Este siete de diciembre Sancti Spíritus amaneció diferente, el homenaje a los mártires internacionalistas espirituanos caídos en otras naciones, en el cumplimiento del deber, cuando se cumplen 31 años de la Operación Tributo, no estuvo acompañado de la multitud de cientos de citadinos que, año tras año, desandan la calle Céspedes de la ciudad cabecera para llegar al cementerio en compañía de los familiares, amigos y autoridades del territorio para conmemorar tan significativa fecha.
Pero el homenaje también llegó en ocasión del 124 aniversario de la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y de su ayudante espirituano, el Capitán Panchito Gómez Toro, y de los 27 años de la creación de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, a pesar de que por primera vez una pandemia, como la de la COVID-19, impone distancias, limita la afluencia de personas, enmascara rostros.
Frente al portón del cementerio que guarda los restos de los combatientes caídos en otras tierras se escuchó esta mañana de lunes el toque de cornetas, las notas vibrantes del Himno Nacional y de fondo tres descargas de fusilería que acentuaron el carácter cívico-militar de la ceremonia dedicada a quienes merecen gloria, devoción y respeto.
Tampoco faltaron en esta ocasión las ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro, del Presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, del pueblo espirituano y de los familiares de los mártires.
En presencia de las máximas autoridades de la provincia, directivos de las instituciones armadas, las organizaciones de masas y familiares de los caídos en combate, se escucharon las palabras de Julio Luis Jiménez López, presidente del Consejo de Defensa Municipal y primer secretario del Partido en Sancti Spíritus, quien destacó el accionar de Maceo como insigne mambí que inmortalizó el Pacto del Zanjón y libró en los campos de Cuba innumerables batallas contra el colonialismo español, el mismo que al caer en combate, en San Pedro de Punta Brava, fertilizó con su sangre el futuro de la Patria.
Como dignos herederos de ese espíritu de combate, miles de cubanos marcharon a otras naciones a cumplir con el sagrado deber del internacionalismo, acción que nos permitió saldar deudas con la humanidad y aportar nuestros esfuerzos y conocimientos en la lucha que se libraba entonces. Raúl Castro, el 12 de diciembre de 1976, expresó: “De Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación, el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber”.
Al finalizar el homenaje a los caídos por la Patria sus familiares, dirigentes de diversos organismos, organizaciones de masas e instituciones del territorio, depositaron en cada lápida una flor, convencidos de que a los héroes se les recuerda en la tierra, porque no han muerto al final, porque siguen allí, donde haya un hombre presto a luchar, a continuar.
!Gloria eterna a los mártires de la patria!