Siempre le atrajo la Matemática, aunque no pensaba en el magisterio. Se esmeraba para no salir mal en las calificaciones, puesto que el profesor Gilberto Escobar, un hombre de Villa Clara a quien jamás olvidó, decía —en los años de fogueo en el campo durante el preuniversitario en Pojabo— que el monitor de la asignatura no podía desaprobar. Muy por el contrario, aseguraba, debía alcanzar siempre el máximo de puntos.
Cuando la década del 60 expiraba y él cursaba el duodécimo grado, se necesitaban maestros y solicitaron a los monitores pasar un curso preparatorio. Entonces Elpidio Morales Valle se enroló junto a otros muchachos en una aventura que definiría su vida: trabajaría a la par que estudiaba. Se formó como profesor de Secundaria Básica y más tarde un pedagogo de apellido Del Pino, de la Universidad Central de Las Villas, se encargó de enseñarles no solo la manera de afrontar una prueba y vencerla, sino también el modo de alcanzar más puntos.
“Daba Cálculo, tenía doble doctorado. Iba a muchas conferencias nacionales e internacionales y nos facilitaba libros que compraba en La Habana. Hacía la formación vocacional sin nosotros darnos cuenta”, evoca, desde la sala de su casa en el mismo corazón de la cabecera provincial, los años en que cursaba estudios en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Santa Clara.
Luego de iniciarse en las aulas de la Enseñanza Media, fueron los grados más próximos a la Educación Superior los que lograron atarlo definitivamente, quizás porque era fácil pulsar la avidez de conocimientos de sus discípulos, o porque los resultados de su esfuerzo se tornaban medibles en poco tiempo.
“Comencé en el preuniversitario Sergio González, ubicado en Pojabo; entré como jefe de Cátedra y ocupé cargos de dirección. Después pasé al Eusebio Olivera, centro del mismo tipo que inicialmente también radicaba en el campo y más tarde sería vocacional, para especializarse finalmente en las Ciencias Exactas. Allí fui director por 12 años, entre 1988 y el 2000”.
Lo cuenta con total naturalidad, como si no le hubiese imprimido al centro, del que se despidió años después, un sello especial. En ese empeño le acompañarían profesores que ayudaron a ganarle a la institución un lugar de privilegio en los resultados de cada una de las asignaturas, como también en los exámenes de ingreso a la universidad.
ANGUSTIAS Y SATISFACCIONES
Justo a ese empeño de curtir a los discípulos en la llamada reina de las ciencias durante el preámbulo de sus carreras se fue entregando él poco a poco, al punto de que lo convirtió casi en su objetivo de vida. Disfruta los resultados cada vez, como si se tratase de hijos suyos, y si se le pregunta por los momentos más sublimes dentro del magisterio extrae de sus recuerdos los rostros felices de sus alumnos, algunos de fisonomía casi irreconocible, cuando le dicen al cabo de los años: “Profe, ¿se acuerda de cómo yo aprendí Matemática con usted?”.
Finalizada su labor en el IPVCE, se entregó al alumnado de la escuela Eliseo Reyes, de la Enseñanza Técnica y Profesional, a cuyo colectivo docente y aparato directivo les reconoce la excelente organización. Luego preparó a trabajadores que cursaban la Facultad Obrera y Campesina y aspiraban a estudios superiores. Allí se acogió a la jubilación, en el 2016.
“Siempre mantuve un contrato para dar clases al grado 12 en el Honorato del Castillo. Era una necesidad, porque no había maestros de Matemática”, detalla. Le atrae el momento en que se deciden los destinos del alumnado y es, como profesor y repasador, un punto de referencia para las familias. “Mientras los entreno para el ingreso siento que cumplo con una labor importantísima en la Educación. He logrado que algunos con grandes dificultades se sumen, aprueben y adquieran conocimientos de verdad”, explica con pasión.
“Las personas le echan la culpa al estudiante cuando sale mal, y yo creo que la culpa es de que no se ha dispuesto de maestros que puedan ciclar por los tres grados. Lo correcto sería eso, o que en cada uno de ellos hubiera un buen profesor”, considera.
De sus padres campesinos aprendió el respeto, la honestidad y la sensibilidad. Es lo que transmite, junto a su sabiduría. Lo que más le ha angustiado en su carrera es llegar a una escuela y no encontrar organización, que las cosas no fluyan bien o que quienes dirigen no hagan lo que les corresponde.
¿Por qué considera determinante el dominio de la Matemática?
Porque es la materia que desarrolla el pensamiento lógico para la vida en general. Amplía el diapasón de la persona y permite que el intelecto se haga más desarrollador. De quien no sabe Matemática no saldrá un buen profesional, porque le faltan herramientas. Por eso me alegro siempre de que alguien muy bueno en Matemática pida, por ejemplo, Medicina, ya que de ahí puede salir desde un muy buen médico hasta un excelente científico.
Gilberto Escobar:
Con gran satisfacción leí el artículo del Periódico Escambray sobre el profesor Elpidio Morales, alguien que se ha ganado ese estatus de maestro con su esfuerzo personal. Tuve la dicha de haber contribuido levemente en su formación profesional. Admiro su memoria después de 49 años de nuestra experiencia en Pojabo, el alumno y yo profesor de Matemática. Me hizo recordar frases que dije y había olvidado. Solo me resta recordar una frase que me acompaña siempre y que dijo el Padre Félix Varela»…la mayor gloria de un maestro es hablar por boca de sus alumnos…» Eso hacen cada día sus alumnos, felicidades profesor, la Matemática le reserva un lugar en la gloria.
Es importante destacar también la calidad del ser humano para la enseñanza y educación del alumnado, más en estos tiempos donde tantas cosas son diferentes en los jóvenes de hoy, Elpidio es un ejemplo de esta generación dorada como también lo son Armando (mi papá), Migdalia, Catalina, Isabelita, Farfán, Carbonell, Chelo, Los Orsini, Alberdi, Félix, Tairé, Carlos Cebrango y otros.
Que nadie dude que la calidad humana es lo principal para enfrentar un aula, Elpidio es una gran persona, amigo y un súper padre y guía de familia, ese es el tipo de persona que necesita la humanidad, Gracias Elpidín !! y agradecerle a la periodista por tan bonito gesto de escribir a cerca de la “olvidada y noble profesión del magisterio”
El profe Elpidio, siempre un ejemplo de profesor, padre amigo. Tuve el honor de estudiar cuando dirigía el IPVCE y me consta su dedicación al igual de la de varios profesores de esa institución. Mis más sinceras felicitaciones por su labor.
Elpidio fué mi profesor de matemáticas en el Eusebio Olivera, no recuerdo en que grado, pero si recuerdo que mi decisión de estudiar matemáticas y ser profesor de la asignatura en gran parte se debe a sus clases, las de la profesora Ileana y de Eberto que en ese momento era el director de la escuela y me impartía el curso facultativo de esa asignatura que siempre me gustó. Que tiempos aquellos que añoramos los de mi generación. Muchas felicidades profe.
Es importante publicar el trabajo realizado por este profesor.
Es una manera de estimularlo y sirve también para que los más jóvenes se decidan a estudiar la carrera de profesor de matemática. Hay q pensar más en el relevo!
Felicidades Elpidio .
Le recomiendo a la periodista q siga escribiendo sobre el tema.
Excelente profesor, gran conocedor de las matemáticas tuve el gran honor de ser su alumno en el curso 1985-1986 cuando empezo la vocacional en pojabo
Tengo la satisfacción de conocer a Elpidio desde que ambos nos iniciamos en el magisterio hace casi medio siglo,el junto a los Orsini,Feliz González,Ciro Brito,Chelo, Tomasito etc es de lo mejor de las Matemáticas y de la pedagogía en general.Mis saludos a ese gran maestro y ser humano PROFESOR..con mayúsculas,de los que he conocido muy pocos
Me siento feliz y orgullosa de esta breve reseña sobre la trayectoria de alguien a quien no solo quiero sino también respeto pues no solo fue mi director durante el trayecto de mi pre universitario en el IPVC Eusebio Olivera sino q además es mi tío y hoy soy médico orgullosa de mi profesión y de haber salido del mismo seno familiar. Pobres campesinos pero con una gran humildad donde inperaba el respeto y el amor.Felicidades.
Excelente profesor y una gran persona y unido a los nombrados creo que también hay que reconocer muchos profesores de matemática que han trabajado en secundaria y preuniversitario que han contribuido al ingreso de muchos estudiantes a la educación superior como, por ejemplo, Catalina, Carbonell, Alberdi, Taire, Armando y otros muchos que no recuerdo sus nombres (si alguien los recuerda por favor nombrar) que trabajaron por años en los IPUEC