Un millón 115 mil 335 dosis de los candidatos vacunales Soberana 02 y CIGB-66 (Abdala) se aplicaron en Cuba, hasta la fecha, como parte de los ensayos clínicos, estudio de intervención e intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo.
Iliana Morales, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública (Minsap), dijo que 172 mil 233 de ellas incluyeron a los ensayos desarrollados en varios municipios de La Habana y los cabeceras de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, en el extremo suroriental del país.
La doctora agregó que 330 mil 726 dosis se contabilizan en el estudio de intervención en personal de salud y del sector biofarmacéutico, extendido a varias localidades del archipiélago, mientras 612 mil 376 corresponden a la intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo, anunciada en días recientes por José Ángel Portal, titular del Minsap, en el programa Mesa Redonda.
En el mismo espacio informativo, precisó que en más del 60 por ciento de los sitios clínicos de la nación concluyó la inoculación de, al menos, la primera dosis de los dos candidatos vacunales anti COVID-19 más avanzados de los cinco desarrollados por la comunidad científica de la mayor de Las Antillas.
Morales aseveró el mantenimiento de los períodos fijados por la máxima autoridad sanitaria en el país para las intervenciones, pero advirtió que ningún sitio de inmunización abrirá sin la disponibilidad de recursos materiales y humanos requeridos porque el proceso no se detendrá una vez comenzado.
En este sentido, reconoció el trabajo de los científicos, la industria biofarmacéutica cubana, el sistema de salud, transportistas y todo el personal que de una forma u otra contribuye al éxito de la vacunación en sus diferentes variantes.
A propósito, comentó la existencia de semejanzas y diferencias entre los tipos de estudios e intervenciones que apuntan, a fin de cuentas, a la protección con vacunas propias frente a enfermedad provocada por el virus SARS-Cov-2.
Señaló, como puntos en común, el cumplimiento de estándares éticos aprobados –principio de voluntariedad y consentimiento informado de los participantes- y controlados por los Comités de Ética de las investigaciones, el hecho de contar con procedimientos metodológicos para su organización y con un cronograma y plan de aseguramiento.
Los protocolos, criterios de inclusión y exclusión, y la complejidad de los datos y su procesamiento estadístico los diferencian, aunque se acordó mantener el último aspecto para todos, dada la trazabilidad y confiabilidad que les concede, puntualizó.
La funcionaria del Minsap recalcó la adherencia de Cuba a los requerimientos establecidos por las autoridades regulatorias nacionales e internacionales para investigaciones de tal envergadura, en tanto empezó con los ensayos clínicos en sus tres fases, en pos de demostrar seguridad, inmunogenicidad y eficacia.
A ellos le siguieron los estudios de intervención e intervención sanitaria, después de probados los dos primeros indicadores.
Iliana Morales subrayó el reto que constituye esta última para los médicos y enfermeras de la familia, devenidos protagonistas de una de las proezas más grandes del sistema de salud cubano: la lucha contra el nuevo coronavirus.
Acotó que la vacunación anti COVID-19 no implica la suspensión del resto de los programas como la campaña antivectorial y la atención materno-infantil, de vital importancia en la preservación de la salud de la ciudadanía.
Por último, insistió que con la intervención sanitaria prevén influir en los grupos poblacionales y territorios de mayor riesgo epidemiológico de La Habana, Matanzas, Pinar del Río y Santiago de Cuba, en principio, hasta abarcar la totalidad de la isla.
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