Frente a mí tengo a un hombre más bien bajito, que disimula la calvicie con un pelado casi al cero, un hombre de mirada honesta (es lo que puede decirse en tiempos de nasobucos), y decir y andar pausados. Su nombre es Léster Cabrera Chávez, de 47 años, Licenciado en Enfermería y Máster en Urgencias Médicas.
Aunque es oriundo del municipio de Yaguajay, vive y trabaja en Sancti Spíritus. Padre de unos gemelos varones de 4 años. Su compañera es Auxiliar de Enfermería en el Hospital de Sancti Spíritus. Tiene dos misiones, una en Jamaica, de 2008 a 2013 y otra en la Patria, pues prestó sus servicios en la Prisión de Sancti Spíritus por un año. Ha sido profesor de Emergencias durante 16 años.
“Llevo 20 años en el SIUM, y nunca se me ha muerto un paciente. Sé clasificar, sé medicar, sé tratar, y hasta ahora, por suerte o por sabiduría, nunca ha pasado nada. Siempre precavido. Trabajamos con enfermos o situaciones graves, no solo con personas mayores, a veces son niños o mujeres embarazadas, pacientes de todo tipo, enfermos de cualquier edad. Somos intensivistas, emergencistas, y los pacientes esperan ser salvados; hay infartos, hemorragias, trombosis, a veces vamos sin médicos en las ambulancias y nosotros los asumimos. Hoy en día hay médicos, pero no para todos los carros de emergencia. Yo habitualmente trabajo sin ellos, también porque soy especialista.
Todas las patologías que trasladas en el carro son efímeras y difíciles. Pero la más difícil es el infarto, porque los infartos son multicaras. Y todas las patologías de arritmia no son iguales, el tratamiento no es el mismo. Para nada es un secreto que la cardiología es difícil, pero dentro de ella está la arritmología. Son médicos que atienden la arritmia cardiaca. Yo lo estudio todo, pero lo que más estudio es eso, porque un infarto te mata al paciente en un segundo. Y si no sabes leer un electro, se va. Cuando es una llamada de un centro médico, no hay problema, porque siempre hay un doctor, pero muchas vienen de la calle, y tienes que escuchar lo que dice el acompañante que en ese momento está nervioso por el susto, aunque la mayoría de las veces lo que el familiar alega es verídico, y tienes que actuar rápido.
Tenemos en el SIUM solo diez minutos de reacción, en lo que se monta el chofer y te vistes, solo diez minutos, yo generalmente en cinco minutos ya estoy saliendo. Me gusta mi trabajo. Y hasta que Dios quiera lo voy a hacer. Hay ambulancias convencionales, en las que solo va el chofer, el paciente no requiere ni enfermero ni médico; está la ambulancia intermedia, que lleva de todo menos el ventilador artificial mecánico, y está el carro de emergencia que tiene de todo, es una terapia sobre ruedas. Yo trabajo en uno de esos carros, tenemos 6 en la Provincia.
Esto que hago aquí se diferencia bastante de lo que habitualmente hago allá, pero los equipos de ventilación en todo el mundo son iguales, aunque tienes que adaptarte a la técnica, al desarrollo, porque aquí los ventiladores son muy modernos, el sistema de aspiración de aquí no es igual al cubano, pero nos adaptamos rápido a la técnica nueva. Solo tienes que enfocarte en lo que tú sabes. El equipo lo manipulas a tu forma. Porque aquí nada es igual a lo de allá. Me refiero a la tecnología por supuesto, las patologías son iguales.
Yo pienso que esto se puso tan malo porque al inicio no trataban la patología de base, y desde que llegamos lo hemos hecho, porque esa es la que te puede matar, es la complicación. Pero estamos preparados. No yo, de los que estamos aquí, cualquiera. Y no los que están aquí, sino cualquiera de los que quedaron en Cuba. Porque otros pudieron haber venido por nosotros a cumplir esta misión, que para mí es honrosa.
Estamos aquí, con la preocupación de que dejamos a la familia en casa, ya viste lo que me pasó con el niño, que se cayó por una escalera hace tres días, uno de los jimaguas, estuvo ingresado, le hicieron una tomografía sin problema, ya está bien, pero fueron horas difíciles desde que mi mujer me lo dijo hasta que pude hablar por teléfono con ella. He hecho muchos amigos aquí. Esta es una brigada compacta. Desde el hombre que no es del gremio, que es usted, y que además es mi vecino de piso, hasta los demás, todos de diferentes provincias. Esto será, lo está siendo, una experiencia única.
Conozco a Lester de mi estancia en las urgencias del Hospital Camilo Cienfuegos
Siempre me pareció que se sentía muy feliz haciendo su trabajo
A los médicos nos explicaba el caso al detalle y los pacientes siempre venia con las medidas necesarias para soportar el viaje hasta el hospital
Un gran hombre y profesional
Un orgullo para todos los profesionales de la salud espirituana
Un hombre digno de admirar la verdad, cómo profesional y como persona. Gracias a Dios lo del niño no fue nada grave y pronto podrás estrecharlo en tus brazos. Felicidades regresa a casa con la satisfacción del deber cumplido.
un ejemplo a seguir
Junto a el nos graduamos un grupo de jovenes que por alla por los finales de los 90 comenzamos a estudiar esta noble,dificil y muy bonita carrera de licenciatura en enfemeria.Si,lo puedo decir con absoluta certeza lester siempre estaba en la vanguardia.Muchos lo criticamos y le dijimos que no se metiera donde no lo llamaran,hasta que no se lo orientaran, pero hoy me doy cuenta que esto lo hizo mejor profesional, porque cuando muchos estábamos aprendiendo fisiología, bioquímica y otras materias, además ,ya él ponía inyecciones y ayudaba a curar en el cuerpo de guardia.Por eso y muchas caracteristicas de su persona lo admiro mas.Felicidades hermano.Regresa con el honor de ayudar siempre a quien lo necesite,asi eres tu.
Nuestra querida Cuba está llena de héroes anónimos como Léster. Como tal los recibiremos a su regreso de la misión. La patria los contempla orgullosa.
Es estelar la disposición de este batallador por la salud en el mundo, Léster Cabrera Chávez. Nuestra admiración para todos ustedes. ¡Feliz regreso a la Patria, compatriota!
Gracias a Ubieta por regalarnos esta reseña-entrevista sobre uno de nuestros Licenciados en Enfermería más admirables. Otra historia de vida más pàra confirmar la grandeza y el humanismo de nuestro personal de la Salud en Cuba.