El actual escenario mundial, donde también se encuentra Cuba en batalla contra la COVID-19, ha motivado a un grupo de especialistas a unir fuerzas, recursos y herramientas para que el bienestar de nuestra población se mantenga equilibrado, aun cuando estemos ante una pandemia que nos infunde miedo, pánico, zozobra, angustia y un sin número de emociones negativas que hoy no quisiéramos estar experimentando.
El bienestar de las personas ante este fenómeno justifica la relevancia de construir una red de apoyo social a raíz de las medidas de aislamiento que regulan nuestras vidas para detener este virus.
Durante nuestra infancia descubrimos que el medio social regula la forma de conducirnos y comportarnos. De ese medio nos viene dado la eficacia que mostremos en las relaciones interpersonales. Mostramos la necesidad de comunicarnos, de tener personas en las que sostenernos y apoyarnos, de sentirnos queridos, amados, felices y vivos. En definitiva, necesitamos sentirnos integrados en una red social de relaciones desde la cual recibir y dar apoyo social, porque en función de este se determinará nuestro bienestar. Hoy esa red de apoyo ha cambiado los espacios y las cercanías físicas hacia nuestras casas, nuestras familias, el uso de la tecnología, del teléfono o quién sabe si hasta la correspondencia postal. Pero no por eso deja de ser red de apoyo y totalmente eficiente para los tiempos actuales donde el ambiente social ha sido reconocido como un complejo sistema estructural, funcional, interpersonal y psicológico con propiedades adaptativas y de ajuste frente a determinadas situaciones.
En este proceso adaptativo nos encontramos hoy ante esta pandemia mundial. Resulta difícil enfrentar el aislamiento social, pero asumirlo hoy es la garantía, la seguridad, la responsabilidad de estar vivos. Estar vivos significa que experimentaremos todas esas emociones negativas, imposibles de evadir ante un enemigo mortal, pero al mismo tiempo nos da la vía, la estrategia, la forma de solución de mantenernos a salvo ante la enfermedad. Estar aislados socialmente en época de coronavirus no nos hace sentir solos, al contrario. Necesitamos de su ayuda y cooperación. Sí, no se extrañe, desde casa podemos ayudar todos porque somos esa gran red de apoyo social que nuestro país, nuestra amada Cuba necesita. Hoy usted puede ser el enlace entre un anciano solo y su hijo que vive fuera del país, o entre una familia que tiene a un colaborador de la Salud, de la Construcción, de la Educación o de las tantas especialidades que hoy cumplen misión internacionalista en hermanos países, o el mensajero del amor, la fe, la esperanza y el reconocimiento para todo el personal de Salud que recibe un fuerte aplauso a las nueve de la noche desde nuestras casas, y es que somos una gran red que tiene que ser transmisora de la responsabilidad ciudadana, del conocimiento, de la seguridad de nuestro sistema sanitario, de la confianza en quienes nos dirigen, de las distintas estrategias tomadas para nuestro escenario; sí el nuestro, no el de otro país, porque Cuba siempre se ha distinguido del resto de las naciones cuando de prevención y promoción de salud se trata. Por eso invito a todos los que queremos el bienestar, la salud, la paz y la tranquilidad personal de nuestros hijos, de la familia toda que es la propia y la de los cubanos a unirnos para juntos vencer la situación en la que nos encontramos. No sea aliado del pánico, del miedo, de la rabia o la ira, eso no lo ayuda ni ayuda a los que dependen de usted, súmese a esta responsabilidad que tenemos todos de ayudar y apoyar la isla más linda que ojos humanos han visto, Cuba.
* Psicóloga. Profesora titular de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez
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