Difícil una entrevista sin rostro, sin gestos, sin escenario. Difícil una entrevista sin la mirada de enfrente. Difícil una entrevista solo a golpes de voz, pensé mientras hilvanaba algunas preguntas en la agenda durante estos días en que el nuevo coronavirus ha impuesto diferentes modos de hacer periodismo.
Mayúsculo gazapo. Algunos testimonios se imponen a cualquier distancia, con cualquier señal: “Tengo una niña de dos meses de nacida, desde que esto empezó no he podido abrazarla ni besarla más. Estoy durmiendo en el otro cuarto de la casa. Claro que tengo miedo, no soy de hierro”.
Ahora siento más curiosidad por conocer al bien terrenal y sencillo joven doctor Vicente Cabrera, uno de los médicos que atiende en Sancti Spíritus a pacientes sospechosos de la COVID-19 en el centro de aislamiento La Cabaña, desde que comenzó en el país esta emergencia sanitaria y quien ahora responde por teléfono el cuestionario de Escambray.
“Nos pidieron la disposición en Ciencias Médicas y en el Policlínico Norte donde trabajo. Acepté porque antes de coger la carrera uno sabe que tarde o temprano tendrá que enfrentarse a estas cosas, si he prestado servicios en otros países no tengo sangre para que ahora me necesiten aquí y no dar el paso al frente cuando hace tanta falta mi apoyo”, asegura este especialista en Medicina General Integral, que antes cumplió misión en Brasil y Venezuela.
¿Le ha correspondido trabajar con algún paciente positivo a la COVID-19?
La primera noche, como a las once y media, nos avisaron que uno de los pacientes era positivo y hubo que darle la noticia.
¿De qué manera reaccionó cuando se lo comunicaron?
Fue difícil, tenía veinte y pico de años, lloró, se derrumbó porque tenía una niña de dos años y una mujer asmática y sintió miedo de haberlas contagiado. Le dimos apoyo, lo calmamos, se fue más o menos tranquilo para Santa Clara. Era de Cabaiguán y no he sabido más de él. Todos los pacientes están muy agradecidos por las atenciones recibidas.
¿Cómo transcurre la rutina de 24 horas de guardia en La Cabaña?
Desde que llegas es estresante, no puede fallar ni un paso. Examinamos a los pacientes cada seis horas y estamos pendientes constantemente de ellos. Los auscultamos, tomamos presión, temperatura, frecuencia cardiaca y respiratoria, realizamos examen físico. Los medicamos y hacemos de pantristas porque les llevamos meriendas y comidas. Hay mucho calor y con esa máscara puesta uno se suda constantemente.
¿Y su estado de salud?, ¿se está cuidando?
Hasta ahora bien, no he tenido ni coriza en estos días, gracias a Dios. Uno tiene que cuidarse porque esta enfermedad nueva complica a cualquiera, aunque seas joven, a tu familia. Hasta ahora no hay vacuna, ni cura. Uno tiene que concentrarse y aplicar todo el protocolo de seguridad establecido. Para ver a los pacientes vamos protegidos con nasobuco, sobrebata, guantes dobles, espejuelos, gorro, botas…
A partir de su experiencia, ¿qué recomendaciones útiles deben atender los espirituanos?
Que no oculten los síntomas respiratorios si los tienen y vayan a las instituciones médicas porque detectar a tiempo esta enfermedad evita complicaciones más graves; que no se automediquen y cumplan las normas higiénico-sanitarias. Todos estamos propensos a contagiarnos. ¡Ah!, también quería decir que ese aplauso de las nueve nos reconforta, nos da fuerzas en medio de tanto estrés y aislamiento. Es un estímulo que nos da energía para al otro día dejar el miedo atrás y seguir enfrentando el problema.
ENTREGA MÁS ALLÁ DEL RIESGO
Una mañana cualquiera de estos días convulsos y grises un equipo de Escambray cruzó los dedos, se echó “a la antigua” la agenda bajo el brazo y entró por las puertas del centro de aislamiento La Cabaña con la intención de completar un reportaje porque el teléfono quedaba chiquito para la encomienda de reflejar la entrega del personal más expuesto en el territorio al virus SARS- CoV-2, cuando en el mundo cientos de sanitarios se contagian y muchos mueren con esta enfermedad maldita.
Allí todo aparece reluciente, tranquilo y ordenado: “Al principio nos reunimos con los trabajadores de la instalación para ver su disposición y todos dijeron que se quedaban el tiempo que fuera necesario. Esta es nuestra guerra y tenemos que estar aquí hasta que se acabe. Se hicieron dos turnos de trabajo en la cocina y seleccionamos otro personal para lavar, descontaminar, esterilizar todo. Salud nos dio la capacitación y estamos a su disposición porque ellos son los que saben”, comentó Nelson Ramos, el subadministrador de la instalación.
El personal de cocina se mantiene una semana completa en el centro, mientras que seis personas seleccionadas para higienizar no han vuelto a salir de aquí. Todo se desinfecta y lava en este propio lugar. Los sospechosos permanecen aislados en sus habitaciones, cumpliendo estrictamente lo establecido, en un área roja o vedada, adonde solo acceden el personal médico y el de servicios imprescindibles.
Entre ellos Yoana Caballero, una dependienta de salón que ahora hace de todo un poco: “Estoy de camarera, limpio y desinfecto las habitaciones, cambiamos la ropa de las camas. Nos turnamos y entramos protegidas. Cuando terminamos vamos a una habitación y nos desinfectamos antes de salir. Así me cuido y cuido a mis compañeros”.
Usted es madre de tres niños, ¿por qué no se agarró de esa justificación perfecta para no quedarse aquí trabajando?
“Si aguantamos esto a tiempo también estamos cuidando a nuestros hijos y a nuestra familia. Di mi disposición desde el primer día hasta el último. Los niños están bien cuidados con mi mamá. Hago esto también por mi Revolución, que me necesita ahora, aquí. Más que nunca hay que echar pa’lante”.
Ese sentimiento de entrega y disposición se respira lo mismo en la que friega y desinfecta los cubiertos, en quienes trasladan alimentos o lavan, que en la cocinera Julia Gutiérrez: con sus 58 años y un montón de enredos familiares dijo clarito que no se iba porque nadie la iba a privar de su derecho a participar y aportar.
No por gusto el doctor José Enrique Valdés Pérez, responsable de este centro de aislamiento, insistió categórico: “Aquí hemos recibido el apoyo incondicional de los trabajadores de esta instalación que se han sumado a los de Salud con muy buena actitud. Su atención a los pacientes y a nosotros es exquisita”.
¿Cómo transcurrió la capacitación de sus trabajadores?, ¿con qué usted los machaca cada día en materia de cuidados y protección?
La capacitación comenzó con varias acciones a nivel de la atención primaria y, posteriormente, ya integrando el equipo en nuestro centro, también se ofreció una serie de preparaciones. Luego, día a día en cada entrega de guardia, vamos recordando todas las medidas que hay que tener en cuenta. Todo se va desarrollando bien, siempre haciendo hincapié en la protección esmerada, en la autorresponsabilidad de cada uno. Contamos con médicos y enfermeras jóvenes, pero con experiencia, sin antecedentes de patologías crónicas, con las condiciones físicas y la actitud adecuada para desempeñar su labor sin riesgos o preocupaciones añadidas. Si se respeta lo establecido no debe haber ninguna contaminación en el personal que trabaja aquí.
¿Considera que tomando las medidas de seguridad sus subordinados se encontrarán inmunes a la enfermedad?
No diría que inmunes, siempre hay un riesgo, pero estarían protegidos. Tenemos que cumplir lo establecido.
¿Quién controla que se cumplan al pie de la letra las normas y protocolos establecidos para su protección?
El médico del equipo es el responsable dentro del área asistencial de controlar que se cumpla lo establecido. Rotativamente, el cuerpo administrativo encabezado por una inspectora sanitaria de Higiene que tenemos en el centro de forma permanente realiza la inspección, controlando el cumplimiento de las medidas de protección y aislamiento de los pacientes y del personal.
¿Cuentan con los recursos para resguardarse?
Hasta ahora no tenemos dificultad con los medios de protección, tanto para el personal médico como para el de servicio.
EN LA CONFIANZA ESTÁ EL PELIGRO
Aunque los diagnosticados con la COVID-19 en el territorio se trasladan inmediatamente hacia el Hospital Militar de Santa Clara, en Sancti Spíritus también existen cientos de personas que se encuentran en la primera línea de enfrentamiento a esta enfermedad: desde quienes laboran en el Hospital Provincial de Rehabilitación —primera instalación sanitaria de la provincia reconvertida en función de esta emergencia—, hasta los que se encuentran en el resto de las escuelas o instalaciones donde se mantienen sospechosos y contactos.
El personal sanitario que labora en estos centros incluye a graduados en Medicina General Integral y Enfermería pertenecientes a la Atención Primaria, además de pediatras y especialistas en Medicina Interna.
Aunque, bien aclaró desde el principio la doctora Mirta Santos, subdirectora de Asistencia Médica en la Dirección Provincial de Salud, “todos estamos expuestos”, refiriéndose al riesgo evidente que también padecen quienes laboran en consultorios, policlínicos, hospitales, ambulancias, pesquisas e Higiene y Epidemiología, entre otras instituciones del sistema de Salud.
Ante esa innegable realidad y el hecho de que en el mundo entero cada día más personal sanitario se contagia y muere con el nuevo coronavirus —en Cuba ya suman 25 enfermos—, aquí se ha establecido que cualquiera de ellos que presente síntomas también se aísla en cuarentena para aplicarle el protocolo de tratamiento, como a los demás pacientes.
“Siempre tenemos que tratar de cuidarnos, si no nos cuidamos no vamos a poder atender a nuestra población que tanto nos necesita en estos momentos. Tenemos que cumplir todo lo que está establecido, las normas de bioseguridad, las normas técnicas, los procederes, usar los medios de protección establecidos. Si uno está cometiendo un error, el otro debe alertarlo”, comentó el epidemiólogo Jassiel Alexander López Medina, uno los cuatro especialistas espirituanos que acudieron al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí a recibir la primera capacitación sobre la COVID-19.
¿Cuáles medidas usted considera imprescindibles para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad entre quienes trabajan en estos lugares con pacientes potenciales?
Primero que todo hay que estar concentrado en lo que estamos haciendo, tener mucho cuidado, usar los medios de seguridad, el lavado frecuente de las manos, respetar los flujogramas establecidos dentro de la institución y seguir los protocolos establecidos. Debemos pensar siempre que el paciente que tenemos enfrente puede estar contagiado y extremar todas las medidas. No podemos confiarnos.
No es verdad màs grande q todos estamos expuestos. Es por eso q nuestro personal mèdico debe extremar todas las medidas de protecciòn. Pero ojo, nuestras principales autoridades piden no salir x gusto a la calle y evitar aglomeraciones. Pq es entonces q se mantienen las reuniones como una q se convoca precisamente hoy en el Policlìnico Los Olivos? En la situaciòn actual, en mi modesto modo d ver, creo q es màs saludable brindar informaciones x tlf o por otras vìas y no tener necesidad de reunir una serie d trabajadores, exponièndolos a un riesgo innecesario.