Con 22 campañas a cuesta y 40 años cumplidos, Yunier Mendoza sigue haciendo lo que ha hecho desde que puso un pie en las Series Nacionales de Béisbol: batear y batear.
Por eso consiguió el pasado domingo su doblete 300 justo cuando había consumado 6 460 turnos al bate y conectado su hit 2 090. La marca es respetable, tanto que solo la han logrado 30 peloteros, contándolo a él y a otros cuatro espirituanos: Frederich Cepeda, 394; Lourdes y Yulieski Gurriel, y Eriel Sánchez, todos con 327.
Se lo achaca a que se siente en buena forma todavía y al empeño que le puso a la preparación porque los años no pasan por gusto. “Me preparé mucho y la altura de Topes de Collantes me vino muy bien. Con el preparador físico incrementamos la fuerza, la resistencia; son 75 juegos y tengo que llegar bien al final”.
Cuando el béisbol entrenó en casa por la pandemia, Mendoza buscó cuanto resquicio tuvo para no decaer. Lo mismo solo detrás de su edificio en Olivos II, que en una locación similar con otros compañeros bajo la égida de Daniel García.
Batear ha sido la tónica desde su primer juego, allá por 1999, cuando por cierto conectó su primer doble, que le allanó el terreno para colocar la pelota hacia todas las bandas y granjearse el epíteto de la Regadera trinitaria. Dice que “eso se entrena, uno trata de pegarle a la bola para donde venga el lanzamiento y así salen más los hits, no es un secreto que si halas mucho la bola puedes dar muchos roletazos. No soy de los más rápidos en el equipo, pero aún puedo dar esos batazos y llegar a segunda”.
Para batear, no importa si ahora lo cambiaron de su segundo turno histórico en los Gallos para el quinto por el rigor de la edad. “Desde el entrenamiento Eriel me dijo que iba a empezar de segundo, pero después pasaría a quinto, me preparé y todo ha salido bien”.
A su tacto no parece haberle pasado el tiempo. En su carrera solo acumula 472 ponches: uno cada casi cuatro juegos y 13.6 veces al bate (solo dos en 150 turnos en esta campaña). Admite que es la vista y también la maña. Y yo le agrego el talento. “Cuando uno llega a dos strikes acorta un poco más el swing y tratas de pegarle a la bola, aunque no salgan largas conexiones, tratar de dar el hit”.
Aunque una excesiva humildad no le permite jactarse de su extraordinaria carrera, Mendoza es historia y es junto a Cepeda el único Gallo de aquella generación de la plata ante Holguín. Integra el club de los 2 000 hits (2 025 sin contar esta serie), se acerca a las 1 000 anotadas y ocupa el puesto 23 en average histórico con 324.
Rinde hasta por gusto, pese a que nunca ha integrado la selección nacional ni le han recompensado su aporte suficientemente. Lo ayuda ese amor silvestre por la pelota que lo hace jugar en las series provinciales. También lo motiva “la familia y ese pueblo que te muestra que te admira y te quiere cuando vas por las calles”.
Confiesa sentir el cansancio. “Unos dicen que puedo estar dos o tres años, pero son una bola de series jugando todo el tiempo y eso desgasta, voy a terminar esta campaña a ver qué pasa”.
Un gran pelotero con el que la dirección del béisbol ha sido MUY INJUSTO muchas felicidades campeón tu pueblo te admira
Mendoza ejemplo nunca abandonaste cuba seguro q teimpondrias en la grande pero preferiste tu pueblo tu ciudad tus gallos
Pero q poco reconocimiento a tenido para ti los mismo q autorizaron el retiro masivo los q an acabado con nuestro beibol
Me refiero al equipo
Mucha indisciplina en el corrido de las bases y no sale bien esta costando juegos Eriel
Excelente jugador la verdad pero no ha sido recompensado pero lo a hecho como los grandes no se amilana y serie tras serie con buenos #
Ojala siga par de serie mas por el bien de nuestra provincia. Felicitaciones