Tanto como el bateo, el pitcheo tiene a los Gallos espirituanos al borde de la clasificación hacia la fase de cruces de la actual Serie Nacional de Béisbol.
El mérito es mayor cuando se sabe, por ejemplo, que el conjunto sintió desde bien temprano, y aún lo siente, el bajo desempeño del lanzador número uno de su staff, el zurdo Yamichel Pérez.
Pero en un equipo importa lo colectivo y desde el inicio el entrenador principal Ismel Jiménez planteó una tesis que se ha mantenido bastante fiel desde el principio: “Los roles de cada cual se deciden en el terreno”.
Y hay que decir que, salvo contados deslices, el manejo del box ha sido bastante eficiente en un torneo que ya se siente el peso de los juegos, mucho más para un cuerpo marcado por la juventud y con un nefasto precedente en cuanto a las lesiones en los brazos.
Las estadísticas hablan por sí solas cuando faltan 11 juegos a partir de este sábado para definir los boletos. El pitcheo ha ido creciendo con el furor de la competencia. Así, de puestos medios durante casi toda la lid, en el último tercio ha escalado hacia las primeras posiciones, al punto de que antes de enfrentar a Camagüey los espirituanos aparecían en el tercer lugar general con 4.00 PCL de efectividad y, pasado el primer partido, habían ascendido al segundo con 3.98, solo superados por Pinar del Río.
Pero no es solo la efectividad. Los lanzadores yayaberos aparecen como los segundos a los que menos les batean con 276, igual posición que en el WHIP con 1.49, indicador que mide la eficiencia en general.
Otros números explican la efectividad de los brazos. Con más de 350 estrucados, son ampliamente los que más ponchan y la correlación con los boletos es favorable al sumar mucho menos con 221, los cuartos que menos conceden en toda la campaña.
¿Cómo han resuelto los Gallos la falla de su principal hombre? La respuesta está sobre el box a partir de la efectividad de los relevistas.
Vayamos por partes. El zurdo Yamichel no ha sido, ni por asomo, el lanzador de la pasada campaña que, además de contribuir de manera decisiva al título nacional, fue el jugador más valioso de la postemporada con números de ensueño. Ahora suma siete derrotas con solo cuatro victorias y efectividad de 5.50 PCL.
A lo largo de la campaña, han contado con dos abridores muy efectivos y estables: Yuen Socarrás y José Eduardo Santos, quienes hasta el martes sumaban 15 de las 24 victorias de todos los que se han desempeñado en ese rol, al acumular ocho y siete sonrisas, respectivamente.
Del primero se esperaba, por la experiencia y por la mejoría experimentada campaña tras campaña. En esta serie es el que más entradas acumula dentro del equipo con 82.1 y una efectividad de 3.06 PCL. También marcha entre los primeros en ponches con 74. El segundo ha sido la revelación más grata del conjunto, aun cuando el mánager Eriel Sánchez sostenga que para él no ha sido sorpresa por sus desempeños en la categoría Sub-23, tanto es así que lo nombró entre sus abridores desde la misma conformación del conjunto.
“Siempre se le vio potencial desde que entró por una captación a la academia con 84-85 millas y llegó a tirar 90, viene en ascenso. Es un muchacho serio, callado, pero muy respetuoso; sabe afrontar las situaciones del juego”, sintetizó Eriel y su coterráneo le ha cumplido con creces.
Hay que resaltar también entre los abridores al benjamín del elenco: Luis Dannys Morales, quien ha sumado tres triunfos, pese a entrar después del partido 30. Atesora un fenomenal promedio de 40 ponches en 31 innings. Con él habrá que ir con calma; una porque es muy joven, y otra porque está acabado de salir de las filas juveniles, donde llevaba una rotación de siete días con siete entradas como máximo; por tanto, no hay que agitarlo en sus inicios dentro de la categoría de mayores, pues madera tiene y de la buena.
Lo revelador en el conjunto ha sido el desempeño de los relevistas, que han podido suplir cuando el resto de los abridores no han respondido o para completar una buena faena de estos.
Los apagafuegos espirituanos sumaban 16 triunfos hasta el martes (segundos del país) y acumulaban la mejor efectividad entre todos: 3.45 PCL y el bateo contrario más bajo: 262, además de ser segundos en juegos salvados.
Y este departamento tiene nombres propios. El primero y más notorio es el de Yankiel Mauris, que si hoy no encabeza la efectividad general es porque no suma las entradas exigidas para ello. Mas sus números están ahí: 25 salidas, 52.2 tercios de entrada, balance de nueve victorias y dos derrotas, cinco salvados, 1.54 PCL y 242 de bateo contrario.
El otro es Yanieski Duardo, convertido en cerrador por excelencia, un rol que ha cumplido de maravillas esta vez con 10 salvamentos y una efectividad de 0.96 PCL.
Pero no son solo ellos. De mucha utilidad ha sido para el equipo el trabajo de José Luis Braña, quien el martes sumó su cuarto triunfo con un relevo extenso de más de cinco innings, supera las 40 entradas trabajadas y su efectividad es de 3.00 pcl. También Yohanny Hernández, quien registra dos éxitos y ayuda a caminar los partidos.
Un caso sui géneris ha sido el de Pedro Álvarez, quien después de varias aperturas nefastas fue cambiado a relevista y le ha ido muy bien, pues como abridor solo ganó uno y como reemplazo acumulaba hasta el martes dos triunfos con cuatro salvamentos y mejoras sustanciales en su efectividad.
Aunque la clasificación parece cuestión de tiempo, a los Gallos les queda concretarla en un tramo difícil. Todos los futuros rivales están inmersos en la batalla: Granma, Las Tunas, Santiago de Cuba y Cienfuegos. Entonces a los brazos, como al resto del conjunto, les queda un gran desafío.
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