Jatibonico huele a azúcar. Sus calles, sus casas y cada rincón de este pueblo despiden ese olor característico que anuncia el inicio de la molienda. Sus predios los escoltan extensos cañaverales que regalan sus frutos al ingenio con mayor récord histórico de producción de azúcar en el país. Su nombre, Uruguay, ese coloso que en tiempo de zafra mantiene en vela a todos los habitantes de esta localidad.
La inmensidad de ese ingenio se corresponde con la excelencia de sus trabajadores. En su seno abriga a jóvenes y a quienes también peinan canas. Sabe que necesita todas las manos para procesar la caña y saborear el azúcar. Mas, hoy este central encuentra nuevos bríos para su contienda. Entre sus máquinas, laboratorios, y apegado siempre a los de mayor experiencia, camina Daniel Rodríguez Borroto, un muchacho que atesora el privilegio de ser uno de los delegados directos de la provincia al XI Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas.
En el ingenio se desempeña como jefe de turno integral. En medio de su rutina no faltan su casco, su radio y la intuición para tomar decisiones. Con apenas 27 años es capaz de echar a andar un central y asumir conductas ante determinadas problemáticas. Sin embargo, esta destreza no llegó por azar. Daniel se formó como ingeniero industrial en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, y desde entonces no ha hecho más que prepararse en este mundo.
“Mi profesión me aportó conocimientos relacionados con eléctrica, Mecánica, Automatización y Control, e Hidráulica, que más o menos me acercaron a diferentes perfiles. No obstante, cuando llegué a este ingenio, durante el período de adiestramiento, tuve la posibilidad de conocer los diversos procesos de la fábrica. Aprendí sobre las esteras de caña, el blindaje de las máquinas, el consumo eléctrico; aprendí en medio de roturas a calcular el tiempo industrial perdido y a identificar las causas del problema. Fue una etapa que me sirvió de mucho antes de empezar como jefe de turno integral”, cuenta Rodríguez Borroto.
Quien mira a este joven sabe que le sobra responsabilidad. Su rostro lo trasluce. No le faltan seriedad, disciplina y compromiso, pues enfrenta sin temor un puesto de trabajo de altos quilates. “Trabajo 12 horas y descanso 24. Recibo el turno con una explicación detallada de cada uno de los procesos. Siempre lucho por lograr parámetros de eficiencia y calidad, y velo por la disciplina tecnológica o las buenas prácticas dentro de la fábrica.
“Para eso me auxilio mucho del laboratorio que me ofrece una información veraz de cada área; del sistema de supervisión y control; estoy en permanente contacto con mis jefes inmediatos superiores, técnicos, especialistas, jefes de brigada, operarios, y también con los ayudantes, porque me gusta mucho llegar a la base”, comenta.
Este apego al quehacer cotidiano le ha permitido a Daniel ganarse la confianza de sus trabajadores, algo que al principio no fue así. Y es que tras su llegada al ingenio todos dudaban de lo que hacía debido a su corta edad, pero la vida fue sabia y lo dotó de habilidades que hoy lo distinguen en el centro.
“Tengo que entender a las personas, porque es un período largo de trabajo y todo el mundo tiene problemas. Asumo un nivel de autoexigencia que me obliga a llegar primero que nadie, a irme después que todo el mundo y a ayudarlos en cualquier gestión que necesiten”, agrega el joven.
Dichas cualidades lo prestigian también como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, secretario del comité UJC en la industria, y miembro del buró no profesional de su Comité Nacional. “Una de las proyecciones de la organización juvenil en el ingenio es rescatar los comités de base en sus áreas externas y crecer en el número de militantes. Si bien en un momento llegamos a tener solo 20 militantes, ya en lo que va de año tenemos dos jóvenes en proceso para su incorporación a las filas; muchachos de vanguardia que se sienten identificados con la organización”, destaca el ingeniero industrial.
Y este logro responde a las actividades que protagonizan los jóvenes del Uruguay. “En un pleno nacional de la UJC se nos pedía fortalecer la recreación, y en eso nos basamos. Vamos a sitios históricos, realizamos trabajos voluntarios, labores de saneamiento en la ciudad, apoyamos fuertemente la lucha antivectorial en el territorio, y comenzamos a hacer más formal las reuniones ordinarias.
“Rescatamos también las noches cubanas, tanto en tiempo de reparación como en zafra, y eso nos ha permitido alcanzar una alta compenetración con los militantes y el universo juvenil”, aseveró Daniel, quien se considera un eterno inconforme con lo que hace.
“Tuve dos alegrones: ser ratificado como miembro del Comité Nacional de la UJC, y elegido como delegado directo al XI Congreso. Es el máximo reconocimiento que puede recibir un militante y me siento con el deber de ser vanguardia y ejemplo. Al mismo tiempo estoy enalteciendo el trabajo del central que sobresale por su eficiencia”, señaló el dirigente juvenil.
Con esta entrega Daniel Rodríguez Borroto se adentra todos los días en el central Uruguay. Allí, entre las máquinas y el olor a caña aprendió a desafiar los miedos que erizaban su piel; aprendió de lo sacrificado que es la zafra y, también, del espíritu joven que alimenta al coloso Uruguay.
Zandy
La juventud o jóvenes como Daniel delegado al Congreso de la UjC nos motiva a los que ya peinamos canas, porque se entregan de lleno en una actividad productiva tan ligada a la Historia y tan llena de ejemplos dignos, como es el sector azucarero, Jatibonico, y el central Uruguay tienen un muy buen relevo, en este joven, y Cuba porque son actores del presente y del futuro.
Felicidades a este joven esdpirituano, cuya entrega, conocimientos y habilidades ha ganado la confianza de todos y en especial de la juventud que lo escogió como su delegado
Muchas felicidades, por el excelente trabajo que realiza. Ejemplo de los jovenes de estos tiempos..
Los jóvenes juegan un papel importante en el sector azucarero y directamente en la zafra, junto a los más veteranos en el sector aprendemos a diario y hasta somos capaces de tomar decisiones importante en circunstancia determinadas con tanta claridad como nuestros guías de años en los ingenios.