Parece una fiera enjaulada. De no ser por la coloración de las aguas, embravecidas a más no poder, diríase que no es un río, sino un mar en tiempo de tormenta. La corriente, separada del puente colgante por un par de metros, ya ha bajado, pero en la madrugada ese propio viaducto, que une las dos orillas del Agabama y ahora se encuentra en estado calamitoso, quedó parcialmente sumergido.
Poco antes del mediodía del martes 10 de noviembre Escambray asiste a la noticia. Cuentan que la medianoche del lunes partió en dos los acontecimientos. De pronto los ojos vigilantes percibieron, en medio de las luces de las linternas y de algunos teléfonos celulares, la avalancha de agua que súbitamente comenzó a encrespar la corriente. Entonces se hizo preciso emprender una evacuación inmediata: primero de la parte de la comunidad que más peligraba; después, cuando ya no hubo la más mínima duda de que el desbordamiento era inminente, se sacó a los pobladores restantes.
EL AGABAMA SE FUE DE CAUCE
Los ojos de Luis Moisés Hernández Hernández, presidente del Consejo de Defensa de Zona de Agabama, delatan su insomnio. Permanece sin dormir, cuenta, desde que Eta se posó en territorio cubano, porque resultaba imprescindible vigilar el nivel del más caudaloso río espirituano. Enfundado en una capa negra, su cuerpo carga con toda la humedad de las lluvias, que en el municipio de Fomento acumularon 607.3 milímetros entre las 6:00 p.m. del lunes y las 10:00 a.m. del martes.
“Los dos días anteriores solo cayeron 40 milímetros de lluvia, pero a partir de la madrugada la situación se nos hizo difícil, debido al incremento considerable del caudal. El riesgo mayor consiste en que aguas arriba del río está la presa Santa Clara, que habitualmente almacena 36 millones de metros cúbicos de agua, pero al estar por encima de su capacidad comenzó a aliviar a más de 580 metros cúbicos por segundo. No sabemos aún cuánto más va a llover”, narraba de espaldas a la fiera embravecida, por cuenta de la cual Agabama estaba partida en dos, y desierta.
Con 37 años allí, asegura que la última gran crecida ocurrió unos siete u ocho años atrás. “Aquella vez se podía tocar el agua del río desde el puente”, rememora. Pero a la imagen realmente dantesca se puede acceder solo desde otro punto del poblado. De pie en la orilla, junto a las autoridades locales y a agentes del orden que preservaban el lugar, divisamos del lado contrario del río, y como en medio de una bruma, el centro recreativo Balneario.
El puente reconstruido años atrás ni siquiera se insinúa bajo la corriente tórrida. Más acá, una cascada de aspecto imponente se forma entre las piedras gigantes que escoltan el viaducto y la charca habitual, incapaz de retener ahora un líquido que viaja veloz hacia suelo de Trinidad para ir luego al mar. A su paso, dichas aguas mantenían incomunicado el sureño municipio con la cabecera provincial en el punto de la carretera del Consejo Popular de FNTA, donde también fue preciso evacuar.
DE OTROS RIESGOS Y RENGLONES AGRÍCOLAS DAÑADOS
Yanelis Ibarra Negrín, presidenta del Consejo de Defensa Municipal de Fomento, también estaba desde la medianoche en Agabama. Posteriormente, junto al resto de esa estructura, supervisaba puntos álgidos del territorio, como la presa La Redonda, hasta ese momento sin dificultad, y el antiguo central Ramón Ponciano, donde, de crecer, el río Cangrejo podría inundar la comunidad de El Rosario, donde residen unas 125 personas.
Según los datos ofrecidos a la prensa, habían evacuado a 774 fomentenses, mayormente de Agabama; 252 de ellos permanecían en casas de familia. Al lado que queda en la otra orilla se podía llegar solo por la Autopista, o por la línea férrea mediante la llamada Chispita, que en situaciones de emergencia enlaza asentamientos como Los Indios, Caguazal, 19 de Abril, Rúa y Lotería, pertenecientes al propio consejo popular. “Con todos esos lugares mantenemos contacto por medio de grupos de trabajo. Sabemos que están bien”, puntualiza.
De acuerdo con representantes de la rama agropecuaria, daños preliminares apuntaban mayormente al café, rubro de exportación con excelentes cosechas en las lomas del municipio, del que estaban planificadas alrededor de 2 500 latas y en cuya recolección, interrumpida por el paso de Eta, se laboraría nuevamente tan pronto como cesaran las lluvias.
Bajo agua se encontraban también plantaciones de frijol, yuca, boniato, calabaza y tabaco. Como aspecto sensible se mencionaban, en específico, los semilleros de tomate, con un total de 72 canteros afectados, lo cual significa, según especialistas, dejar de sembrar 159 hectáreas de dicha hortaliza. Pero esos podrían no ser los únicos daños, pues las evaluaciones apenas comenzaban.
Héctor Colina Jiménez, delegado la Agricultura en el municipio, califica como no recuperables las 122 hectáreas de los distintos cultivos sobre cuyas afectaciones se tenían noticias hasta el momento, en tanto José Andrés Lorente, director adjunto de la Empresa Agroforestal Ramón Ponciano, lamenta que se hubiera perdido el ritmo diario de alrededor de 1 000 latas de café recogidas, lo cual significaba una sensible pérdida: entre 7 y 8 toneladas del preciado grano. “El destino del café depende del ritmo que le pongamos a las cosechas”, subraya.
Tocante al tabaco, los reportes incluían 1 592 canteros de posturas pasadas, que será difícil recuperar, atendiendo a su talla, y otros más de 1 000 canteros de mayor tamaño también dañados por las inundaciones. “Representan 159 hectáreas que podrían haberse sembrado en esta decena y en la próxima, y que se nos van de siembra”, se escucha decir, con voz apesadumbrada. Otro daño no despreciable del diluvio fueron los cerca de 2 000 litros de leche dejados de acopiar.
Aunque se trató solo de una tormenta tropical que dejó, más que todo, abundante agua para los embalses y los cultivos espirituanos, Eta se ha constituido ya en un suceso difícil de olvidar en predios de Fomento, uno de los municipios donde menos llovió a su paso, pero fuertemente dañado por las bandas de lluvia que iba dejando atrás.
Todo lo demás podrá ser o no resarcido, pero en la memoria de quienes habitan Agabama, ese lugar con cierta magia al que divide un caudaloso río, coronado con un puente colgante que a cada rato es noticia, perdurará por muchísimos años el recuerdo de una evacuación precipitada en medio de la noche.
La mayoría de ellos quizás no lo pudo ver bien, pero a medida que los vehículos se alejaban con su carga de vida dentro, una especie de fiera encerrada entre dos orillas, con olas semejantes a la de un mar embravecido, rugía, amenazante, y lanzaba sus aguas hasta donde jamás se pensó.
Excelente cronica, buen fluido de palabras sin perder la idea.
Estas lluvias copiosas en tan breve lapso de tiempo debe tomarse como referencia para futuros eventos.
Una pregunta: Quien definio la cantidad de agua que debia aliviar la presa Santa Clara?? Por la cota de nivel que alcanzo el rio Agabama, parece que la cantidad estuvo excedida, esa cantidad batallando contra las laderas del rio pudo ocasionar algun derrumbe fuera de lo normal y hoy las consecuencias fueran otras, ademas de la inundacion que provoca en FNTA y pueblitos cercanos.
Muy buena su crónica y original su título,pero como no soy periodista,quizás lo hubiera titulado cuando huyo de su cauce,pero le quedó muy bello eso de que se convirtió en mar.Ud demuestra que se puede informar y ser ameno .más allá de netas,planes sobre cumplidos reuniones y un largo etc que a veces hacen al periódico más aburrido que contar del uno al mil al derecho y al revés