Aunque desde hace algún tiempo la soya transgénica ha comenzado a plantarse en los campos de la isla en pequeña escala, para el 2021 se pretende extender más este cultivo, con el objetivo de lograr su producción sostenible para la alimentación animal y contribuir a la sustitución de importaciones.
Según trascendió en el Primer Taller Nacional “Producción de cultivos biotecnológicos de maíz y soya en Cuba” para el venidero año se pretende crear un programa de semillas, definir áreas y un paquete tecnológico optimizado a partir de los bioproductos e insumos nacionales; además de que se propone utilizar parte del financiamiento que se emplea para importar este alimento con el fin de utilizarlo en la producción nacional.
Por otra parte, aspiran incentivar y promover el fortalecimiento de la industria para el procesamiento de la soya, tanto a nivel industrial como a escala local, lo que posibilita el cierre de ciclos con la producción de proteína animal.
En el 2020 el precio del grano de soya alcanzó la cifra de 440 dólares la tonelada y por ello reviste capital importancia reducir las exportaciones y potenciar su cultivo en el país, donde existen importantes impactos de la Biotecnología en el mejoramiento de este cultivo.
Aunque esta leguminosa es originaria de China, el 90 por ciento de su producción actual se cosecha en América, donde durante en los últimos años se ha extendido notablemente y el pasado año se recogieron cerca de 360 millones de toneladas.
Durante los últimos tiempos Cuba ha gastado más de 300 millones de dólares anuales en adquirir los componentes de la soya y por ello resulta de vital importancia esta estrategia para potenciar el cultivo.
En Sancti Spíritus durante el 2020 se plantaron unas 70 hectáreas para la producción de semilla de soya, donde se alcanzaron significativos rendimientos de entre dos y tres toneladas por hectáreas.
Para el próximo año en el territorio pretenden ampliar este quehacer, generar semilla para próximas campañas y plantar unas 200 hectáreas con destino a la producción de alimento animal.
En el taller se reconoció a entidades e instituciones que han contribuido a la introducción y extensión del maíz y la soya transgénicos en Cuba, especialmente el desempeño de los campesinos de la cooperativa Juan Darias, de Jarahueca, por su aporte en la introducción de los resultados científicos en sus áreas.
Además, igualmente se aplaudió a quienes demostraron el potencial que se puede alcanzar con el maíz híbrido transgénico cubano, entre ellos el investigador Pedro Meneses, de la Estación Granos Sur del Jibaro; los productores Yoandy Rodríguez y Félix Álvarez por obtener los rendimientos más altos; a Aldo Fortaían, presidente de la cooperativa Juan Darias y a Enrique Rosendo Perez, director Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, espirituano, institución que lidera estos proyectos en la provincia.
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