Aunque los directivos y trabajadores de la Empresa Militar Industrial (EMI) Coronel Francisco Aguiar Rodríguez acostumbran a nombrar como «el polígono» solo una extensa área de desarrollo ubicada al sur de la ciudad, la historia de la entidad y la práctica misma dicen que desde que fuera fundada, en abril de 1963, y hasta los días de hoy, cada rincón de este centro ha sido un verdadero campo para el estudio, la asimilación de experiencias y la innovación.
Hasta este sitio llegó en la tarde de este 23 de enero el presidente de la República, quien acompañado por el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y otros ministros constató los progresos de una industria que saca provecho de la integración y los encadenamientos productivos y que mantiene, e incluso incrementa, sus vínculos con la llamada economía civil.
«Independientemente de que haya obsolescencia, tenemos potencial para hacer en Cuba lo que nos propongamos», aseguró el mandatario, tras constatar in situ los resultados, poco conocidos, de la EMI, inicialmente concebida como una planta reparadora de vehículos militares, ahora convertida en una industria diversificada y pujante.
Sobre el camino de desarrollo y crecimiento de todos estos años habló su director, el capitán Sergio Conrado Duardo, quien explicó que entre las prioridades de la industria militar se encuentra la fabricación de diversos tipos de ómnibus rurales o de montaña, la asimilación y montaje del motor YAMZ 534 (diésel) a los vehículos ZIL 131, mucho más fuerte y menos consumidor; así como la producción de triciclos, furgones isotérmicos, biodigestores y muebles de diversos materiales.
Acerca de la factibilidad de las labores que acomete la industria en la reparación integral de tractores, el ministro de la Agricultura Gustavo Rodríguez ilustró que la adquisición de una de estas máquinas hoy día en mercados internacionales asciende a 32 000 dólares, mientras la recapitalización que desarrollan en la EMI espirituana tiene excelente calidad y equivale solo al 30% de ese monto.
En áreas donde años atrás el período especial terminó estrangulando una fábrica de cerámica blanca, la industria militar está alistando ahora un gran polígono para la fabricación de ómnibus Girón y estructuras metálicas, donde el pasado año fueron ejecutados más de 9 millones de pesos.
La calidad de todas estas producciones y especialmente su utilidad para la vida nacional fueron destacadas por el presidente cubano durante su recorrido por los diferentes talleres, áreas fabriles y la zona de desarrollo, al término del cual escribió junto a un afiche cuidadosamente concebido: «El General de Ejército, previsor al fin, definió a este colectivo como magnífico. Hoy podemos apreciar que han sido comprometidos defensores de esa calificación. ¡Éxitos en el trabajo! Con respeto y admiración, Miguel Díaz-Canel».
UNA ESTANCIA QUE DEBE IMITARSE
Como parte de la visita gubernamental a Sancti Spíritus, el presidente cubano y parte de su equipo recorrieron también la Unidad Empresarial de Base No. 3 La Estancia, dedicada a la producción de derivados del tomate, lácteos, jugos y néctares y la compota que se entrega a los niños de todo el país (7 600 toneladas) por medio de la canasta básica.
Radicada en áreas del antiguo combinado Río Zaza y atendida solo por 170 trabajadores, esta unidad y la de Jagüey Grande (UEB No. 2) son las únicas del país que envasan sus producciones con tecnología Tetra Pak aséptica, “un privilegio”, que por sus ventajas y por lo difícil que resulta adquirir la lata en el exterior, el presidente sugirió extender a otras industrias del país.
«Hay que darles más facultades a las UEB para seguir destrabando la economía», reflexionó Díaz-Canel en intercambio con directivos y trabajadores del sector, momento en el que se interesó tanto por el desempeño económico de la unidad como por los ingresos de los trabajadores.
SUEÑO HECHO CIENCIA
Como adelantado al fin, cuando inauguró hace poco más de 30 años la actual Universidad de Medicina Doctor Faustino Pérez Hernández, Fidel Castro les pidió a los espirituanos que valoraran la posibilidad de hacer biotecnología en estos campos.
Aquella «utopía» del líder dejó de serlo poco tiempo después, cuando en la entonces facultad de Ciencias Médicas fue creado el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Sancti Spíritus, una entidad respetada hoy en toda Cuba y con resultados tangibles en varios frentes de la medicina y la agricultura e incluso reconocimiento en otras latitudes.
«El CIGB funciona como una gran familia», le explicó este jueves al presidente el ingeniero y doctor en Ciencias Enrique Rosendo Pérez, la cabeza más visible de un equipo de científicos que logró obtener un resultado con propiedad intelectual y aplicación práctica en la industria, ya patentado en Estados Unidos, en Australia y camino de lograrlo en otros países.
Al término de su segunda visita al centro, el presidente reconoció que los problemas estructurales de la institución crean situaciones de hacinamiento al personal y sugirió adelantar estudios, proyectos o valorar otro posible local para cuando las circunstancias lo permitan acometer una inversión que termine con ese impedimento.
adelante Sancti Spiritus, se ve que están pensando como país, mis felictaciones dedes la Capital de todos los cubanos
Felicidades por los resultados mostrados en la visita del Presiden