Siempre el escenario natural atrae y cautiva; tanto que sitios como Rancho Querete y Lomas de Banao se posicionaron a fuerza de pura belleza y encantos en el mapa cubano de turismo de naturaleza y son ahora mismo opciones de preferencia entre los espirituanos que buscan apaciguar el ardiente verano en esos y otros parajes bajo la cobija de la Empresa de Flora y Fauna Sancti Spíritus, encargada de la protección, conservación y desarrollo de esos espacios.
Tal destino es codiciado también por el turismo extranjero amante de la modalidad, pero que de momento solo recibe visitas del turismo nacional bajo las normas sanitarias derivadas de esta etapa de recuperación pospandémica; sin embargo, apenas iniciado el verano los acogedores lugares revelan su preferencia hasta más allá de las fronteras espirituanas.
“Me atraen estos lugares, por eso me gusta mucho venir a Rancho Querete, tengo la playa Ancón al lado, pero ¡qué va!, esto es maravilloso, tranquilo, un sitio para relajarte”, describió Yenisey Conrado García, una trinitaria asidua visitante del lugar, que esta vez llegó acompañada de familiares de Viñales, en Pinar del Río.
NATURALEZA ABIERTA AL VERANO
Bajo una oferta que privilegia la modalidad del pasadía al amparo de la naturaleza e incluye ofertas alimenticias, y tras cumplir los protocolos de higiene y seguridad emanados de la situación sanitaria, se incorporaron a la propuesta veraniega en la provincia los atractivos sitios de Rancho Querete y El Pelú de Mayajigua, ambos en el municipio de Yaguajay; el área de reserva ecológica Lomas de Banao, en Sancti Spíritus, y Lomas de Fomento, en la zona conocida como Piedra Gorda; en tanto está previsto poner en explotación en el contexto del 26 de Julio un nuevo escenario ambiental en Sierra Las Damas, a orillas del río Zaza, en Cabaiguán, detalló Rolando Delgado Rodríguez, director de Conservación y Turismo en la empresa.
“La mayor oferta que brindamos en el verano es el pasadía por reservaciones —en Lomas de Banao a través del 41399205 y, en Rancho Querete, del 41554044—, pero hacemos un turismo que no es solo para bañarse en el río, se comercializa la excursión como tal donde el cliente tiene la oportunidad de la opción gastronómica; de bañarse en las pozas, hacer senderismo, disfrutar el entorno, observar las aves; paseos ecuestres y otros atractivos propios de cada lugar”, acotó.
Declaró Delgado Rodríguez que la entidad atesora una experiencia de trabajo con el turismo nacional de alrededor de cinco años. “Nos va bien con esa modalidad —dijo—, porque se ve cómo la población disfruta la estancia en los sitios de Flora y Fauna, aunque nuestro servicio va dirigido también a la educación ambiental de los públicos”, recalcó.
Aún cuando los escurrimientos hídricos en Rancho Querete hasta ahora crean posibilidades de baño en dos de sus tres pozas habituales, el placentero sitio natural tiene habilitado el senderismo a la Cueva de Valdés y a la Solapa de Genaro, a la vez que alistó la caballeriza para el demandado paseo ecuestre y la infraestructura gastronómica con variadas propuestas comestibles.
“La mayor parte de los visitantes a esta área protegida lo que buscan es el baño en el río y acorde con las medidas sanitarias operaremos con una capacidad de unas 150 personas distribuidas entre la Cueva de Valdés y la poza principal, comentó Carlos García Rodríguez, administrador de la zona de uso publico en Rancho Querete, escenario insertado dentro del área protegida Jobo Rosado.
“El ambiente que se respira en Rancho Querete es el sonido de las aves, eso no lo podemos dañar ni perder, por eso a cada visitante que entra al lugar lo imponemos de las normas que presupone disfrutar este paraje”, señaló García Rodríguez.
LA MÁXIMA ES CONSERVAR
El turismo de naturaleza en escenarios conservados significa deleitarse con las ofertas bajo el principio de cuidar, porque si maltratamos el entorno dañamos esos encantos, subrayó Magday Santos Jiménez, directora de Desarrollo en la empresa.
“Los clientes respetan los espacios, ya es raro ver a alguna persona colectando plantas endémicas, un problema que confrontamos al principio, porque saben que están disfrutando la naturaleza en un área protegida; por ejemplo, cuando las familias van en Jarico a la poza De Bella, la música o es bajita o no se permite; si algo se disfruta allí es el canto de los pájaros, el ruido de las cascadas, el sonido del viento; nuestro turismo propicia ese deleite y no puede ser degradante del entorno”, manifestó Delgado Rodríguez .
Flora y Fauna atesora más de 30 años conservando para que la población disfrute hoy lo que décadas atrás no se tenía, bajo códigos educativos capaces de romper mitos como que “en Piedra Gorda no se podía hacer turismo porque no hay río, en cambio en ese paraje de Fomento crece la aceptación popular”, agregó Delgado Rodríguez.
“Nos interesa que el visitante disfrute, aprenda y se eduque en ese cuidado ambiental —añadió Magday Santos—, porque la máxima de la empresa no es hacer un escenario para el turismo, sino proteger, pero cuando ya existe esa conservación se cierra el ciclo con el turismo y se hace sostenible la protección de las áreas”.
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