Las tardes en la comunidad de Olivos II de la ciudad del Yayabo se han tornado diferentes. El silencio por la quietud del entorno, ausente prácticamente de personas y medios de transporte, se rompe con la música que desprende el balcón del apartamento 9 del Edificio 42. Ya son varios los que esperan ansiosos desde sus hogares la algarabía, incluso los más inquietos llaman por teléfono para preguntar qué sucederá. Y es que desde ese quinto piso se descorren las cortinas imaginarias del teatro para darle rienda suelta al histrionismo del proyecto teatral Parabajitos.
“Cumpliendo la necesaria medida de quedarnos en casa para evitar la propagación del nuevo coronavirus, decidimos crear una iniciativa recreativa para el público infantil. Fue una idea colegiada entre todos los miembros de la casa porque el reto es muy grande: atrapar la atención desde la distancia”, cuenta también desde su hogar, Yojandry Naranjo, Pachy, máximo timonel de ese proyecto de las artes escénicas de Sancti Spíritus.
Una propuesta alternativa en tiempos de coronavirus que ha llegado como bálsamo a las familias más cercanas de esa comunidad urbana de la ciudad espirituana. Durante una hora quedan atrás frases recurrentes en estos momentos de ocio: “Estoy aburrido”, “Ya hice las tareas”, “Quiero salir a jugar”… Bien lo sabe Maikol Anthony, quien con cinco años de edad no se pierde la revista variada titulada Pa los niños.
“Pensamos que para que nos sigan es necesario que ellos, los que están tan distantes, se sientan parte del espectáculo. Por tanto,
desde el comienzo digo el número de teléfono de nuestra casa y entonces ellos nos llaman para participar y responden las interrogantes que hacemos. El que lo haga correctamente tiene el derecho a solicitar una canción infantil. Además, tenemos la sección de las felicitaciones no solo para los que cumplen años, sino para quienes quieran agasajar a sus amiguitos, con los que no pueden jugar por ahora”, añade Pachy.
Pero Yojandry Naranjo no es el único que hace suyo el pequeño escenario-balcón cada tarde. El resto de su familia: su esposa Yanet y sus hijos Shekinah y Shalom, de ocho y cinco años, respectivamente, lo acompañan en los trabalenguas, canciones e informaciones que brotan desde la altura de cinco pisos.
“Mi esposa recepciona las llamadas y mientras yo animo, mis hijos saltan y bailan junto a mí y eso contagia y suma al resto. Además, me ayudan a hablar sobre diversos temas que introduzco en el espectáculo como las medidas preventivas para evitar el coronavirus, curiosidades, deporte, cultura y contenidos de las teleclases. De esa forma los incentivamos a verlas y contribuimos a repasar lo aprendido”, cuenta.
Esta propuesta al estilo muy personal de Parabajitos ha trascendido el espacio físico de los Olivos II y en la red social Facebook también ha encontrado los merecidos aplausos.
“El primer día que lo hicimos fueron cerca de 10 niños y ya hoy, de acuerdo con lo que podemos ver desde nuestros balcones, nos siguen cerca de 40. Los adultos salen y saltan y bailan junto a los más pequeños. Por eso, lo que surgió como una idea para los infantes se ha convertido en una gran propuesta comunitaria. En el perfil personal de Facebook de nuestro proyecto también hemos interactuado con quienes dan Me gusta y comentan”, alega.
Pero no solo este tiempo necesario para estar en casa es aprovechado por Pachy para regalar sus creaciones desde un nuevo escenario. Moldea con sus manos un futuro cercano.
“Trabajamos en la producción de un nuevo espectáculo. Cuando todo acabe y nos podamos abrazar arrancaremos con más fuerza porque nos toca a los artistas a través de nuestro arte tratar de amenizar esta página triste que pasará. A todos los que nos siguen y conocen de nuestra labor les insistimos que se queden en casa, con disciplina, conscientes y con percepción de riesgo”, concluye.
Y mientras Parabajitos no pueda llegar a su sede u otro espacio de la ciudad del Yayabo o fuera de los límites geográficos espirituanos, donde se multiplique su fantasía a través de canciones e historias, seguirá cada tarde desde uno de los balcones de la comunidad de Olivos II, estrechando las distancias para abrazar mediante el arte y con sinceridad a múltiples corazones.
Q trabajo tan lindo hacen ,en estos tiempos tan dificiles ,feliciraciones
Los felicitous desde la distancia
Que hermoso labor para toda la familia. Los felicitous desde la distancia. Cuidense mucho