El sistema de salud cubano es el más humanista del mundo

Asegura Alejandro Alfonso Martín, joven espirituano que en medio de los azotes de Eta al territorio provincial recibió atenciones de excelencia como sospechoso de la COVID-19

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Todo cubano tiene que estar agradecido del sistema de salud de nuestro país, asegura Alejando. (Foto: Delia Proenza/ Escambray)
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Todo cubano tiene que estar agradecido del sistema de salud de nuestro país, asegura Alejando. (Foto: Delia Proenza/ Escambray)

Todo fue sumamente rápido: un dolor de garganta que progresó en intensidad hasta casi impedirle tragar, la visita al consultorio del médico de la familia cercano, la remisión a un centro de aislamiento y el ingreso en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Lino Salabarría.

La de Alejandro Alfonso Martín, residente en la zona sur de la cabecera provincial, es una historia de agradecimiento. Con 25 años, estudiante de Licenciatura en Construcción Civil y trabajador de la Empresa de Construcción y Montaje de Sancti Spíritus, asegura que nunca estuvo becado, por lo que sus primeras experiencias en un albergue fueron la de abril pasado, cuando contrajo el dengue y fue atendido en el Politécnico de la Salud, y esta oportunidad, en la que se sospechaba que fuera portador del SARS-CoV-2, en atención a sus síntomas.

 “Aquella vez salí muy agradecido del centro, pero en esta oportunidad se sobrepasaron todas mis expectativas. Ingresé el viernes 6 de noviembre y salí el miércoles 11. Los impactos de la tormenta tropical Eta sucedieron estando yo allá y, por precaución, nos bajaron del cuarto al segundo piso. También reforzaron las atenciones, que fueron magníficas en todo momento. Lo único que percibimos fueron las abundantes lluvias”, revela.

Cuenta que los médicos y los enfermeros pasaban tres veces al día para verificar la condición de los enfermos, y que podía percibirse una verdadera preocupación por el estado de salud de cada uno de ellos. Si alguien era portador de una enfermedad crónica y no llevaba sus medicamentos, se los suministraban.

Al hacer el recuento se detiene en el personal de apoyo del centro estudiantil, cuyos profesores y entrenadores, alega, de forma totalmente voluntaria asumían las tareas de limpieza, suministro de alimentos y un trabajo psicológico que caló en sus ánimos al punto de hacerle aseverar, conmovido: “Lo único que les faltó fue cargarnos. Yo estoy seguro de que en otras circunstancias nos habrían abrazado, como es costumbre entre nosotros cuando quieres darle fuerzas a alguien”.

Al momento en que el resultado de su prueba de PCR estuvo listo ya estaba siendo tratado, además de con los fármacos indicados para el nuevo coronavirus, que incluían el Heberferón, la Caletra y la Cloroquina, con un antibiótico para su afección de garganta.

¿Qué sentiste cuanto te dijeron que eras negativo a la COVID-19?

“Ahí te viene todo, los pensamientos que tenías malos se te borran y vienen los nuevos. Eso no eso no tiene descripción. Yo no lloré, pero hubo personas que sí lo hicieron. En ese momento piensas en cada una de las personas a las que pudiste haber salvado al no estar enfermo, en que no tuvieron que pasar por lo que tú pasaste. Inicialmente di una lista de 10 contactos, si salía positivo tenía que agrandarla, pero quien peor iba a salir si yo resultaba positivo era mi abuela”, cuenta en la sala de su casa, con humedad en los ojos y una voz al punto de quebrarse.

¿Agradecido?

“¡Sí, sí, muchacha! Todo cubano tiene que estar agradecido del sistema de salud de nuestro país. Tenemos defectos, eso lo sabemos, y no es el mejor del mundo, pero sí es el más humano. Conocemos las limitaciones económicas que hay ahora mismo en Cuba y también sentimos el recrudecimiento del bloqueo, la Ley Helms-Burton, los problemas mundiales que se han agudizado a raíz de la pandemia, el encarecimiento de los productos.

“Un tratamiento a un enfermo de COVID-19 sale bastante caro, y mira cuántos enfermos, y hasta sospechosos de estar enfermos se han tratado. El mismo medicamento que me estaban dando, uno de ellos, porque soy hipertenso, no era cubano, estaba comprándose específicamente nada más para los pacientes que padecían de enfermedades crónicas no transmisibles, a fin de que el efecto de la COVID-19 no fuera tan agresivo sobre su organismo”.

Lo de Alejandro no pasó de un susto, en el que estuvo atendido por anticipado para evitar que el virus que ha puesto al mundo patas arriba lo afectara demasiado. Lo suyo fue una muestra de lo que escuchamos a diario de parte de las autoridades sanitarias: ante síntomas que coincidan con los de la enfermedad debemos tratar al paciente como si la tuviera, hasta que se demuestre lo contrario.

Y junto a la comprobación de la efectividad del sistema que se ha montado en Cuba para enfrentar y contener la enfermedad, el joven aprendió a valorar mucho más la utilidad de las medidas preventivas. Por eso, mientras su abuela Norma sirve un café que tanto a él como a mí nos sabe a gloria, declara: “Si antes de este contratiempo yo usaba dos nasobucos, ahora creo que me voy a poner tres”.

Delia Proenza y y Adriana Alfonso

Texto de Delia Proenza y y Adriana Alfonso
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

3 comentarios

  1. Yo le preguntaría a Delia y a Alejandro, aparte del de Cuba, qué otros sistemas de salud del mundo conocen ellos a fondo. Porque es que solo así, teniendo un conocimiento profundo del sistema de los demás, es que se puede sostener tan magna aseveración…si quieren me pueden responder aquí mismo…recuerden que existen actualmente unos 194 países soberanos sobre este planeta…bueno, solo les quedan solo 193… una bicoca…

    • Delia Rosa Proenza

      Jorge, si leyó bien ahí se expresa la opinión del joven, no de la periodista. Cada quien tiene derecho a expresar lo que piensa, ¿no?, pero yendo a su lógica ¿Debería alguien visitar cada país del mundo, vivir en él y conocer a fondo cada detalle de los mismos para poder establecer comparaciones? No creo eso, no en este siglo donde buena parte de la realidad mundial es posible conocerla por las vías que usted seguramente conoce tan bien como yo.
      ¿Usted qué cree? ¿No es, a su juicio, el sistema de salud cubano uno muy humanista? Yo, con los conocimientos que tengo por diferentes vías, me atrevería a asegurar que lo es. Para Alejando es el más humano del mundo, es su punto de vista, ¿se lo va usted a cambiar?
      Gracias por leernos.

  2. Maura Betancourt Vera

    Estaremos siempre agradecidos con el gobierno del país pues en esta etapa de covid se han atendido las personas aplicándoles todos los avances en el campo científico q existe q sirven para mejorar y combatir la enfermedad

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