Numerosas muestras de rechazo genera la nueva maniobra de Estados Unidos contra la colaboración médica de Cuba con otros países, al pretender sancionar a quienes la reciban.
Se trata,
como dijo recientemente el canciller de la isla, Bruno Rodríguez, de una acción
desesperada propuesta por los senadores Marco Rubio, Rick Scott y Ted Cruz,
quienes buscan castigar a aquellos que no sigan ‘la conducta aislada y
reprobable del gobierno estadounidense’.
Ante la imposibilidad de borrar la verdad de que la nación caribeña salva
vidas, ahora acuden a la presentación de un proyecto de ley que exhorta al
Departamento de Estado a considerar en su reporte anual sobre la trata de
personas, a los países receptores de la colaboración.
Es una acción que busca disuadir a los Estados de establecer convenios con
Cuba, pues el estar incluidos en el nivel tres de ese informe unilateral
elaborado por el Gobierno estadounidense, implica estar sujetos a restricciones
sobre ciertos tipos de ayuda exterior y otros fondos norteamericanos y
multilaterales.
Pero no es de extrañar que se acuda a este tipo de estrategia, frente al
fracaso de las múltiples agresiones anteriores a los programas de cooperación
en materia de salud que sostiene la isla.
Por solo citar algunos ejemplos, recuérdese que a inicios de mayo la
administración norteamericana anunció que dedicaría otros dos millones de
dólares a atacar dichos programas, lo cual se suma a los tres millones
destinados a ese fin en agosto de 2019.
Es decir, en menos de un año cinco millones de dólares han estado disponibles
para financiar la maquinaria de descrédito que cataloga como ‘explotación’,
‘trabajos forzados’ y ‘trata de personas’, las labores de los profesionales
cubanos en otras partes del mundo.
Con la intención de sembrar esa matriz, además, en abril pasado el Departamento
de Estado norteamericano liberó un documento titulado La verdad sobre las
misiones médicas de Cuba, que buscaba desvirtuar la naturaleza de la
cooperación.
Ello se une a las múltiples advertencias que esa entidad gubernamental y sus
funcionarios realizan a través de sus cuentas en las redes sociales, para que
otros países rechacen la ayuda cubana frente a la emergencia sanitaria generada
por la Covid-19.
FRACASO DE TALES ACCIONES
Tales acciones han fracasado, pues los gobiernos continuaron solicitando el
apoyo de la nación caribeña y esta respondió con el envío de más de tres mil
300 especialistas a 28 países, entre ellos Italia y Reino Unido, este último en
su territorio de ultramar de Islas Turcas y Caicos.
Tocó el turno entonces a la Organización Panamericana de la Salud, que fue
amenazada por el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, debido a su
papel de intermediario entre Cuba y Brasil durante el programa Más Médicos, que
benefició a más de 113 millones de brasileños.
Pero a pesar de todo lo que Washington trata de demostrar con su campaña, y con
su importante papel en la retirada de los galenos cubanos de Brasil (2018),
Bolivia y Ecuador (2019), el reconocimiento al personal de salud de la isla
caribeña se sostiene y acrecienta.
Así lo admitió el Miami Herald el pasado mes de abril, cuando citó a
observadores y analistas de la región del Caribe, quienes afirman que las
brigadas médicas de Cuba son ‘necesarias y apreciadas’.
También lo ratificó la Organización de Estados del Caribe Oriental, que en la
69 sesión de la Reunión de la Autoridad, el 18 de junio, aprobó una resolución
que repudia las acciones estadounidenses para desprestigiar la cooperación
cubana y expresó su agradecimiento a la isla por el apoyo contra la pandemia.
Lo dijo muy claro el embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos, Ronald
Sanders, al afirmar que la propuesta legislativa norteamericana ignora la
soberanía de otros países para establecer acuerdos y desprecia el derecho y las
normas internacionales.
En un artículo publicado en el sitio Caribbean News Global, destacó que los
profesionales de la isla marcaron una gran y beneficiosa diferencia en la
capacidad de los gobiernos del área para enfrentar la Covid-19.
Sanders señaló que los países caribeños no han tenido experiencia que corrobore
que la colaboración cubana se realiza sobre la base de trabajos forzados, y
reafirmó que ese personal médico se ha comportado siempre con profesionalidad.
Añadió que el Caribe no necesita coerción con fines políticos, sino ayuda, y
reveló que los senadores Rubio, Scott y Cruz desvían las solicitudes de reuniones
de muchos embajadores de la región.
La cooperación que no brinda Washington, numerosos gobiernos la encuentran en
la mayor de las Antillas; es una historia que en el área caribeña tiene 30 años
y no se limita al envío de profesionales, sino contribuye a la formación de
recursos humanos mediante becas que los vecinos más ricos no ofrecen, precisó
Sanders.
Contra ese prestigio, ganado durante décadas en todo el mundo y realzado en
esta época de pandemia, la nueva propuesta legislativa estadounidense del 17 de
junio apela a la amenaza como salida frente a la frustración.
INTENTO POR OPACAR RESULTADOS RELEVANTES
Podría decirse también que es un intento por opacar los resultados relevantes
del Estado socialista en el enfrentamiento a la nueva enfermedad, pese a sus
escasos recursos y el recrudecimiento del bloqueo; mientras Estados Unidos, con
todo su poderío, tuvo dificultades para responder a las demandas que la
emergencia sanitaria impuso a su sistema de salud.
Los senadores que promueven la iniciativa sostienen que su intención es cortar
los fondos para el Gobierno de Cuba, pero no cabe dudas de que además pretenden
empañar la profesionalidad y entrega de los cubanos.
Que se aliente este tipo de acciones justo cuando personalidades y organizaciones
internacionales solicitan el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al
contingente internacional de médicos especializados en situaciones de desastres
y graves epidemias Henry Reeve, apunta en esa dirección.
Más de 12 mil 300 firmas respaldan hasta el momento la petición, entre ellas
las del intelectual estadounidense Noam Chomsky, los actores Danny Glover y
Mark Ruffalo, y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Reconocen a quienes dejando atrás su familia y su país, marchan a luchar por la
vida en cualquier rincón del planeta, ya sea frente a un huracán, un terremoto
o una epidemia como la del ébola.
El contingente internacional de médicos especializados en situaciones de
desastres y graves epidemias Henry Reeve, fundado por el líder histórico de la
Revolución cubana, Fidel Castro, en 2005, y que recibió en 2017 el Premio de
Salud Pública doctor Lee Jong-wook, de la Organización Mundial de la Salud, es
solo una expresión de la política de solidaridad de un país.
Más de medio siglo lleva Cuba compartiendo con otros pueblos lo que tiene, en
este caso el conocimiento y el amor de sus profesionales, que en números
superiores a los 400 mil han llegado a más de 160 naciones.
Resulta imposible que tantas personas sean obligadas a hacer lo que no quieren,
incluso más de una vez, como algunos colaboradores que acumulan varias misiones
internacionalistas; pero eso lo saben Rubio, Scott y Cruz, aunque lo nieguen
con esta propuesta desesperada.
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