Extrañamos el desfile de pueblo casi eterno frente al General de las tres guerras en la Plaza de su Revolución, antes mambisa, hoy fidelista. Extrañamos al hijo a horcajadas sobre los hombros del padre, la inmensa bandera cubana ondeando al compás de la marcha, las palmas reales erguidas y vigilantes a los lados de la explanada. Extrañamos los jinetes con sus sombreros vaqueros domeñando los caballos, la conga con el repicar de tambores y la trompeta anunciando que Yayabo está en la calle.
La celebración del Primero de Mayo no pudo ser como siempre, pero fue. Es sabido que la COVID-19 dictó la última palabra e impuso el aislamiento social. Aun así, nuestras casas sirvieron de plaza; en puertas, ventanas y balcones flameó la bandera soberana, y en algún que otro hogar renació La Internacional, con sus versos de Eugène Pottier, musicalizados por Pierre Degeyter.
En muchos lugares, Buena Fe recordó a los Valientes, a los que vinieron a darle un beso al mundo y nada más, a quienes aman a su país como a sí mismos, también diría el poeta. Lógico que este día proletario se lo dedicáramos especialmente a ellos, a los que están en las zonas rojas en las instituciones sanitarias en claro duelo contra la muerte; a los que, igualmente con batas blancas, en sus puestos no tan riesgosos siguen blandiendo su sabiduría para fortuna de la existencia humana.
Este viernes festejamos las vidas ganadas a la pandemia; la molida enorme de los azucareros, que los trajo de vuelta a la tradición cumplidora; reconocimos a los agricultores que piensan y hacen por la mesa de los espirituanos, a los maestros y profesores que desde sus casas continúan llevando de la mano a los alumnos.
En fin, celebramos cada acto generoso, venga de este oficio o aquella profesión que busque salvar a este país y su gente; salvarlos, incluso, de tanto hostigamiento económico y bombardeo mediático, venidos del “Norte revuelto y brutal” que nos desprecia, como hace 125 años lo alertara el Maestro Martí.
Comprensible, inobjetablemente, aquella estrofa llameante de otro poeta, Fayad Jamís: Por esta libertad,/ bella como la vida,/ habrá que darlo todo;/ si fuere necesario/ hasta la sombra,/ y nunca será suficiente.
Escucha»Primero de Mayo en Sancti Spíritus: La casa, la plaza» en Spreaker.
El pueblo de #SanctiSpiritus festeja el #1roDeMayo en la producción, en el barrio y apoyando a las provincias vecinas en la Zafra. A hacer vigentes el Concepto de Revolución. # MiCasaEsMiPlaza !Felicidades!