60 SNB en Cuba: El béisbol en dos fases

La Serie Nacional en su versión 60 se acerca a su fin con tres equipos aún activos. Mientras Granma reposa hace rato con su boleto finalista, este domingo inicia la semifinal entre Matanzas y Las Tunas en la burbuja espirituana del estadio José Antonio Huelga que, por cierto, reabre sus puertas pese a que la situación epidemiológica por la COVID-19 ha empeorado en los últimos días.

Parece que, finalmente, la azarosa campaña podrá llegar a término en medio de las complejidades de la pandemia, que hasta cierto punto ha marcado el rumbo de los clasificados.

Sí, porque al margen de los pronósticos que le dieron el favoritismo a los equipos en contienda, lo cierto es que han salido mejor aquellos elencos que han tenido menos complicaciones por casos positivos a la COVID-19, incluso los compromisos, excepto entre Granma e Industriales, han estado signados por la disparidad.

El peor parado en esta coyuntura fue Sancti Spíritus, que cayó en un 3-0 aplastante ante Pinar del Río, pese a lo reñido de dos de los tres juegos, cuando tuvo que enfrentar los cuartos de final unos días después de estar en confinamiento por varias jornadas.

Algo similar le ocurrió a Cienfuegos, que anduvo de un contagio en otro desde que se acabó la fase regular y aunque le presentó batalla a Matanzas, fue barrido en tres juegos por un elenco que le superó en toda la línea.

Lo más reciente le aconteció a Santiago e Cuba, el equipo más golpeado por la pandemia desde la propia fase clasificatoria. Tras un mes de espera luego de abrir con victoria ante Las Tunas, cayó en tres partidos sucesivos en los que lo más llamativo fue que solo pudieron marcar dos carreras, además de caer con marcadores abultados.

Toda la paridad y la competitividad de la fase regular que debió esperar hasta el último encuentro para definir los ocho boletos y también los pareos a partir de los lugares de cada elenco, se fue a bolina en la postemporada, jugada contrarreloj y con el susto en bases por los efectos de la pandemia.

Nada resta méritos, sin embargo, al desempeño de los equipos que han avanzado de una fase a otra. Granma ha jugado con autoridad con una formación muy completa y su juego ha sido muy estable en toda la campaña, al punto de terminar en primer lugar abrazado con Sancti Spíritus, a pesar de que sus filas padecieron más de una vez por la ausencia de figuras claves contratadas en el exterior.

Luego superó la presión de unos cuartos de final ante un Industriales que le presentó batalla en todos los juegos y llevó el pareo hasta el séptimo encuentro, jugado también bajo la presión de un marcador cerrado.

Tienen los Alazanes a su favor la garantía de un hombre como Lázaro Blanco, que hace valer en cada salida el pronóstico de su calidad y la condición de lanzador líder de staff. Así haló al resto del bullpen que se comportó de manera eficiente en el cumplimiento de los distintos roles, tanto frente a los azules como ante Pinar del Río en la semifinal, un elenco que se resintió por la ausencia de sus dos ases del box: los contratados Raidel Martínez y Liván Moinelo.

Y tienen también bateadores eficaces a la hora de producir carreras que han sido capaces de suplir el bajo rendimiento de su jugador insigne: Alfredo Despaigne.

Ahora esperan por el desenlace de la semifinal anunciada para iniciar el domingo entre matanceros y tuneros, en el que los Cocodrilos, que hace rato consiguieron el boleto, salen, para mí, con ligero favoritismo por la forma en que se han presentado en la campaña, sobre todo con un bateo potente, que debe ser otra vez el puntal en sus aspiraciones de revalidar el título.

De todas maneras, esta semifinal podría ser una oportunidad para que la Serie 60 se redima de una postemporada incolora, pues los tuneros, que saben el sabor de un título nacional, le han encontrado las claves a la ruta de la victoria y tienen capacidad para enfrentar de tú a tú a los Cocodrilos.

Tras la semifinal la campaña espera que la lucha por el título no tenga la dilatación de los play off, a ver si por fin termina un torneo que comenzó allá por el mes de septiembre.

Sí se sabe, y eso es bueno, que esa fase, la última, será sin refuerzos, debido a cuestiones razonables relativas a la pandemia.

Al menos desde esa perspectiva el campeón será el más autentico de los últimos años, pues ganará con peloteros propios y así, quizás, el sabor sea diferente y autóctono.