La división de los 52 kilogramos es una de las que presenta gran rivalidad en estos momentos en el boxeo cubano. El espirituano Yosbany Veitía es la principal figura, pero en este peso encuentra «huesos duros» sobre el cuadrilátero.
El exponente de resultados más estables en el peso mosca se encuentra totalmente motivado para representar a Cuba en los principales eventos internacionales en 2021. Veitía declaró a Granma que la preparación en los últimos meses ha sido difícil para todos, a causa de las medidas de confinamiento por la COVID-19.
«Fue complicado prepararse por varios meses desde casa, pero no teníamos otra alternativa. Había que preservar la salud y esa era la mejor opción. Todos en la preselección nacional entendimos la situación y usamos ese elemento para incrementar nuestros esfuerzos. Creo que ningún púgil descuidó su condición física».
El campeón mundial en Hamburgo 2017 ve de manera positiva toda la competitividad que ha rodeado en los últimos meses a los 52 kg, a raíz de que los 49 kg dejaron de ser una división olímpica y los pugilistas de ese peso permutaron a la categoría inmediata superior.
«La motivación que tienen todos los muchachos es grande. Cada uno está luchando por hacer el grado al torneo preolímpico. Cuando suben al ring no regalan nada ante ningún adversario. Yo me tengo que emplear a fondo contra todos ellos para imponer mi mejor boxeo. Si me descuido puedo perder, y a mí no me gusta bajar derrotado del cuadrilátero. Por eso siempre hay que imponer el ritmo de pelea en todos los asaltos», sostuvo Veitía.
El vigente campeón nacional de los 52 kg aclaró que no tiene problemas para hacer el peso, por lo que su preparación se encuentra al día. Aunque, dijo, ha hecho algunas modificaciones en su acondicionamiento físico para encarar de mejor manera los próximos meses.
«Mi plan de boxeo, según el rival, sigue siendo más o menos el mismo, pero estoy consciente de que tantos meses sin presentarme en competencias me pueden afectar si no realizo algunos cambios en mi preparación. Por eso no descuido las jornadas de entrenamiento. Yo quiero hacer el grado al preolímpico, esa es mi meta inmediata», enfatizó.
A sus 28 años de edad, la primera figura en los pesos mosca reconoce que transita por su etapa de madurez competitiva, y asistir a Tokio es una ventana que no puede desaprovechar, ya que el título olímpico es una de las pocas coronas que le faltan en su exquisito expediente deportivo.
«Los Juegos Olímpicos del próximo año son palabras mayores. Yo estuve en ediciones anteriores y conozco el reto que significa subir a un podio olímpico. Hacia allí quiero mirar, aunque primero hay que enfocarse en hacer una buena preparación para ir al Torneo Preolímpico de las Américas».
«Estoy pensando a corto plazo, no quiero mirar más allá de los Juegos Olímpicos. Según me vaya en ese certamen decidiré sobre mi futuro. Por ahora, hay que seguir trabajando para pulir los inconvenientes que surgen de la poca actividad boxística que todos hemos tenido. Es importante que los muchachos aprovechen estos topes de preparación que se han estado realizando en las últimas semanas», finalizó.
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