No tiene tiempo para el descanso. Aun cuando permanece en casa, mantiene la misma rutina como si asistiera de forma diaria a la escuela. Se levanta temprano, desayuna, prepara sus libretas y calcula el tiempo para comenzar a visualizar las teleclases, esa alternativa que ha impuesto la COVID-19 para no retroceder en el aprendizaje.
A Víctor Leonel Tejeda Ferrer, alumno de la Secundaria Básica Camilo Cienfuegos, de Yaguajay, no hay que insistirle para que reciba sus lecciones porque sabe que de cada una de ellas depende su evaluación final, esa que llegará cuando la situación epidemiológica del país lo permita.
Sin asomo de despreocupación, lunes, martes, miércoles y jueves se consagra a las instrucciones en las asignaturas de Matemática, Español, Cívica, Historia y Ciencias. En esos días recorre los cuerpos geométricos, los grados del adjetivo, examina los análisis sintácticos y desnuda los textos descriptivos. Eso sin contar que se traslada hasta las civilizaciones maya, azteca e inca y descubre hasta los más recónditos secretos de estos pueblos precolombinos.
Mas, no siempre entiende cada una de las materias y para no quedarse con dudas, salta hasta el portal Cubaeduca, allí despeja todas las incógnitas para dormir tranquilo. Ahora es que comprende la importancia de esta plataforma, ese lugar al que accede y ahonda en contenidos, quizás más profundos y complejos.
Sin embargo, no se conforma. En el horario libre se dedica a consolidar y a sistematizar estas materias hasta vencer cada uno de los elementos abordados en la jornada. Pero, tal vocación por el estudio no viene en vano, Víctor quiere ser informático y de su empeño dependerá cumplir sus expectativas. Fiel a los consejos de su familia este adolescente no abandona los materiales de estudio.
“Mis padres me exigen que vea las teleclases”, cuenta vía telefónica el estudiante, quien en medio de la preparación también dedica algún tiempo al entretenimiento. “Lo hago cuando termino todos los deberes, cuando aclaro las dudas y realizo las actividades de tarea. Cuando ya no me queda nada que hacer, me siento delante del televisor y me recreo”, dice.
No obstante, aunque el chico esté pendiente de sus clases, en casa también exige las medidas higiénico-sanitarias. “Al terminar las teleclases me lavo bien las manos, limpio la superficie de la mesa que tengo para escribir y evito tocarme la cara, la boca y los ojos, así impido la propagación del virus”, comenta el pequeño, quien ha indagado lo suficiente en materia de coronavirus.
Y así, mientras la COVID-19 transita por el mundo muchos estudiantes como Víctor Leonel Tejeda Ferrer no le ceden espacio a esta pandemia y se comprometen con lo que mejor saben hacer: estudiar. Él sabe que solo a través del aprendizaje llegará lejos y que sus planes ahora se cumplirán desde el hogar, abrazando esas lecciones que lo harán crecer.
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