Ciertas son las afirmaciones de Clara Aquino Sampedro, una mujer con domicilio en la comunidad de Potrerillo, en Cabaiguán, a cuya vivienda no llega el agua a ninguna hora del día desde hace aproximadamente un año.
No habla por ella sola; expone el problema de una parte de las familias allí residentes, que no ha dejado de ser planteado en los lugares donde presumiblemente podrían solucionarlo, desde el delegado de la circunscripción hasta el Gobierno y el Partido en la provincia, pasando por las estructuras municipales.
“Tengo una anciana encamada y para lavar, fregar, cocinar, bañarnos y demás estamos obligadas a abastecernos de agua de un arroyo que está contaminado de orine de vacas y caballos, así como de desechos de cochiqueras cercanas. El agua está verdosa de tanta suciedad; mi mamá se ha enfermado de la piel varias veces. Para beber, la única opción es acudir a algún vecino que tenga pozo, a fin de que nos regale un cubo de agua…”, cuenta la remitente.
Argumenta, además, que los tanques están rajados y por esa razón ponen la turbina a bombear directamente de las tuberías. “Como no tiene fuerza para impulsarla hacia todo el pueblo, una parte se queda sin agua”, concluye, con la esperanza de que alguna entidad dé solución al grave problema que la agobia.
Cuando Escambray sostiene que son ciertas las afirmaciones de Clara se basa en la confirmación ofrecida por Jorge Luis González Yanes, director de la Unidad Empresarial de Base Acueducto y Alcantarillado Cabaiguán. Dicho directivo alegó que el arreglo de los tanques donde almacenan el agua requiere de una inversión costosa y de recursos que ahora no están al alcance de la mano, por lo que se acudió a la alternativa que explica la remitente, sin desconocer que no era la ideal.
“No es que no hayamos buscado opciones: dimos mantenimiento a la bomba sumergible, la colocamos a mayor profundidad, la conectamos directo a las redes hidráulicas, pero nada dio resultado. Con la colaboración del Delegado de circunscripción, que es activo y se ocupa mucho de los asuntos de su población, decidimos dividir el área en tres sectores, una labor que demanda de no pocos recursos, aunque los hemos ido gestionando y ya disponemos de todos ellos”, detalló.
En esencia, dijo, montarán tres válvulas de 80 y 90 milímetros de diámetro, que permitirán regular el flujo del líquido hacia las zonas bajas para que pueda llegar a las altas. Eso implicará que unas veces se beneficiará una parte de los residentes en Potrerillo y otras, los restantes. Según estimó, dichos trabajos deberán concluirse en la primera quincena de septiembre.
No se puede perder de vista, recordó también, que debido a la baja disponibilidad de combustible en el país se está afrontando dificultad en los bombeos”.
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