Dos Ríos parece predestinado al olvido. No lo dice Escambray, que por razón de una misiva se personó en esa comunidad el pasado mes de diciembre; lo dicen los vecinos allí, en medio de una especie de desahogo ante la persistente zozobra.
Cuentan que recién llegados al lugar, hará pronto 40 años, se asomaban a los balcones y en derredor no veían más que desolación. Ahora sucede igual, en una especie de déjà vu que se les repite a diario: en la comunidad donde viven no hay casi, como se dice vulgarmente, ni dónde amarrar la chiva.
En el Consejo Popular de Managuaco del municipio de Sancti Spíritus, Dos Ríos se ubica a unos 15 kilómetros de la cabecera provincial. No puede decirse que en todo este tiempo no haya avanzado, pero tampoco cabe afirmar que no haya retrocedido. Como para validar la aparente incongruencia, dos cartas a este espacio abordaban un mismo asunto en tiempos diferentes.
LA REHABILITACIÓN DORMIDA
Más de tres años transcurrieron desde la última vez que se hablara en esta columna sobre la comunidad. Jesús Lumpuy Baracaldo, vecino del Edificio No. 3 y fundador, envió la misiva, donde se daba cuenta de una irregularidad en la labor de rehabilitación para beneficiar a los tres inmuebles, cada uno con 24 viviendas.
Alegaba que varios apartamentos, incluido el suyo, se habían quedado fuera en la repartición de puertas y ventanas de aluminio. A ello se sumaba la deficiente colocación de una de las puertas, que resultó pandeada y quedó con las bisagras invertidas. Poco después notificaba la entrega de las piezas faltantes.
Pero no todo entonces fluyó según lo planificado. De los tres edificios quedó uno sin la mayoría de los trabajos por ejecutar y en defensa de quienes sufren las consecuencias de aquella interrupción esta vez escribió a la columna Basilio Hernández Dorta, coordinador de la Zona 150 de los CDR y vecino del Edificio No. 2.
“El programa de reparación emprendido por la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV) incluía cambio de carpintería, pintura, impermeabilización de las cubiertas y arreglo de las conexiones hidráulicas”, narraba el lector y especificaba: “Esta última tarea, encaminada a resolver la situación más grave, quedó inconclusa en el Edificio No. 1, donde las familias aún permanecen sin el servicio de agua”.
Hablaba de grandes filtraciones por techos y paredes debido al mal estado de la tubería antigua y contaba que sobre la azotea del inmueble permanecía todavía parte de los recursos, como es el caso de las tuberías gruesas, pero “nunca más regresaron los constructores para completar el trabajo”, apuntaba.
Este medio de prensa confirmó la obra inconclusa y escuchó decir que no han faltado gestiones para canalizar las inquietudes. La respuesta más reciente, contaban los vecinos, fue ofrecida en el mes de noviembre del 2019 por el nuevo director de la DMV y el Vicepresidente que atiende la actividad en el Gobierno local. Mas lo que alegaron, añaden, no les dejó margen a esperanzas.
“Entendemos que no existan tubos de esos que llaman galvanizados, pero podría pensarse en soluciones, como las tuberías plásticas tan utilizadas en las construcciones del país”, razonaba uno de los lugareños. El dolor del Edificio No. 1 es, a todas luces, el punto más álgido del lugar, aunque no el único.
Fuera de los tres inmuebles multifamiliares radican la unidad comercial para el expendio de la canasta básica y un círculo social sin mucha demanda. La bodega, que es el sitio más visitado, permanece aún en el mismo local donde fue ubicada de forma temporal, luego de sacarla del apartamento en el que radicó al comienzo. A ella se llega por un camino escabroso e irregular, peligroso para los muchos ancianos que pueblan la comunidad.
El único servicio restante es el consultorio médico, muy elogiado por la vecindad por la estabilidad de su doctora. Al igual que sucede en el edificio contiguo, su local se afecta cuando las tuberías de residuales se obstruyen, lo cual sucede con frecuencia. Entonces aquello se vuelve un infierno, porque los trabajos de Acueducto y Alcantarillado no suelen resultar concluyentes.
ESTO AQUÍ ESTÁ MALO
“Esto aquí está malo”, espetó desde su balcón en el cuarto piso María Reina. En cuanto bajó parar sumarse al equipo reporteril en una morada, amplió su aseveración. Parecía inacabable su relación de lamentos: que hace como tres años esperamos por las tuberías y el agua la cogemos con mangueras y no da abasto, figúrese, por las crianzas de cerdo; que mire cómo los salideros han acabado con las casas; que ni placita donde comprar viandas hay por todo esto, porque hubo una casi improvisada y la quitaron.
Que la guagua entra tres días a la semana y sale, pero no regresa; que para volver del hospital si vamos allá o las personas regresar de su trabajo, sálvese quien pueda; que los alumnos buscando en qué ir y virar de las escuelas; dígame, periodista, ¿a quién nos dirigimos, si el delegado nuestro apenas viene aquí?
Jesús Lumpuy, vecino entusiasta y actualmente gestor de Trabajo Social, exponía sus preocupaciones: “No disponemos de un parque infantil, ni de área para los jóvenes o para los ancianos y la tercera edad aquí es mayoría. Hubo un proyecto muy interesante de mejorar la infraestructura, pero se quedó ahí”. Muchos en Dos Ríos, incluido él, estiman que la escuela primaria que tuvieron hasta que fue cerrada por baja matrícula podría regresar, pues hay ahora en esas edades más de 15 menores.
Otro vecino remataba: “Desde la llamada ‘coyuntura’, en septiembre, el pan viene en días alternos; a veces falla y luego traen junto el de dos jornadas. El lunes los niños desayunan con el del sábado; es como para enviarle el cuento a Pánfilo Epifanio. Yo creo que todavía se arregla lo del combustible y nos lo siguen trayendo así”.
Si no fuera trágico sería cómico, por eso en Dos Ríos todavía encuentran razones para bromear. Ellos conocen el valor del empeño, porque en los peores momentos del período especial su representante de gobierno halló, ante algunas miradas escépticas y con el apoyo colectivo, alternativas para echar a andar un ómnibus sufragado por ellos mismos, construir un consultorio y habilitar un círculo social.
Según pudimos confirmar a comienzos de enero, poco después la guagua comenzó a entrar diariamente (en la mañana y en la tarde) y el suministro de pan retornó a la estabilidad. Pero hay en esa comunidad, a la que no falta quien le siga llamando asentamiento, razones para reflexionar. Espolear los ánimos y buscar soluciones sigue siendo hoy un imperativo, máxime cuando se trata no solo de regresar a lo logrado, sino de, incluso, avanzar más.
Bueno,pero ahora en el gobierno hay un gobernador y un intendente,que adquieren títulos mas rimbombantes, seguro que esso s problemas cae resolverán com el tiempo y un ganchito
Me imagino,que este trabajo lo lea el primer ministro marrero,que pensara,porque las visitas no deberían planificarlas si no el consejo de estado hacer un análisis a través del mapa de la provincia y primero mandar inspectores encubiertos para detectar y luego ir a los lugares críticos,caballero da pena la provincia ,lo mismo con lo mismo,siga así diario escambray
En Cárdenas los edificios están igual o peor, las filtraciones de los vecinos de arriba , todo el tiempo abriendo hueco y haciendo ruido, todos los apartamentos tuvieron que comprar turbinas en mi escalera porque la colectiva se rompió . Hay problemas con la instalación hidráulica y sanitaria. Sería bueno crear una brigada estatal q se dedique a reparar e inspectores para que hagan cumplir la ley.
Dos Ríos no es la única comunidad que ha quedado en el olvido del gobierno en el municipio de Yaguajay se suman unas cuantas cómo Aridanes, La Gloria, La Caridad, Las Llanadas, Juan Francisco, todas ellas de difícil acceso en el plan turquino Muchas de ellas incomunicadas con puentes derrumbados casi intransitables para vehículo tan rudimentarios como los quitrines y volantas. Siempre hay un lugar que está peor que el se expone en el artículo. Lo que yo me pregunto: será desconocimiento de las instituciones gubernamentales, falta de recursos o interés del estado en esas comunidades a todos esos planteamientos de las rendiciones de cuentas el delegado dice que en el gobierno municipal le dicen a él que esa situación se conoce pero q la van a poner en el presupuesto del estado del año pero en eso llevan ya 3 años desde qué pasó Irma y ya casi el mismo tiempo de Alberto y todavía se siguen cayendo a trozos los puentes en Juan Francisco, la carretera es un solo hueco sin mencionar el transporte, ojalá alguien lea esto y agan algo porque ni en el portal del ciudadano de nuestra provincia fueron capaces de tan siquiera responder. Saludos