El episodio meteorológico llamado Eta

Los espirituanos, después de disfrutar de un domingo soleado y seco, amanecieron boquiabiertos el lunes ante unos despampanantes aguaceros que volvieron a acumular láminas superiores a los 100 milímetros en diversas zonas de la provincia

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La crecida del río Agabama afecta al poblado del Crucero Bandomo , Trinidad. (Foto Ana Martha Panadés/Facebook)
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La crecida del río Agabama afecta al poblado del Crucero Bandomo , Trinidad. (Foto Ana Martha Panadés/Facebook)

Cuando se mira desde fuera de la Meteorología el rumbo zigzagueante de Eta, da la impresión de que estuviera jugando a los escondidos con los radares, porque pocas veces se ha visto a un evento de este tipo trazar una ruta tan antojadiza, como si pareciera que por momentos se movía por las curvas de El Yigre, en la carretera de Yaguajay.

Resulta que Eta ha transitado por todas las denominaciones, en algunas, más de una vez: depresión tropical, tormenta tropical, huracán y hasta tormenta subtropical con pronósticos de convertirse otra vez en huracán. Tal vez para los entendidos en la materia, tal abanico de mutaciones es un asunto cotidiano; para el espectador común se torna increíble vivir estas lecciones de la naturaleza.

Fuera de la Meteorología, cualquiera diría que la caprichosa brújula que guió a Eta necesita, cuando menos, recetearse. Es que desde que la tormenta enfiló su proa hacia Cuba, hasta los meteorólogos debieron exprimir sus conocimientos para vaticinar un rumbo que coqueteó con media isla, por poco hace naufragar el pronóstico, hasta que finalmente se cumplió el anuncio que predecía a última hora un punto entre Sancti Spíritus y Ciego de Ávila.

Si alguien llegó a pensar que tantas medidas y precauciones resultaron excesivas, se equivoca; máxime, en medio de la batalla frente a la pandemia. Porque acabamos de asistir a una clase de la naturaleza que nos revela cuán impredecibles se tornan estos fenómenos. Eta llegó a estar debajo de Trinidad, luego a menos de 100 kilómetros de Tunas de Zaza; sin embargo, penetró más al Este y, para ponerle más suspenso a su trayectoria, desfasó los horarios de los pronósticos, tanto que casi le coge el amanecer sin tocar tierra, hecho que ocurrió al filo de las 4:30 a.m.

Aunque la provincia volvió a vivir la tensión de la fase de Alarma y las oportunas precauciones se adueñaron de todo Sancti Spíritus, los efectos de la tormenta en un primer momento se concentraron en territorios que no habían sido de los más castigados últimamente por las intensas lluvias.

Por eso a muchos extrañó que ante un vaticinio de diluvio, las noticias del chaparrón y las inundaciones no se originaran ese domingo en Trinidad, Casilda, la montaña, el Agabama, FNTA, Caracusey…; mientras no pocos quedaron a la espera del llenado de la Zaza. Lo cierto es que las fotogénicas crecidas de los ríos Zaza, Agabama y Yayabo resultaron opacadas, en esa jornada, por otros cauces menos mediáticos: Jatibonico del Norte, arroyo Corrales, Máximo, Guata, Aguacate…

Hasta las célebres comunidades de Tunas de Zaza y El Médano casi pasan del peligro principal a un segundo plano, a no ser por ese desvelo estatal de proteger las vidas. Si hace poco más de dos meses sus pobladores enfrentaron la tormenta tropical Laura sentados en los portales de las casas, ahora madrugaron para la evacuación, porque, además del rumbo amenazante del meteoro, contaba también la variable de que la Zaza tuviera que aliviar y esos truenos sí asustan a los nativos del litoral.

Solo los dioses sabrán por qué Eta, después de estar tan cerca, les perdonó la vida a los dos asentamientos costeros, entre los más castigados y vulnerables ante embates de este tipo.

Sin embargo, las lluvias de la tormenta se ensañaron esta vez con los arrozales de Sur del Jíbaro, los cañaverales de Jatibonico, esa ciudad, otras comunidades del municipio y, como siempre, el arroyo Corrales puso en apuros al asentamiento de Juan Benítez, una zona muy vulnerable a las crecidas; aunque, valga aclarar que no es tan así como dicen algunos, de que orina una rana y se desborda el cauce, Eta empapó ese territorio.

Pero, si un río le quitó el protagonismo el domingo al mismísimo Agabama fue el Máximo, al extremo de que casi ahoga el barrio Sansariq, en pleno pueblo de Yaguajay, y también el batey de Vitoria, donde la inundación se volvió un mar.

Todo indica que en el plano habitacional fue el municipio de Yaguajay, por la concentración de asentamientos, el más castigado por las crecidas de ríos y arroyos. Si violenta fue la avenida que experimentó la cabecera en su barrio más bajo, no menos espectacular resultó la crecida de los ríos Guata y Aguacate que se adueñaron de medio Mayajigua. Situaciones parecidas vivieron los vecinos de Centeno, La Elisa, Siboney…; mientras, la soberbia del río Jatibonico del Norte cortó el paso hacia las comunidades de El Río y Los Ramones, esta última todavía incomunicada por carretera.

Para darle más contrastes a este episodio meteorológico llamado Eta, los espirituanos, después de disfrutar de un domingo soleado y seco, amanecieron boquiabiertos el lunes ante unos despampanantes aguaceros que volvieron a acumular láminas superiores a los 100 milímetros en diversas zonas de la provincia, sin que dejara de llover prácticamente en todo el día.

Cuando pensábamos que se acercaba para Cuba el final de la película Eta y la tormenta corcoveaba en el golfo de México, las bandas de alimentación de lluvias siguen posadas el martes en la región central, entonces para Sancti Spíritus empezó un capítulo que sí estamos acostumbrados a ver.

Entonces Trinidad, con su geografía montañosa y la cuenca del Agabama ocuparon el protagonismo que imponen allí las soberbias inundaciones que vuelven un mar esa zona y crean el peligro en todos los asentamientos aledaños: Caracusey, La Paloma, FNTA…; la misma película que viven desde el amanecer en la comunidad fomentense de Agabama.

Durante lunes y martes las precipitaciones han desbordados los pluviómetros en casi toda la provincia y los torrenciales aguaceros se posaron también en la cuenca del río Zaza y cuando muchos pensaban que Eta dejaría con sed a la presa de igual nombre, los grandes escurrimientos vaticinan hasta que pudiera llenarse y todavía no sabemos el final que depara la película de Eta a Sancti Spiritus.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. Y desde cuando Alabama se movió para Fomento??

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