Aun cuando falta determinar las clasificaciones de evidencias a escala de gabinete y los análisis en los laboratorios, los recientes hallazgos de enterramientos indígenas localizados en la cueva de La Guinea, en la costa de Yaguajay, confirman su uso como recinto funerario de aborígenes y abren otra etapa de conocimientos e indagaciones para los especialistas dedicados a la reconstrucción de la historia precolonial de Las Antillas.
En febrero del 2020, un equipo multidisciplinario de especialistas del Parque Nacional Caguanes y del Departamento de Estudios Arqueológicos y Paleontológicos del Centro de Servicios Ambientales (CSA), perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en Sancti Spíritus, realizó nuevas excavaciones en la cueva con la intervención de expertos en la materia, empleando de forma combinada la fotogrametría y los sistemas de información geográfica para el registro de las evidencias y su preservación a fin de hacer una adecuada interpretación del contexto, tal como aconseja la práctica arqueológica.
Bajo la dirección del MSc. arqueólogo José E. Chirino Camacho, del CSA y la DrC. bioarqueóloga Yadira Chinique de Armas, miembro del Proyecto de prácticas mortuorias de las poblaciones aborígenes de Cuba, adscrito al Departamento de Arqueología del Instituto Cubano de Antropología, y profesora de la Universidad de Winnipeg, en Canadá, las recientes excavaciones permitieron registrar en el sitio seis entierros, cuatro adultos y dos niños, parte de lo que parece ser un extenso espacio de enterramiento aborigen.
El arqueólogo Chirino Camacho informó a Escambray que se pudo ubicar evidencia de una variada fauna, sobre todo terrestre, e identificar también elementos materiales asociados a la cultura de estos grupos aborígenes, incluidos artefactos de adorno corporal confeccionados con huesos de animales y piedras.
“Los entierros coinciden en ubicación y profundidad con los encontrados en excavaciones anteriores en la década del 80 del siglo pasado y le habían depositado igual piedras encima, por lo que al descomponerse los cuerpos las piedras quedaron arriba de los esqueletos con todo su peso y tanto la humedad como la antigüedad no permitieron extraer ningún resto en buen estado de conservación, salvo piezas dentarias y algunos huesos de niños”, detalló Chirino Camacho.
Añadió que con esta excavación se abre otra etapa de investigaciones en la Cueva de La Guinea, situada en la costa norte, a unos 7 kilómetros de la comunidad de Nela, entre Caguanes y Lomas de Judas; de manera que con el empleo de modernas técnicas disponibles en la actualidad se pueda determinar quiénes fueron estos aborígenes que vivieron en la actual región de Guayarúes, sus prácticas alimentarias, poder ubicarlos en su época y reconstruir la identidad biológica y cultural de las poblaciones que utilizaron la cueva de La Guinea como lugar de enterramiento.
El equipo investigador contó con la participación del MSc. Norgis V. Hernández López, director del Parque Nacional Caguanes, el doctor Ulises M. González Herrera, investigador principal del proyecto de prácticas mortuorias en Cuba, y la doctora Silvia T. Hernández Godoy, del Grupo de Investigación y Desarrollo de la Dirección Provincial de Cultura de Matanzas.
La Guinea fue descubierta a fines de la década del 60 del siglo XX y en dos expediciones arqueológicas anteriores encabezadas en 1982 por los doctores Manuel Rivero de la Calle y José Ramón Dacal Moureen, y posteriormente en 1987 por José E. Chirino Camacho, Alfredo Rankin Santander y Luis Olmo, se desenterraron un total de siete individuos, tres de ellos niños, prevaleciendo la opinión de que fueran personas pertenecientes a un grupo muy temprano en el poblamiento aborigen de Cuba.
La cueva de La Guinea o, de Guayarúes, como también se le nombra, se le considera uno de los sitios con más manifestaciones de arte rupestre en esta parte de Cuba. Sin embargo, el lugar ha estado expuesto a excavaciones furtivas y alteraciones antrópicas, vulnerabilidad que allanó el camino para las recientes excavaciones que realzaron la trascendencia de la cueva, así como la pertinencia de protegerla por constituir una huella de las comunidades aborígenes que poblaron el archipiélago cubano.
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