El terremoto que sacudió a Cuba (+video)

El sismo de este 28 de enero es el de mayor magnitud registrado en la isla desde que se cuenta con estaciones sismológicas, surgidas a partir de 1964. En Sancti Spíritus se dispararon las alarmas

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Habitantes del 12 Plantas en Sancti Spíritus bajaron hasta la calle en busca de mayor resguardo. (Foto: José A. Rodríguez/ Escambray)
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Habitantes del 12 Plantas en Sancti Spíritus bajaron hasta la calle en busca de mayor resguardo. (Foto: José A. Rodríguez/ Escambray)

Habrían pasado escasos nueve minutos después de las 2:00 de la tarde de este 28 de enero cuando plantaron ante mí la encomienda: “Llama urgente al Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Santiago de Cuba”. Después, me dieron la noticia de lo que suponían ya sabía yo: “Acaba de temblar la tierra, aquí la gente dice que lo sintió”.

Pero en la Redacción Digital Rosario, Lianny y yo permanecimos ajenas al suceso. Abajo, en el sótano de Escambray, embebidas, como estábamos, en el video de Emely, la niña que le canta a Martí, teníamos sentidos solo para ella. Terminado de colocar el material en Internet, subí las escaleras, radiante de emoción. Y ahí mismo cambió todo.

Demoraría en conocer las historias de mi gente: la recepcionista a quien le entraron taquicardias luego de una sacudida en su silla, el corrector al que el baño se le movió debajo; la colega que, ante un movimiento del asiento, soltó el teléfono e informó que la tierra temblaba; el sobrino en Bayamo que confirmó la anomalía al ver moverse el agua de la pecera; la hermana doctora, que se pasó toda la tarde con la cabeza “atontada” y síntomas de agitación.

Antes, escucharía los testimonios de vecinos del 12 Plantas, grabados con toda premura por nuestro fotógrafo de Audiovisuales Escambray en los bajos del inmueble y colocados poco después en la página digital: la joven que sintió mareos en un balcón movedizo, aunque achacó esa sensación a sus padecimientos cervicales; la mujer que, alarmada por las vibraciones en su sofá y el piso, llamó a la vecina para saber si trabajaban allí con un taladro…

AL HABLA CON EL CENAIS

Poco después de la encomienda y en medio de una telefonía colapsada, tenía del otro lado de la línea al doctor en Ciencias Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional y vicedirector técnico del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais). Cortés, y con el mínimo de tiempo para atenderme, declaró: “Preliminarmente, magnitud 6,9; epicentro al oeste de Cabo Cruz”. Alcanzaría a indagar, apenas, por los reportes de perceptibilidad, y escuchar: “En toda Cuba”.

Con el doctor Arango hablaríamos de nuevo en la mañana del 29 de enero, terminada una comparecencia suya por la Radio de Santiago de Cuba. Ofrecería más información y aclararía dudas, como esa relativa a la sensación de vértigo que muchas personas han referido ante este terremoto.

“Al haberse producido lejos del territorio crea una onda de largo período, por eso demora más y produce en quienes lo perciben esa sensación de mareo”, explicó. Comentó también otro dato interesante: “Hasta las 6:00 a.m. del día de hoy, aunque es posible que hayan ocurrido más, se habían registrado 278 nuevos sismos por el Servicio Sismológico Nacional, 21 de ellos con magnitud mayor de 2.5 alrededor del epicentro. En la zona de Islas Caimán, situada a 250 kilómetros más al oeste, han ocurrido 86 sismos o terremotos, que se suceden más desde la noche de ayer. No se pueden tomar como réplicas, ya que se trata de zonas de ruptura nueva”.

El alboroto no fue en vano este 28 de enero, ya estremecido desde el amanecer con el Desfile Martiano en cada uno de los territorios de Cuba, al conmemorarse un nuevo aniversario del natalicio del Apóstol: el sismo del pasado martes es el de mayor magnitud que se ha registrado en el país desde que se cuenta con estaciones sismológicas, que hoy totalizan 18 y comenzaron a surgir en 1964 en Soroa, Pinar del Río.

“El mayor evento de su tipo registrado antes de este fue el ocurrido en Cabo Cruz el 25 de mayo de 1992, que tuvo una magnitud de 6.9 grados”, precisó Arango y advirtió que hay registros históricos de terremotos mayores, pero que cuando aquello no se medían. El propio centro donde labora ha asegurado en las últimas jornadas —para tranquilidad general— que, teniendo en cuenta el mecanismo geológico de la falla Oriente, no existe peligro de tsunami para Cuba.

VATICINIOS

En un material publicado en estas mismas páginas el 13 de junio del 2015 bajo el título “La tierra se mueve”, el colega Luis Herrera Yanes advertía sobre la necesidad de prestar más atención a las actividades de preparación y prevención en la gestión de riesgos. Señalaba que, atendiendo al alto registro en Cuba de sismos (más de 6 870 en el 2014), el sistema nacional de Defensa Civil había incluido en el Ejercicio Meteoro 2015 la preparación para enfrentar sismos de gran intensidad y maremotos.

Sobre el tema disertaba en aquella oportunidad el máster en Ciencias Félix Pentón Hernández, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en Sancti Spíritus, quien sostenía que se justificaba la alerta de peligro de sismos de gran intensidad para la provincia de Sancti Spíritus y aclaraba: “Aunque el riesgo es menor que en la región oriental del país, no estamos exentos de ser afectados, incluso por un tsunami o maremoto”.

Recordaba también el investigador que la provincia cuenta con zonas sismogénicas o fallas de interior de placa, al tiempo que recibe la incidencia de otras ubicadas en territorios vecinos. Mencionaba eventos telúricos perceptibles en la historia sismológica de Sancti Spíritus, entre ellos dos de mayor magnitud: el de 1943, en la zona de Trinidad, con las mayores afectaciones registradas en la historia de la provincia; y el de 1976, con 5.5 grados, en la zona de La Felicidad, Topes de Collantes, también en Trinidad.

“De acuerdo con los escenarios más probables de generación de maremotos en el Caribe, los asentamientos poblacionales de Tunas de Zaza-Médano y Casilda, ubicados en la costa sur, pudieran ser afectados por un fenómeno de ese tipo originado por un sismo de gran intensidad que se registre en el sur de las islas Gran Caimán”, especificaba Pentón Hernández.

Lanzaba, además, su advertencia: “El 50 por ciento de los tsunamis se presentan, primero, como un recogimiento del mar que deja en seco grandes extensiones del fondo marino para después avanzar hacia la costa como una gran ola a velocidad superior a los 100 kilómetros por hora. En un caso así, las olas tardarían de 3 a 5 horas en llegar a la costa sur de la provincia”. Y ofrecía recomendaciones a tomar en cuenta ante escenarios como el que se acaba de vivir en la Mayor de Las Antillas.

Según aseveraciones de expertos, la zona entre el oriente de Cuba y Jamaica resulta muy propensa a sufrir frecuentes terremotos, aunque no suelen ser, dicen, de una magnitud tan elevada como la del martes 28 de enero. En contraposición a la creencia de que es Santiago de Cuba el territorio más golpeado por los terremotos, el epicentro de los dos más potentes registrados en la isla ha estado próximo a Cabo Cruz, en la provincia de Granma, y el último de ellos tuvo perceptibilidad en todas las provincias del país.

LA DEFENSA CIVIL ALERTA

Afortunadamente, ya se empiezan a difundir y a escuchar las alertas sobre modos de comportamiento a observar ante fenómenos que amenazan con volverse cada vez más cotidianos. “La primera recomendación es conocer de antemano las zonas más seguras dentro de la vivienda, que son los umbrales de las puertas, debajo de mesas u otras superficies que ofrezcan protección ante un derrumbe y lejos de puertas, ventanas, muebles u objetos de cristal”, indicó Roldán Rodríguez Luna, jefe de la Defensa Civil en la provincia.

 “Fuera del domicilio, debe buscarse protección en áreas abiertas y alejadas de edificios, árboles y postes eléctricos. Durante o después del sismo no deben usarse elevadores; desde que se tenga la percepción del mismo es prudente desconectar los servicios de gas, corriente y agua; tener a mano medios portátiles de comunicación y orientación, como radios de pila, celulares y linternas”, especificó. “Es muy importante mantener la calma y no correr atropelladamente, empujar o gritar. También, salir siempre con el documento de identificación”, amplió.

Mi asociación deviene inevitable: 19 de febrero de 1976, 1:59 p.m. Un sismo de magnitud 5.6 con epicentro en Pilón sacude buena parte del territorio oriental. Pánico en los centros internos del plan Veguitas: edificios rajados, escaleras en colapso por multitudes que corrían, alumnos y trabajadores que se lanzaban al primer piso, daños humanos asociados al pavor y a la falta de información…

Escambray procura contribuir. El camino, inevitablemente, es el conocimiento.

Delia Proenza y y Adriana Alfonso

Texto de Delia Proenza y y Adriana Alfonso
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

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