Ellos mejor que nadie saben que unos minutos de cierta tensión pueden garantizar el disfrute de una vida, que entregar su sangre es un acto desinteresado y altruista, pero aun así ninguno de los tres donantes que rodean a Alcides Hermida García pueden explicar bien cómo se convirtió en tradición familiar un gesto que va más allá del sentir solidario que caracteriza a la mayoría de los cubanos.
Una razón pudiera ser el hecho de saber que fue el Comandante en Jefe el primero en extender su brazo el 6 de junio de 1970 para ayudar al pueblo peruano, que había sufrido un devastador terremoto, o porque han comprendido que los donantes voluntarios y regulares de sangre son los únicos que pueden asegurar ese vital líquido para cualquier emergencia.
“Soy donante desde que tenía 18 años y empecé porque, además de ser convocado por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), nadie tenía que explicarme la importancia de ese acto, aunque después supe la cantidad de vidas que puede salvar una sola persona. Hoy tengo 52 años y hago lo mismo tres veces al año”, explica Alcides mientras rememora aquella primera vez.
ESPIRITUANOS QUE SALVAN VIDAS
En el CDR 4 de la Zona 11, en el municipio de Sancti Spíritus, Alcides, su hijastro Armando Utrera Rubio y su cuñado José Camejo forman una “cofradía” humanitaria tutelada por Iris Rubio Díaz, la esposa de Armando y presidenta de ese CDR. Ellos acumulan más de 200 acciones de este tipo y están entre los donantes de sangre más destacados de la provincia.
Para Camejo, trabajador de la Dirección Municipal de Acueducto y Alcantarillado de Sancti Spíritus, no hay misterio en eso de ir conscientemente a entregar su sangre, pues todavía le parecen pocas sus 92 extracciones a lo largo de más de tres décadas.
“No importa para quién sea. ¡Imagínate!, eso es salvar vidas. Una vez oí por la radio de alguien que necesitaba mi tipo de sangre, que es O+, y sin preguntar nada, ni conocer a la persona, me presenté. Para mí eso es muy grande”.
Armando es un joven de 30 años, oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; de su familia aprendió que tener sangre disponible resulta vital en la atención materno-infantil, los desastres naturales, los accidentes y en los procedimientos médicos y quirúrgicos, de ahí que desde los 16 años hasta la fecha acumule 38 donaciones.
DESPRENDIMIENTO SIN IGUAL
Sancti Spíritus, como toda Cuba, desarrolla del 6 al 14 de junio la Jornada del Donante Voluntario de Sangre, fecha escogida en referencia al gesto de Fidel y al día del nacimiento del biólogo y patólogo austriaco Karl Landsteiner, quien descubrió los grupos sanguíneos ABO y fue merecedor del Premio Nobel de Medicina en el año 1930.
El propósito no es más que agradecer a los donantes voluntarios no remunerados por el regalo que permite salvar vidas, a esos que por todo el mundo cada año hacen posible que millones de personas sigan vivas, que se incrementen la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente mortales y sean eficaces muchos procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.
La organización de la donación voluntaria de sangre en Cuba ha crecido sistemáticamente hasta alcanzar y superar la meta propuesta por la Organización Mundial de la Salud de una donación de sangre por cada 20 habitantes.
“Sancti Spíritus tiene alrededor de 5 000 donantes que en lo que va de año acumulan 6 674 donaciones tributadas a uno de los programas más nobles del sistema cubano de Salud”, refiere Sara María Álvarez Perdomo, secretaria de organización y atención a las actividades de la economía en la Dirección Provincial de los CDR, quien menciona a Fomento como el municipio espirituano con mayores resultados.
Consciente de su protagonismo y que uno solo de sus actos puede salvar hasta tres personas Alcides y su familia aseguran que ya sea en el Consultorio del Médico de la Familia o en el Banco de Sangre, sus brazos siempre están listos para ayudar a otros.
“Llevamos años ofreciendo lo que podemos y lo volveremos a hacer, como ahora en medio de la pandemia, cuando fuimos a donar plasma sin que nos convocaran, porque sabemos que hace falta”, enfatiza finalmente José.
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