Especialistas cubanos vuelven a hacer historia en los Andes peruanos

Un grupo de profesionales cubanos de la salud cumplió su primera semana de trabajo contra la Covid-19 en Huaraz de los Andes del norte de Perú, que bien podría considerarse capital de la solidaridad entre ambos países.

Los 27 cubanos reeditan el altruismo de los pioneros de la solidaridad médica cubana con Perú, llegados hace medio siglo a Huaraz a salvar vidas entre los escombros de la ciudad devastada por un terremoto en 1970.

Aquella expedición trajo 150 mil donaciones de sangre y al partir dejó seis hospitales edificados por constructores llegados de la isla, centros que siguen en funciones, con algunas modificaciones.

Con ese antecedente, no sorprendió que la nueva oleada solidaria llegada del Caribe fuera recibida cálidamente por las autoridades de salud de la región de Áncash -de la que Huaraz es capital-, a su llegada de la ciudad de Chimbote, la principal de la costa de Áncash y en la que trabajaron desde junio pasado.

Los cubanos llegaron con algo de preocupación por el «soroche», como se denomina en quechua al mal de altura, pues Huaraz está a tres mil 52 metros sobre el nivel del mar; pero las precauciones tomadas hicieron que no resultaran afectados o apenas sintieran los malestares usuales en la gente que viene del llano.

Raudel Vargas, jefe de la brigada de 87 profesionales que además cooperan con la lucha contra el coronavirus en las sureñas regiones de Arequipa, Ayacucho y Moquegua, expresó la satisfacción de sus compañeros por la afectuosa bienvenida a esta ciudad soleada y rodeada de nevados, llamada «La Suiza peruana».

Al frente del grupo llegado a Huaraz, Vargas dijo que el grupo llegó con la decisión de contribuir con su esfuerzo junto a los abnegados profesionales peruanos, a la lucha contra la pandemia, como lo hicieron en Chimbote.

«Hemos venido a insertarnos en el sistema de salud a trabajar en forma conjunta e integrada, con mucho corazón y en función de lo más importante, que es la salud del pueblo», añadió. Informó a Prensa Latina que el grupo tiene 11 de sus integrantes en el Hospital Regional Víctor Ramos Guardia y los otros 16 en la Red de Salud Huaylas Sur, que abarca las microredes de Huarupampa, Nicrupampa y Palmira.

Los destinados al citado hospital «fuimos recibidos de una manera muy respetuosa y cordial por la dirección del centro», comentó el médico Mario Héctor Almeida en una de sus crónicas sobre la experiencia peruana.

«Los huaracinos se empeñaron en darnos una buena primera impresión. Lucieron francos y abiertos en sus alocuciones para hacernos sentir como en casa», agregó.

Consideró que ha sido una semana de «descubrimientos, experiencias nuevas, incorporación a los servicios, de engrasar la máquina y acoplarse para el enfrentamiento de los nuevos retos».

Almeida destacó además que los colegas peruanos «nos han brindado la confianza necesaria para trabajar juntos en el empeño de salvar la mayor cantidad de vidas posible».