco y seis veces por encima de su precio real. Los hay…y las hay que repiten y repiten —hasta con la complicidad del nasobuco— en una misma cola o en varias de diferentes comercios en una táctica donde, con pandemia y sin ella, quienes trabajan o son vulnerables, llevan las de perder.
Vuelvo a los síntomas “buenos” de las colas, de las que Cuba, aunque quiera, no puede prescindir porque hay algunas que son “por libreta diaria”, como la del pan o la leche para quien le toca. Y hablamos de las reales, porque de las virtuales conversaremos después…
No deben asustar las colas enormes que se estiran por calles y calles y casi por kilómetros. Cuando están así es porque, por lo general, cumplen el distanciamiento físico con el metro y algo de separación, no sin regaños y más regaños de las fuerzas del orden, las cuales tienen una misión complicada: hacer colas “buenas” donde antes hubo tumultos que se prendieron de nuestra rutina nacional con la misma capacidad contagiosa del virus. Por eso no entiendo a quienes desde las redes se asombran y cuelgan como la gran noticia una cola grande en Cuba, aunque estos igual la emprenden cuando los anaqueles están vacíos.
Ya que tendremos que vivir entre ellas y evitar que “marque” la COVID-19, será mejor fomentar una cultura para las colas y verles su lado bueno, cuando lo tengan.
Muy buen trabajo periodístico de la cra Elsa Ramos, pero hace falta que los Directivos de está provincia SSpiritus y organismos vinculados a las Cadenas de Tiendas, lograr una venta vinculada a Bodegas en cada municipio, tipo al Plan San German, ahora pongan el nombre que quieran,en décadas pasadas,de escasez pero era más equitativo y regulado para Todos,aunque no alcance los productos y se marque en la Libreta de Abastecimientos.Epoca que ya vivíamos con las afectaciones del Bloqueo imperialista.Compañeros ya las colas es una falta de respeto, un carnaval sin haberlo y son las mismas caras,duermen en las tiendas o deambulan para evadir la Policía.Tenemos que enfrentar y hacer realidad de que SI SE PUEDE y SI SE PODRA.
Me parece una falta de respeto el decir Q deberían seguir las colas cuando usted como periodista no las hace y seguramente se valdrá de su influencia para hacerse de esos productos como puede un país prosperar cuando independientemente del bloqueo tenga a sus trabajadores más 5 horas en una cola analize bien lo Q se dice porque ese comentario de que ojala sigan las colas le quedo muy mal desgraciadamente no veo la manera de que Cuba a pesar que ha resistido lo que le depara el futuro es que le tocará toda la vida solo resistir vaya vida esa , saludos
Con el mayor respeto que merece la periodista, y creyendo comprender los nobles propósitos que la motivaron a escribir, pero decir que las colas, con todo lo que generan a pesar de lo bien cuidadas y organizadas que puedan estar, e incluso, por los motivos que son generadas, son buenas y necesarias , pero hasta donde alcance, el texto me suena sugerente a la resignación, incompatible con el si se puede de la construcción del socialismo prospero y sostenible al que aspiramos casi todos los Cubanos , y ni soñar con el comunismo, voy anticipar una idea de la que soy un Acérrimo defensor antes de que me incineren, y es que para mi, pensar como país es pensar como comunidad, que es pensar como colectivo , colectivos, comunidad y comunidades, comunas en comunión , y todos sabemos que las colas, por las razones que existan, incluyendo al bloqueo, que para nada lo desconozco, porque nací con él y estoy casi seguro que voy a morir con el, pero como decía, las colas no generan, y mucho menos reproducen ningún sentimiento o actitud de colectividad ni de comunión y mucho menos de solidaridad, en estos días de pandemia he podido ver en estas colas manifestaciones de insolidaridad hasta con el personal de la salud, las colas de, hasta donde alcance, y al dia siguiente lo mismo, hasta donde alcance, excluyentes y sin alternativas, generadoras de cosas muy feas ,en donde lo irracional o la parte de animal que todos llevamos, presta y dispuesta a salirse de cualquier control, hasta el de los que cuidan las colas, y repito, soy consciente de las limitaciones que nos provoca el bloqueo y por eso no voy a cansarme de repudiarlo, yo hablo y me refiere a los productos cuando ya están en el país después de haber vencido mil obstáculos, y ¿ no encontrar variables verdaderamente equitativas en su distribución?, si esta vez no alcance pollo me das croqueta, o me das hamburguesa, o me das, hígado o me das lo que haya, las alternativas que existan aquí en tierra, no en el barco y por llegar, alternativas y alternándose, repartir todo lo que haya a través de esas espantosas colas ,es pre admitir que muchos, por no decir la mayoría, siempre quedaremos por fuera ,cuando la libreta de abastecimiento, salvadora de los Cubanos , aliándose a la tecnología son instrumentos de incalculables cuantías para eliminar la exclusión, atenuar y ayudar a combatir la corrupción y las indisciplinas, hay muchos, pero muchos ,y los habrán mas, cuando las personas comiencen a trabajar que no pueden ni podrán hacer esas colas ni aunque le pongan plan jabas ,que por regla general duran días, incluso ,antes de que el producto este en la tienda, y desgraciadamente tendrán que acudir a los revendedores y sus precios bachaqueros que siempre estarán oportunistamente dispuestos y muy bien articulados, mutando sus estrategias estarán ahí, siempre que exista las necesidades, y seria lo de nunca acabar con la corrupción y la indisciplina social, .El bloqueo genocida seguirá ahí, al menos por un buen rato y nos toca a nosotros con buenas estrategias y alternativas disminuirle o atenuarle sus propósitos genocidas y su perverso interés de tratar de rendirnos por hambre y por enfermedades, nuestros científicos y médicos, gracias a la luz de Fidel ,lo de tratar de matarnos por enfermedades le han parado el cajetín al bloqueo, y hasta en tiempo real han innovado y y están venciendo a la pandemia, que nuestros distribuidores se alíen a los científicos y busquen científicamente formas realmente equitativas de distribución, pero las colas no han sido ni serán nada de lo que nos podamos sentir satisfecho y mucho menos orgullos. Mis saludos
Elsa con el respeto que usted se merece,a so no se le pueden llamar colas sino matasones.y ese concepto que empleó para describir que existen productos para mi se le fue la musa porque si existieran productos que nos mantuvieran contentos no estarian escabuyendose la gente de los agentes de la policia mucho antes de las 6 am para enfilarse en una infinita cola. Y caballero: los comentarios son para hablar de los escritos que se publican no para estar criticando lo que escriben los demás que dan sus opiniones.por eso, al final,lo que escribimos no lo toman en cuenta porque lo que hacen es tirarse uno a los otros
Vas son las mismas personas que no trabajan y tiene tiempo para hacer colas no por necesidad sino una forma de qanarse un dinero costa de el que trabaja y no puede estar al tanto de lo que trajeron o cuándo lo traen . deberían anotar carnet y nombre y si coinciden en varias colas multarlos y quitarles los artículos que compraron dobles . porque el país está haciendo un esfuerzo para que todos cojamos algo .aunque todos pensamos y tratamos de buscar una solución es muy difícil
Buenas tardes muy buen trabajo recoje la esencia de el problema .todo está muy bien y con buenas intenciones pero eso no funciona con algunos cubanos que siempre han visto la forma de qué a río revuelto ganancia para los pescadores
Creo que hay más control en la venta de la malta dispensada que te anotan nombre .carnet y dirección que en la colas de artículos de primera necesidad dónde se ve de todo y cada ves que