Poco menos de dos años atrás uno de sus fundadores lo había asegurado a esta misma reportera: “La transformación ha sido extraordinaria (…) y en estos 55 años el desarrollo que hemos tenido ha sido inmenso, reconocido por nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias y por el país”.
El 23 de enero pasado, con la propiedad que le confería no solo la información recibida de parte de su director general, sino también el recorrido por sus talleres, áreas fabriles e incluso la nueva zona de desarrollo, el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresaba: “El General de Ejército, previsor al fin, definió a este colectivo como magnífico. Hoy podemos apreciar que han sido comprometidos defensores de esa calificación”.
Junto a dicha valoración, que dejó escrita en uno de los afiches de la empresa, plasmó su admiración y respeto por la gente de allí, además de desearle éxitos en el trabajo. Y es que la Empresa Militar Industrial Coronel Francisco Aguiar Rodríguez, fundada en abril de 1963 a partir de los Talleres del Ejército del Centro, no ha dejado en todo este tiempo de pujar, con éxito, por acomodarse a los requerimientos de cada etapa de la vida del país.
Con razón días atrás, pasadas escasas semanas de la visita, sus trabajadores lucían como si les hubiesen insuflado entusiasmo. En plena faena los halló Escambray. Hombres y mujeres mayormente jóvenes (predominan los primeros) apenas apartaban los ojos de la tarea que realizaban en sus áreas respectivas.
Fueron sus producciones, y especialmente su variedad y utilidad para la vida nacional, lo que sorprendió al Presidente mientras departía con algunos de ellos o dialogaba con quienes los dirigen. Su interés fue mayor cuando, en la nave donde se fabrican los biodigestores del tipo salchicha, le explicaron los pormenores del proceso y recibió detalles acerca de la economía en el uso de energía eléctrica que traen aparejada dichos equipos.
Esta vez, ante la curiosidad de los reporteros, Yasmany Cuba, Adrián Concepción y Luis Taboada expusieron los pasos para la conformación de los biodigestores, decisivos también en la protección del medio ambiente al utilizar el gas metano que proviene de las excretas animales procesadas. Hasta aquel día ya habían logrado fabricar 810 unidades, que fueron distribuidas a través de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), su cliente principal, y este año aspiran a producir más de 700.
LOS TENTÁCULOS DE UNA EMPRESA
Sergio Conrado Duardo, director general de la EMI, esbozólos frentes principales en los que labora el conglomerado humano, que ha crecido desde la visita anterior de Escambray. Reparación general, modernización, remotorización y servicios técnicos a vehículos ligeros y pesados; fabricación de ómnibus, furgones y semiómnibus y reparación de equipos agrícolas figuran entre las actividades que emprenden, además de la ya mencionada producción de biodigestores.
También conforman y reparan muebles a partir de fibras tejidas de ratán y mimbre en una fábrica ubicada en Trinidad, que, según sostiene su director, Carlos Michel León Morgado, cuenta con gran demanda y vendió en el pasado año 2.9 millones de pesos. “Tenemos una amplia gama de productos; los principales clientes provienen del Turismo, el Mincin y la corporación Gaviota”, especifica.
Algunas de las producciones representan considerables sumas de ahorro para el país, como es el caso de la reparación integral de tractores. Durante la visita del mandatario cubano, el ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez, ilustró que la compra de una de esas máquinas en mercados internacionales asciende hoy a 32 000 dólares, en tanto allí se salvan muchas de ellas con excelente calidad y a un costo de solo el 30 por ciento del monto mencionado.
En áreas aledañas a la sede central se enmarcan importantes talleres, como el de Tapicería para muebles, capotas y toldos encerados destinados a carros. También, la unidad Fabricación de Equipos de Carga y Personal, donde tienen en proceso más de una decena de furgones como el que vimos allí, con su parte posterior del plástico reforzado con fibra de vidrio salido de la Fábrica de Materiales Compuestos.
“Por ahora es uno solo y ya fue comprado por Geocuba”, explicó el joven Luis Felipe González Díaz, director de la unidad. Tiene 28 años y su rostro lucía feliz mientras aseguraba: “Los próximos van a salir mejores, pues estamos buscando en Internet las variantes más convenientes para perfeccionar el sistema de cierre”. Son óptimos, dice, para el traslado de productos secos, aunque podrían asimilar cárnicos si logran revestirlos con poliespuma, para el mantenimiento de la temperatura.
En la Fábrica de Materiales Compuestos ubicada en la Circunvalante Sur, que entró en funcionamiento a finales del 2017, se percibían el hormigueo habitual y los olores penetrantes típicos de algunas sustancias que allí emplean.
Mientras algún muchacho joven fijaba capas de fibras de vidrio con una resina de aspecto viscoso, otros se sumergían en distintos procederes o acomodaban las piezas resultantes, de más de 50 tipos. Entre ellas se incluyen moldes o partes de medios de transporte, incluidas sillas para ómnibus Girón, caretas de Zil 130, antes importadas; y cabinas de Waz 479. También, tejas traslúcidas para techos.
EL POLÍGONO DEL FUTURO, APERTURA Y BENEFICIOS
La inversión en la que aún se trabaja es el Polígono de Fabricación, enclavado en lo que se conoce como Cerámica Blanca, una obra detenida a raíz del período especial en la zona de Colón. Con cierto atraso en relación con la fecha inicialmente fijada para su conclusión, la obra tiene ya listo un bloque de naves para la iniciar las producciones.
Según sostienen los directivos de la empresa, la referida área será habilitada para conformar en sus locales el ómnibus Girón rural de montaña con triple tracción, ya en prueba, y de los que se prevé producir este año alrededor de 90, cada uno con capacidad para 52 pasajeros.
Recientemente, un colega insistía en denominar con el término Polígono a la EMI en su conjunto, en atención a su condición de “verdadero campo para el estudio, la asimilación de experiencias y la innovación”. Y es realmente eso lo que se percibe allí, con saldos favorables no solo para sus más de 800 trabajadores, sino para el país todo.
Los indicadores económicos, llevados al pie de la letra —o de los números—, hablan de un incremento sustancial de las ventas totales: si en el año 2015 fueron de 16.4 de millones de pesos, en el 2019 ascendieron a 35.6. También crecieron las utilidades antes de deducir impuestos, en aquel año de 3.3 millones de pesos y en el precedente, de 10.2.
Se podría hacer más, afirman los implicados en las labores, directa o indirectamente. El mejor ejemplo es el Taller de Reparación de Motores Eléctricos Industriales, donde turbinas, artículos electrodomésticos, máquinas de herramientas y de refrigeración encuentran “la horma de su zapato” para echar a andar nuevamente. Y es que allí cuentan con la materia prima y el personal calificado —algo que escasea en otras partes—, pero les faltan motores, que hasta ahora se reciben solo del sector estatal.
Luego de todo lo visto y escuchado resulta más fácil entender por qué fue justamente en la Empresa Militar Industrial Coronel Francisco Aguiar Rodríguez donde Miguel Díaz-Canel Bermúdez, mientras recorría lugares de Sancti Spíritus como parte de una visita gubernamental, declaró: “Independientemente de que haya obsolescencia, tenemos potencial para hacer en Cuba lo que nos propongamos”.
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