Como un paso concreto en el camino de la soberanía alimentaria y con el fin de identificar semillas de garbanzo más atemperadas a las condiciones climáticas de Cuba en aras de su posterior propagación y desarrollo, se sembraron desde noviembre en el municipio de Taguasco 10 nuevas variedades del grano a partir de un proyecto de colaboración con Turquía, en lo que constituye la primera fase de un programa que busca ampliar en lo adelante la producción y elevar las ofertas a la población.
Orestes Ramírez Salas, director de la Empresa de Semillas de Sancti Spíritus, declaró a Escambray que el proyecto se asienta en áreas de la Cooperativa de Producción Agropecuario 26 de Julio, enclavada en la zona de El Plantel, en el municipio de Taguasco, en tanto la siembra ocupa poco más de una hectárea con 10 variedades traídas de Turquía y otras tres creadas en el país.
“Se hicieron cuatro réplicas en el mismo campo de cada variedad, podemos decir que el proyecto va marchando bien, la germinación fue buena, al menos siete variedades se comportan hasta ahora de forma favorable; el objetivo es identificar las que mejor se adapten para obtener semillas y después seguir propagando el proyecto con las más idóneas en rendimiento y adaptación a las condiciones de Cuba”, detalló Orestes Ramírez.
Añadió que por primera vez se realiza en Sancti Spíritus un proyecto en este tipo de grano con un alcance de país, sobre la base de que la provincia y, en particular, Taguasco, es de los lugares donde más se produce la legumbre en Cuba. Además, allí existe arraigo en el cultivo del garbanzo empleando variedades nacionales que actualmente están muy degeneradas, a pesar de que se logran niveles de producción de cierta relevancia.
Señaló el directivo que el garbanzo es un cultivo cuyo ciclo agrícola sobrepasa los 110 días, y la cosecha se ubica para inicios de marzo, proceso que se pretende asumir de forma manual a fin de asegurar la calidad y evitar la mezcla de granos en virtud de la fiabilidad que implica el monitoreo de cada variedad.
“De acuerdo con los resultados que arroje el proyecto —acotó Orestes Ramírez — y una vez se conozcan las variedades que se comportan bien, vamos a seguir multiplicando las semillas porque son pequeñas cantidades; también puede ocurrir que se decida acudir a la siembra ya con fines productivos de esas variedades escogidas, pero en cualquier caso la continuidad del proyecto sería en los meses de noviembre y diciembre, la época óptima de siembra del garbanzo, un cultivo noble que demanda poco riego y es compatible con la etapa de sequía”.
Según la propia fuente, los productores involucrados en el proyecto disponen de experiencia en el cultivo de la legumbre, a la vez que la siembra de las variedades en fase de prueba se hizo en condiciones rústicas, sin desinfección de la semilla “para ver realmente cómo se comportan y conocer la resistencia que tienen en nuestras condiciones de suelo y clima”, explicó.
“Estamos viendo un grupo de variedades que se van a comportar bien y, aunque falta conocer el rendimiento de la cosecha, el proyecto avizora que hay variedades que prometen un buen resultado en nuestras condiciones, de manera que podemos buscar mejorar la calidad de la legumbre, más rendimiento y darle mayor seguridad a esta producción”, concluyó Orestes Ramírez al referirse al monitoreo realizado al cultivo.
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