Aunque lo ha hecho miles de veces desde que definió que lo suyo sería el tiro deportivo, Eglys de la Cruz Farfán, ha retomado por obligación los disparos desde el hogar, la única opción que hasta ahora le ha dejado el aislamiento que impone la COVID-19; sobre todo por la compleja situación que atraviesa la capital cubana, donde vive la emblemática atleta, una de las primeras clasificadas por Cuba a los Juegos Olímpicos de Tokio, reprogramados ahora para el 2021.
Justo esa garantía le ofrece la motivación para imponerse diariamente a los inconvenientes que le provoca el entrenamiento en casa, mucho más porque tampoco pudo viajar a su natal Sancti Spíritus, donde estaba anunciada una base de entrenamiento.
Así lo confirma a Escambray, a través del teléfono en uno de los pocos espacios que le dejan las sesiones, seguidas de cerca por su entrenador Yoleisis Lois.
“Aquí estamos haciendo estática contra la pared, tiros en seco, como si fuera en el campo de entrenamiento. También trabajamos lo físico, con ejercicios de fuerza, planchas, abdominales y algunos movimientos para la columna y la cervical, que son imprescindibles para un tirador”.
Y claro que es consciente de que le falta el cake a esta fiesta: las balas. De hecho, según nos comenta Eglys, no ve una desde marzo, cuando cumplió una base de entrenamiento en El Salvador.
“Eso sí afecta, como es lógico, porque tienes que ver y oír el disparo, aunque la puntería no se pierde del todo porque uno tiene la maestría de muchos años”.
Para compensar un poco esta limitante, la multimedallista internacional ya tiene en la diana algunas alternativas: “Si la situación sigue complicada, ya estamos viendo cómo hacer en casa o en la que tenemos al lado para tirar y simular un aire a diez metros”.
Al seguir el desempeño de sus posibles rivales en Tokio 2020, la espirituana sabe que ellos han buscado variantes para mantenerse activos, incluidos varios torneos por Internet, sobre todo los europeos, una práctica que aquí resulta imposible al no disponer de la tecnología.
Por lo pronto, lo más importante es mantenerse en forma y protegerse, lo mismo que su familia. Por eso limita las salidas, a menos que tenga alguna urgencia doméstica.
Y hace lo que menos trabajo le cuesta: acopio de paciencia, el arma fundamental que la ha llevado a reinar en el tiro continental y a tener el privilegio de ser la única tiradora cubana en lograr una medalla en Juegos Olímpicos: la de bronce de Beijing 2008, una hazaña que le mantiene en vilo sus esperanzas cuando espera concretar otra proeza: la de intervenir en su quinta cita bajo los cinco aros.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.