Acabo de escuchar en el espacio Un paso más el último reporte de Mario Martínez Ulloa, o simplemente Mayito, como lo conocimos todos. Lo grabó unas horas antes de que la muerte lo encontrara. Lo grabó quizás desde su silla de ruedas, tal como lo hizo en los últimos años desde que una insuficiencia renal le limitara los movimientos, pero no su creación.
Y ese puede ser el mejor “autohomenaje” de Mayito: trabajar hasta su último aliento, de manera constante para tributar a la radio, el medio que fue parte de su vida o su vida misma.
No es cumplido de ocasión. En Radio Sancti Spíritus le conocí cuando hice prácticas de producción mientras estudiaba Periodismo en la Universidad de Oriente hace más de 30 años. Era el subdirector del departamento informativo y me abrió todas las puertas para conocer este mágico mundo y su apoyo resultó inestimable para lograr mi tesis de grado junto a mi amigo Humberto Concepción.
Además del respeto que me inspiró, advertí en él un nexo férreo con la radio, de la que no se desligó ni cuando cumplió obligaciones y responsabilidades de alta jerarquía política en la provincia.
Se quedó en ella para darle el sello de su voz al programa Boleros o para dar vida a secciones en el programa campesino. Desde la radio hizo un esfuerzo intenso para cursar la carrera de Periodismo por medio de una alternativa por encuentros que promovió la Universidad de Oriente, pese a rebasar ya los 40 años.
A la radio volvió en los últimos tres lustros, pero su más fuerte vínculo se forjó desde que el medio se le convirtió en el oxígeno de vida para luchar por su existencia contra una enfermedad que lo llevó hasta la sala de hemodiálisis del Hospital Camilo Cienfuegos casi todos los días.
Pero Mayito encontró en el periodismo un refugio y un aliento. Se las agenció para, en medio de su padecimiento, buscar informaciones de todo tipo a través del teléfono o por otras vías para contactar fuentes.
Su arma esencial fue la constancia en todos los espacios informativos de Radio Sancti Spíritus y Radio Vitral. Porque la radio y el periodismo marcaron diariamente su agenda, en las urgencias de la COVID-19 su presencia se hizo sentir en las programaciones especiales.
Todo ello no hizo más que validar otra vez la decisión de la Radio Cubana de entregarle el sello por su cumpleaños 90.
Extrañaremos la voz de su diarismo empedernido y hasta sus reclamos cuando por alguna razón sus reportes no podían salir en algún espacio.
Mario Martínez Ulloa falleció esta madrugada. Pero desde su silla de ruedas nos dejó el mejor de los mensajes y la certeza de que nos reencontraremos, siempre, con su último reporte.
RIP. Mis más sentido pésame a sus familiares y amigos; honor a quien honor merece, una pérdida humana y un valor agregado que le faltará a la radio y sus oyentes. Descanse en Paz.