Ofrendas florales a nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de la Asamblea Nacional, el Consejo de Estado, el pueblo de Cuba y de los familiares de los mártires fueron depositadas ante la tarja a la memoria de los combatientes caídos el 30 de noviembre de 1956.
Una representación de la población santiaguera participó en el homenaje -presidido por Lázaro Expósito, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en esta provincia, y Beatriz Johnson, gobernadora de Santiago de Cuba- en la Antigua Estación de Policía del Intendente, sitio atacado por los revolucionarios hace 64 años.
Luis Cuenca Pupo, combatiente de la lucha clandestina, expresó a los presentes cómo el asalto organizado por Frank País ese glorioso día constituyó la respuesta de los jóvenes orientales a la gesta moncadista.
Nacieron el 30 de noviembre varios símbolos para la nación cubana: las figuras de Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parrellada, quienes abonaron con su sangre el camino hacia la libertad, el color verde olivo representativo de nuestras Fuerzas Armadas y el brazalete rojo y negro del Movimiento 26 de julio, dijo.
Creció la insignia de Santiago de Cuba como ciudad rebelde, y no pudieron los batistianos repetir la masacre del Moncada (1953) hacia los rebeldes porque la acción ganó la dimensión de pueblo, agregó el General de Brigada de la Reserva.
Yaneidys Hechavarria, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en la conocida como Ciudad Héroe, manifestó que los santiagueros de hoy son continuidad de los combatientes del 30 de noviembre, pues los indómitos trabajan por mantener las conquistas de la Revolución cubana.
Si bien hubo acciones en varios lugares del país, para apoyar el desembarco de los expedicionarios del yate Granma, la localidad santiaguera fue el corazón de aquella jornada.
Al respecto, Frank País García, líder de la lucha clandestina, expresó en el periódico Revolución en febrero de 1957: La población entera de Santiago, enardecida y aliada de los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos.
El Alzamiento del 30 de Noviembre de 1956 tenía como propósito principal apoyar el desembarco del Granma, embarcación procedente de México con una expedición liderada por Fidel Castro para comenzar la insurrección armada contra la dictadura batistiana, que culminó con el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.
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