Cuando en la tarde de este martes la tormenta tropical Eta se alejaba del occidente del país, pareciera cosa de locos pensar que Sancti Spíritus y el resto de la región central se mantuvieran bajo agua, con las presas aliviando, los caminos desfondados y algunas de sus más importantes carreteras –el Circuito Sur y la Autopista Nacional, entre ellas– cortadas por las crecidas desmedidas de los principales ríos de la zona.
En Sancti Spíritus, la provincia donde el meteoro tocó tierra cubana en la madrugada del pasado domingo, las intensas lluvias que quedaron en la cola del evento meteorológico –las bandas acostumbran a decir los especialistas– se mantuvieron «bombardeando» la geografía provincial hasta bien entrada la tarde de ayer martes, cuando vino una calma que muchos consideraron el final de este diluvio avisado, algo que, según ha venido advirtiendo el Instituto de Meteorología, todavía está por ver.
La provincia amaneció el martes con el Circuito Sur, uno de sus más importantes viales, cortado por el desbordamiento de los ríos Caracusey y Agabama, los que no solo se salieron de sus cauces e inundaron la comarca circundante, sino que dejaron a Trinidad sin comunicación terrestre con la capital provincial.
Aquel municipio tuvo una afectación quizás todavía más complicada y duradera: la rotura de la conductora de San Juan de Letrán, ubicada en las estribaciones de la cordillera del Escambray y principal proveedora de agua a la llamada ciudad museo, uno de los 13 sistemas de abasto que se reportaban averiados en la provincia como consecuencia del impacto de los violentos escurrimientos.
Interrumpido quedó también el Ferrocarril Central a la altura del kilómetro 372.450, en las inmediaciones de Taguasco, donde la intensidad de las lluvias provocaron una socavación que, al decir de los ferroviarios, dejó la vía «en condiciones esqueléticas», rotura que será enmendada tan pronto las condiciones meteorológicas lo permitan, de acuerdo con información ofrecida por José Lorenzo García, director provincial de Transporte.
Considerables volúmenes de arroz acamado, inundaciones en áreas de cultivos varios, daños en semilleros de tabaco, mermas en la producción lechera y atrasos en la preparación de tierras y en las siembras son algunos de los perjuicios de esta suerte de «ciclón borracho», zigzagueante y enredador, acaso otro ciclón Flora, que esta vez escogió la región central del país para sembrar sus desgracias.
Cuando todavía no había sido posible cuantificar, ni siquiera visualizar, la magnitud de todos los daños, Ramón Pardo Guerra, jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, recorrió en compañía de la presidenta del Consejo de Defensa Provincial, Deivy Pérez Martín, zonas afectadas de los municipios Sancti Spíritus, La Sierpe y Trinidad, intercambió con pobladores y autoridades provinciales y municipales. «A levantarse, a volver a sembrar y a trabajar», convocó Pardo Guerra en el módulo de cultivos protegidos La Quinta, en Sancti Spíritus.
La que sí salió ganando con las lluvias que vendrían después de Eta fue la presa Zaza, el mayor embalse del país y sostén de importantes programas agropecuarios en el centro sur de la isla, que con el evento ha sumado más de 200 millones de metros cúbicos a su vaso.
Francisco Hernández Lorenzo, director técnico de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Sancti Spíritus, confirmó que gracias a la situación meteorológica creada en la región central de Cuba, la represa pasó en cuestión de horas de 551 millones de metros cúbicos a 779 millones (hasta las 4: 00 p.m. del martes), es decir, algo más del 80 % de sus posibilidades actuales, limitada por prevención hidrológica hasta 920 millones –de 1 020 de capacidad de diseño– para evitar inundaciones aguas abajo de su ubicación.
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