A propósito del trabajo publicado en estas páginas bajo el título: ¿El Huelga se viste de verde pinareño?, Escambray vuelve sobre los colores de la identidad del béisbol.
No solo porque, al estar cerrado el estadio por decreto de la COVID-19 no todos los espirituanos han podido advertir los cambios, sino porque el tópico pasa por el visor de las prioridades del Inder nacional. “Hay que seguir trabajando por rescatar lo más auténtico del deporte cubano y del béisbol en particular”, comentó en su visita más reciente a Sancti Spíritus Osvaldo Vento, director del organismo deportivo en el país.
Y hablaba no solo de la trasformación estética de la casa principal de los Gallos, que, de paso, elogió. Se refería al mensaje esencial del deporte que va en la letra de las vallas, el enaltecimiento de los símbolos, el discurso visual y los valores.
Lo del color no es, entonces, un reclamo mediático. Pero valga por la familia del deporte, que se atemperó a lo que pasa hoy en todos los estadios. En ello fue vital el calor que le impusieron los muchachos del cuentapropista Frankiln Armas González. Así en un santiamén el verde pinareño se tornó en un azul-naranja, el vestuario de visitador de los Gallos. “Aquí no había pintura y la pedimos prestada al Turismo matancero, porque nos pareció que valía la pena. Se lo merecen los peloteros y el pueblo, también”, expresó Armas González.
Pero la identidad traspasa los límites de un estadio y no se resume a un condicionamiento a la manera en que lo ve el internauta Ylesus Sedlav: “¿Y qué color proponen ustedes que ya no se esté usando por otro equipo? No me imagino el Huelga de carmelita como los Azucareros. Si de imitar a otros se trata, es mejor que imiten a los que ganan y traigan el título”. Entonces, ¿no tendrían Mayabeque ni Guantánamo derecho a realzar su identidad solo porque son de los sotaneros?
En tiempos en que se imponen códigos culturales externos, mucho más en el deporte, la lectura no es simple. Y habrá que seguir pensando. Espirituanos como Felino Muñoz creen que este no es “ese que tú digas, este es el color auténtico de los Gallos”, que, por cierto, en el 79 ganaron con uno naranja con mangas verdes y han usado hasta uno gris y negro y “le decían el equipo de medio luto”, según Rigoberto “el Chopi” Rodríguez, campeón de entonces. “y por tener tuvimos pantalón gris y camisa amarilla, naranja con bolsillos rojos, medias verdes”, añade.
Mientras se encuentra el color real, que bien pudiera aparecer un día con la anuencia de una encuesta popular, hay que abrir las miradas hacia otros componentes de la imagen corporativa, tan de moda en el mundo actual. Está claro que, aunque muchos no le den la importancia debida, las inversiones en este campo no pueden ser hijas de la improvisación. Es verdad que el dinero no sobra y a veces hay que usar lo que esté a mano, pero una tormenta de ideas puede encauzar mejor el recurso disponible.
Desde Villa Clara, una tierra que aún se debate en su mascota ideal, entre el leopardo, la naranja y un central, el internauta AHA envía recetas que suscribo: “Este trabajo debe tener un manual de identidad, una campaña promocional con spot televisivo, sin que nadie se ofenda pensando que es mercantilismo, incluso en las redes sociales (…), creen un sitio web propio del equipo para que seguidores y demás interactúen con el público”. Por su parte, el lector Unknow opina: “La identidad visual no es solo proponer tres colores, si así fuera no se estudiara la carrera de diseño”.
Ya que hablamos de símbolos, vale por el despliegue visual del Gallo como mascota espirituanísima con su propia historia, aunque pudiera pensarse en representaciones más impactantes. Así lo ve Gustavo Noda: “¡Qué bien que ahora pusieron un Gallo encima de la pizarra, lo que está es chiquito, no es como el Tigre o el Cocodrilo que son grandes, como sus equipos”.
Otro componente esencial de lo identitario cobra vida en el Huelga, que realza en “gigantografías” (¡qué lástima que no sean más duraderas para que no se despinten!) a quienes considera sus mejores ídolos: José Antonio Huelga, Owen Blandino, Modesto Verdura, Frederich Cepeda, Eriel Sánchez…, en tanto las vallas revelan la alegoría del deporte con las marcas de Fidel.
En torno a la casa de los Gallos, otros asuntos aguardan. Uno de ellos es el reclamo del Chopi Rodríguez: “¿Cuándo van a limpiar la estatua de Huelga? Todo el que llega lo ve churroso”. Otro, el de Diego Pérez Curbelo: “Lo que debe hacerse es el mantenimiento o defectación técnica de las losas del techo del estadio que se desgranan y caen sobre las cabezas de los aficionados, lo cual constituye un riesgo”.
Mientras encontramos “pintura” para estos lunares, pensemos en cómo cada cual puede tributar a la identidad de ese arcoiris y ajiaco de pasión que es la pelota cubana y cómo poner al Gallo a la altura de su grandeza icónica.
Elsa, como pediste en tu trabajo de Escambray, aunque no soy para nada diseñador te mando mi propuesta, estos colores al ver un gallo o una foto suya, son los que predominan, dorado, naranja, rojo, carmelita, azul, negro y otras tonalidades.
Si se analizan los colores de algunos equipos con sus mascotas muy pocos coinciden, por ejemplo Industriales, león y es azul, los toros de Camaguey, también azules y rojos, Matanzas, nunca he visto un cocodrilo rojo y así si sigues analizándolos pasa en muchos equipos, estoy muy de acuerdo contigo de buscar nuestra identidad, por esto te propongo esta variante que se parece mucho a los colores de un gallo y nadie tiene esos colores por lo que serian nuestros colores, estoy de acuerdo de hacer una encuesta por esta vía para ver que dicen los aficionados, además si intervienen diseñadores mucho mejor y otra cosa muy importante la gorra tiene que ser roja ya que las crestas de los gallos es roja, eso sí me parece que es determinante. dime a que correo puedo mandarte un dibujo que tengo hecho con una propuesta.
Saludos Fernando Fernández Fernández
Mire catalán si no te gusta la pelota pues mudese para Catalunya y vea fútbol, el béisbol es y siempre ha sido la pasión de los cubanos, el único campeonato nacional que puede llenar un estadio. Este año se van jugar 75 partidos, es cierto que los gastos no se cubren, con las recaudaciones, pero es porqué nuestro campeonato no está mercantilizado, el precio de 1 peso la entrada es simbólico. No obstante con el, 10 % de los ingresos de los atletas contratados en Japón se debe cubrir buena parte de los gastos, además de las mlc que estos mismos atletas ingresan al país. Ojo soy joven y me gusta el fútbol también. Pero en Cuba ese deporte no tiene desarrollo y la mayoría siguen el fútbol internacional.
Hace años publiqué un artículo en Escambray, que ahora no aparece en la web, donde proponía que el equipo Sancti Spiritus quizá pudiera lucir los colores del gallo tenido por más guapo: el canelo. Eso es un color ladrillo, ni rojo ni carmelita. Hay gallos canelos que combinan plumas blancas con esas color ladrillo.
Hasta las cuantas la Pelota va a seguir «tragándose» . El presupuesto del INDER y del país. En un deporte que está años luz de autofinanciar su Serie Nacional. Un deporte que además de no estar en el calendario olímpico ( pues TOKYO aún está por ver cómo OLIMPIADA) . Está «atomizado» por ser regido internacionalmente por disímiles ligas y federaciones. Imagínense si además del gasto que incurre el Estado CUBANO por atleta , entrenador , funcionario , árbitro, federativa, comisionado y prensa deportiva. También ahora se tendría que importar pinturas de colores en aras de darle magnificencia a un descolorido Campeonato Nacional. Que en ediciones recientes lo que ha demostrado es un circo de INDISCIPLINAS y reyertas públicas.
El Pueblo y la opinión PUBLICA exige saber cuánto le cuesta a este pobre y agredido país. Un campeonato nacional de 90 juegos. A partir de ahí. Es que podemos HABLAR DE PELOTA.