Hace solo tres años Sonia Mencía Martínez hubiera tildado de loco a quien le expresara que no tendría que preocuparse más de que anunciaran mal tiempo para la costa norte, luego de padecer la molestia de que apenas hubiera espacio para lo imprescindible dentro de aquella vivienda donde llovía más adentro que afuera.
El único ciclón que ha visto en su vida no dejó nada de aquellas tablas viejas, algo que rememora sin tristezas porque, después de vivir un tiempo en una facilidad temporal, desde finales del 2018 está tranquila en el primer inmueble que se entregó en el antiguo Taller Central y que dentro de algo más de un año se convertirá en el reparto Esperanza, un barrio que contará con cerca de 70 apartamentos en varios edificios.
Los datos que a diario maneja Yilber Pérez Pérez, director técnico de la Vivienda en Yaguajay, hablan de un trabajo sostenido durante los últimos 12 meses, a pesar de la inestabilidad del combustible y limitaciones con recursos esenciales. A dos años del estacazo que propinó el huracán Irma al norteño municipio, seguido por las lluvias de la tormenta subtropical Alberto, fenómenos que dejaron en mal estado a 10 119 viviendas, se ha solucionado el 92.1 por ciento de esas afectaciones, entre ellos 622 de los 1 310 derrumbes totales que se reportaron, y la totalidad de los derrumbes parciales, sin descontar soluciones a los daños parciales y totales en cubiertas.
MAYAJIGUA SE EXPANDE
“Mayajigua está creciendo pa’ los la’os”, exclama el hombre que desde lo alto de su caballo extiende el brazo con el dedo índice apuntando al medio centenar de casas que crecen a un costado del poblado y llegaron para cambiar la imagen de la otrora ranchería y acercarse más a un entorno urbano.
Allí, un conglomerado de varias entidades agropecuarias, entre ellas la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, de La Sierpe, la Empresa de Suministros Agropecuarios Obdulio Morales, de Yaguajay y Cubatabaco, de Cabaiguán, tienen la responsabilidad de ejecutar en lo que será el reparto Frente Norte Las Villas y el renacer de la tipología Sandino en la provincia.
De acuerdo con directivos de la Dirección Provincial de la Vivienda (DPV), durante los últimos días del 2019 se trabajó fuerte para concluir un edificio de 20 apartamentos en el reparto Revolución y uno de 10 en el Taller Central, pero aun así resultó imposible concluir las viviendas previstas en Mayajigua, con lo cual se incumplió el compromiso de entrega del municipio.
“Carecimos de recursos como los bloques y los ladrillos para hacer closets y mesetas; además, nosotros mismos tenemos que gestionar cómo moler un poco de piedra porque también se nos agota el polvo para dar fino. Así no se acaba una obra”, explica Lázaro Pereira, un constructor de los que llevan meses en el intento de hacer crecer el nuevo barrio de Mayajigua.
Para José Luis García, técnico de la obra, la tardía llegada de la carpintería fue una de las cosas que más golpearon. “Sin eso no hay acabado, a lo que se suma que no hay forma de hacer el encofrado para las cubiertas porque no hay puntillas”, apunta José Luis.
LOS ÚLTIMOS RAMALAZOS DE IRMA
A pesar de todo lo anterior, durante el pasado año se concluyeron en la provincia 1 770 inmuebles —cifras superiores a la planificada—, de ellos 418 por la vía estatal, y 1 352 entre el esfuerzo propio y células básicas habitacionales construidas por personas subsidiadas.
De acuerdo con Maribel Vázquez Bernal, subdirectora técnica de la Vivienda en Sancti Spíritus, para llegar a esas cifras fue fundamental el sobrecumplimiento de algunos municipios.
“Se resolvieron todos los daños en cubiertas provocados por el huracán Irma, no así los 2 065 derrumbes totales reportados del ciclón y de la tormenta subtropical Alberto, de los cuales solo se ha solucionado el 64 por ciento. Uno de los mayores atrasos se reporta en Trinidad, donde solo se ha resuelto el 89 por ciento, teniendo en cuenta que se trata de una estrategia a corto plazo”, precisa Maribel.
A todas luces el cumplimiento del Programa de la Vivienda en Sancti Spíritus, aunque se ha priorizado, tiene sus fallas, depende del esfuerzo de muchos, y también de lo que se pueda hacer en los municipios, específicamente en el territorio espirituano más vapuleado por el huracán. No obstante, el fondo habitacional de la provincia sigue creciendo.
Como sucede en el resto de las localidades, Yaguajay se estira y sus habitantes agradecen, a su pesar, los insultantes vientos de septiembre del 2017. Para muchos como Sonia, la vecina del edificio del Taller Central, la vida cambió en solo dos años: “Mi casa estaba mala, muy mala, tanto que llegó el momento en que tuve que buscar un alquiler. Tener una como esta nunca lo soñé y eso es una de las cosas buenas que dejó el ciclón. El que no agradezca vivir en un lugar así, no es cubano. Mi vivienda de hoy no la cambio por nada”.
buenas noches,
deben plantearse el revisar todas las propiedades que han comprado los llamados «repatriados» y están cerradas, con el objetivo de especular y revender.
¿no se supone que si se repatria es para vivir aquí?