Conmueve pensar que lo que todo el pueblo puede ver y disfrutar ahora fue mirado por los ojos de Fidel, tocado por sus manos, agradecido por su espíritu humilde y generoso. Según afirmaría Eusebio Leal Spengler en diciembre del 2019, al enviar a las provincias cubanas el donativo con piezas que le fueran obsequiadas al Comandante en Jefe a lo largo de décadas, el hecho obedecía a su voluntad expresa, con la única finalidad de servir al conocimiento, la cultura y la educación de los cubanos.
Varias decenas de piezas integran la exposición transitoria Agasajos a Fidel, abierta al público en el Museo Provincial de Historia de Sancti Spíritus, dedicada al aniversario 94 del nacimiento del líder de la Revolución cubana. A la inauguración asistieron la gobernadora provincial, Teresita Romero; y el miembro del Buró Provincial del Partido Roberto Pérez.
Según explicara a la prensa Barbarita Esquijarosa Escobar, directora de dicha institución, hay allí regalos provenientes lo mismo de jefes de Estado que de colectivos laborales de nuestro país, personalidades de diversas latitudes y amigos de Cuba en sentido general.
Recibidas a fines del pasado año y expuestas por primera vez ahora, para ser admiradas por la ciudadanía, las piezas transmiten el cariño, respeto y admiración por quien rigiera los destinos de Cuba desde 1959 hasta el 2008.
En uno de los extremos de la sala puede verse la jirafa de madera que le obsequiara el Presidente de Namibia, Sam Nujoma; así como las tallas en ese propio material y en metal de mujeres africanas con una jarra en la cabeza, sobre base de acrílico.
Sobresale también un cuadro de madera, regalo de la primera promoción de médicos de Honduras formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), donde fueron tallados los escudos de esa nación y de Cuba y se lee en una inscripción: “La tragedia nos unió, la solidaridad nos hizo hermanos”.
Está además el sombrero chaqueño de cuero a dos tonos que le obsequiara, como símbolo de amistad, un alcalde de Bolivia, y la artesanía de origen maya en la que, sobre el yute, emerge un líder indígena en medio de un ritual, en madera tallada. Fue un presente de George Price, padre de la independencia de Belice, en el año 2005.
Una lámina en bastidor de madera con la imagen de Salvador Allende y una frase suya extraída de su último discurso en 1973; el camarón de cristal ámbar que pusiera en sus manos el Presidente de Guatemala, Álvaro Colón Caballero; la pequeña escultura metálica de un minero de Bolivia sobre una base de madera y la estatua metálica de Mayakovski, son otras de las piezas expuestas.
Otros exponentes de gran valor estético, histórico y sentimental son los recipientes de mate, o materas, uno de ellos forrado con cuero y tela, obsequio de una cooperativa de arroceros cuyo país no se especifica, y el otro llegado desde el Museo del Che en Altagracia, Argentina, el 23 de julio del 2006.
De factura nacional también saltan a la vista disímiles regalos que el Comandante debió admirar al recibir: un plato de cerámica con su imagen y un fondo de verde follaje, el Cuadro del Moncada que le hicieran llegar desde el Departamento de Gastronomía del Consejo de Estado en el 2002, y que refleja una reunión donde aparecen Celia y otros compañeros de lucha; la minúscula guayabera blanca, hecha en cerámica y colgada de una percha, regalo de esta tierra del centro de Cuba.
Espirituano es, igualmente, otro de los obsequios: el puente Yayabo tallado en madera, con el rostro de un Che conformado a base de naturaleza muerta, en medio de destellos que suben hacia el cielo. Está, además, la inconfundible firma de Fidel, hecha a base de una especie de fibra negra sobre base de madera color café.
Asimismo, su figura verde olivo a relieve, junto al yate Granma, con el mar de fondo, en una preciosa obra multicolor realizada a base de cuero que le enviara la Unidad Militar 1732. Y el cuadro que quiso dejarle la delegación brasileña de solidaridad en 1992, con una familia feliz construida a base de naturaleza muerta. Y la cantimplora de madera tallada, y su reunión con soldados del Ejército Rebelde, donde urden, al parecer, un plan estratégico.
Hay que ir al Museo Provincial de Historia a presenciar la exposición. Privado de toda inclinación hacia el culto a la personalidad, Fidel se despojó de todas esas piezas para que Cuba pudiera admirarlas.
Gran orgullo para los espirituanos poder observar y tener en nuestro museo, en nuestra tierra objetos que pertenecieron a nuestro eterno Comandante. Gracias por esta donación. El puebo lo agradece.