Hacer trampa es una forma de vida para Trump, y ahora se ha convertido en su estrategia electoral para impugnar los resultados electorales, según The Guardian.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, indicó el martes que una votación masiva por correo en las elecciones presidenciales de noviembre podría causar tantos problemas que se tendría que repetir los comicios.
Trump ha dicho repetidamente y sin pruebas que el voto por correo masivo provocará un fraude en estos comicios, cuando se enfrente a su contrincante demócrata Joe Biden, quien actualmente tiene una ventaja importante en las encuestas de opinión pública.
El diario británico The Guardian, en un artículo publicado el martes, manifestó que al sembrar dudas sin fundamento sobre la legitimidad del voto por correo, el presidente de EE.UU. ha sentado las bases para impugnar el resultado de las elecciones de noviembre.
Haciendo un repaso a los antecedentes de Trump, el artículo escrito por Arwa Mahdawi afirmó que el mandatario ha sido acusado de engañar a sus tres esposas y de engañar a sus trabajadores con los cheques de pago.
Además, cuando era adolescente, según los informes, le pagó a alguien para que lo suplantara en los exámenes de ingreso a la universidad. Se sospecha que también hace trampa en sus impuestos y se rumorea que lo hace descaradamente cuando juega el golf.
Como ha dicho su sobrina, Mary Trump, Donald Trump acepta “hacer trampa como una forma de vida”. Y ahora lo está adoptando como una estrategia electoral: Trump está intentando abierta y descaradamente manipular las elecciones presidenciales de noviembre.
De acuerdo con el artículo, la única forma en que EE.UU. puede tener elecciones libres y justas durante una pandemia como el coronavirus, causante de la COVID-19, es celebrar una votación por correo generalizada, pero Trump y sus lacayos están haciendo todo lo posible por prevenirla.
Para prevenir este caso, la autora enumeró los pasos dados por Trump y sus secuaces para socavar la infraestructura del Servicio Postal de Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés): uno es instalando a uno de los compinches y mega donantes del presidente, Louis DeJoy, como director general de correos del USPS. Paso dos: implementar medidas de reducción de costos que retrasen la entrega de correo.
Para este propósito, el país más rico del mundo ahora tiene un sistema postal tan inadecuado que el USPS advirtió recientemente a 46 estados y Washington D.C., (la capital) que no podía garantizar que todos los votos postales emitidos en noviembre fueran contados.
Trump ni siquiera está tratando de ocultar lo que está haciendo: admitió la semana pasada que no quiere darle dinero adicional al USPS porque no quiere facilitar la votación.
Mientras tanto, Trump ya ha minado la confianza en este sistema. Ha pasado los últimos meses afirmando rabiosamente y falsamente que el voto por correo aumenta sustancialmente los riesgos de fraude electoral. Sus seguidores parecen creerle de manera que casi tres cuartas partes (73 %) de los republicanos creen que los votos por correo no se contarán con precisión, según una encuesta de NBC/Wall Street Journal.
Mientras tanto, solo el 45 % de los estadounidenses dicen que confían en que el recuento total de los votos será preciso, en comparación con el 59 % antes de las elecciones de 2016. Trump ha sentado magistralmente las bases para desafiar las elecciones.
La corrupción que está cometiendo el mandatario norteamericano es tan flagrante que, si estuviera sucediendo en cualquier otro país, Estados Unidos lo habría invadido y habría prometido instalar la democracia.
El artículo concluyó que Trump definitivamente va a impugnar los resultados de noviembre. Incluso si gana las elecciones por mayoría aplastante, argumentará que la votación fue amañada y su ventaja debería haber sido mayor. Si gana por un pequeño margen, gritará “¡Injusto!” y argumentará que los votos a favor de Biden fueron fraudulentos. ¿Y si pierde? Bueno, se pondrá muy complicado.
En una entrevista con la cadena local Fox News el mes pasado, Trump se negó a comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones. “Tengo que ver”, dijo en aquella ocasión para añadir luego “no voy a decir simplemente sí. No voy a decirlo”, fueron sus palabras.
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