“Emily no tiene nada en el ojitoˮ, repitió Elizabet tantas veces como pudo; tal vez confundida por ese temor que toda madre experimenta cuando algo anda mal en su hijo. Pero aquella mañana decidió llevar a su niña a la consulta de Oftalmología con la esperanza de que todo saliera bien.
Al terminar el chequeo médico notó que algo estaba mal. No estaba segura. La doctora tampoco pudo explicarle y simplemente colocó en sus manos temblorosas el remitido donde resaltaba la palabra urgencia.
Aquel papel que intentaba descifrar pasaba de mano en mano. Los médicos lo leían y sus rostros se transformaban. Solo uno de ellos pudo disimular la preocupación y le informó que la atención necesaria para la niña la encontraría en el Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pardo Ferrer, en La Habana.
En la capital, la madre primeriza y soltera, encontró la respuesta que transformó su vida. El señor de la bata blanca le explicaba el diagnóstico en términos médicos. Retinoblastoma, fue lo que repitió dos veces. Ella lo miraba hipnotizada. Él esperaba que le pidiera una explicación más clara. No fue necesario. Aunque interrumpió la licenciatura en Rehabilitación de la Salud por el inesperado embarazo, en los cuatro años de estudio pudo conocer que es una neoplasia maligna de la infancia con origen en las células de la retina de los ojos.
Salió desorientada de la consulta. Reclamó. Sí, le reclamó a la vida, a la suerte, a un Dios. ¿Por qué? Es la pregunta que le atormenta la cabeza ¿Por qué si solo tiene un año y cuatro meses? ¿Por qué si apenas conoce la vida? ¿Por qué si es tan inocente y pequeña? Tantas interrogantes que nunca tendrán respuestas.
Lloró ese día. Secó con un pañuelo su rostro y prometió que por él no correría ni una lágrima más. Ahora cuenta cada gota del suero. Aguanta fuertemente las manitos de Emily. Tiembla a su lado cuando ve a la enfermera con la jeringuilla. Intenta sonreír cada vez que la pequeña extiende sus diminutos brazos marcados por los incontables pinchazos y le dice en su naciente lenguaje “quecos malos ˮ (médicos malos). Ahora, solo le susurra en su oído que nunca la dejará sola.
En Cuba, el retinoblastoma ocupa el quinto lugar entre los tumores malignos primarios en menores de cinco años y existe una incidencia de seis a ocho casos anuales. Sin embargo, la tasa de supervivencia en la nación caribeña es similar a la de países desarrollados; la mayoría de ellos logran salvarse y llevar una vida normal.
En Cuba, cada amanecer es un regalo para niños como Emily. Infantes que luchan sin proponérselo y son valientes sin saberlo. Pequeños, con el sobrenombre de David, que batallan contra un poderoso Goliat, una enfermedad que intenta robarles la alegría.
Mientras, “quecos malosˮ desde el silencio también lloran, sufren, luchan, pierden y ganan. Salen a diario a enfrentar el cáncer con la esperanza de vencerlo para que Emily comprenda que aquellos de bata blanca y agujas en mano son los héroes, los que sostienen su armadura y le dan la fuerza suficiente para un día derrotar a Goliat.
*Estudiante de Periodismo
Indiscutiblemente me inclino ante este trabajo. Excelente!!!! Creaste la historia tan real que se puede sentir en carne propia. Ese es el verdadero periodismo que más allá de oficialista es humano, que sensibiliza a los lectores. Felicidades para ti Nileyam.
La historia es muy 100% real, yo soy la madre d la niña
Mi amiga muchas gracias por tu apoyo, eres incondicional para mi y para Emily. Las dos te queremos mucho. No tengo palabras para expresar toda la emoción q sentí al leer el artículo. Muchos besos para ti. Te quiero un montón.
Nile no sé si comento como periodista, como tu amiga o como alguien más que vio el trabajo. Pero necesito comentar porque la historia de Emily me llegó y la sentí. ¡Solo un año por Dios! Cuanto espero que se pueda recuperar y pueda tener una vida normal como todos los niños se merecen. Felicidades a ti Nile por el trabajo, me gustó mucho!!
Por eso tenemos que cuidar lo que tenemos,yo como trabajador no falto ni un dia a mi trabajo,para producir riquesas para mi pais y alla dinero para comprarle todos los medicamentos que le hagan falta a EMELY,los niños en CUBA son sagrados,lo primero en CUBA es la Salud y Educacion,como la Alimemtacion de los niños,si trabajamos y producimos todo se salvara,saludos.
Excelente trabajo que demuestra la grandeza de nuestra Revolución. Felicitar al periodista nos reseña de forma narrativa todas las vicisitudes de esa niña y de su joven madre. Nileyam lo lograste, te aseguro que él que lo lea le llegará bien hondo. Te felicito.