Una crisis de credibilidad flota hoy en Estados Unidos por declaraciones contradictorias sobre la salud del presidente Donald Trump emitidas por el equipo médico de la Casa Blanca.
Informes de última hora de la cadena CNN indican que al mandatario en su tratamiento se le suministran niveles bajos de oxigeno pero se mantiene con un estado febril alto.
Mientras tanto un informe de la cadena BBC señala que una conferencia de prensa del equipo médico del presidente el sábado solo creó confusión en lugar de claridad.
Ese día el doctor Sean Conely dijo que el gobernante Trump evolucionaba favorablemente luego de ser diagnosticado como positivo al coronavirus causante de la Covid-19.
Precisa BBC que la línea de tiempo se enturbió todavía más por la revelación de que el presidente recibió un tratamiento antiviral 48 horas antes del anuncio de que dio positivo.
Durante su comparecencia Conley trató de brindar una imagen positiva de la condición de Trump aunque se mostró reticente a comentar sobre si este llegó a recibir oxígeno para ayudarlo a respirar.
Minutos después de que concluyera la cita de prensa con el equipo médico, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, mostró un tono muy diferente y afirmó a la prensa reunida que ‘los signos vitales del presidente durante las últimas 24 horas fueron muy preocupantes y las próximas 48 horas serán vitales en términos de su cuidado’.
Además de las preocupaciones por la salud de Trump y su esposa, existe alarma por la salud de otras ocho personas cercanas a él, con las que estuvo en contacto y que en días recientes contrajeron la enfermedad.
Entre los allegados al mandatario que se han infectado se incluyen su director de campaña, Bill Stepien, su asesor de campaña, Chris Christie, su exasesora Kellyanne Conway, la presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna McDaniel, los senadores republicanos Mike Lee y Thom Tillis, John Jenkins, presidente de la Universidad deNotre Dame, y Hope Hicks, asesora de Trump.
Hasta ahora la mezcla de mensajes sobre la situación crea confusión y una crisis de credibilidad e, incluso, hasta ahora se desconoce cómo y dónde el presidente contrajo la enfermedad, dado su rechazo a seguir las indicaciones de los expertos para evitar el contagio, entre ellas el uso de mascarilla.
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