El equipo cubano de béisbol logró subirse a la vista olímpica, luego de toda la incertidumbre y el estrés que provocó la espera por el otorgamiento de visas para asistir al escenario de La Florida, algo, por cierto, predecible.
Fue un acto de justicia para el país que, aun cuando hace rato no es la meca del béisbol internacional, ha estado en todos los Juegos Olímpicos y ha regresado de ellos, incluso, con medallas. Se logró por la gestión insistente de mucha gente dentro y fuera del país.
Pero llegar a La Florida no es sinónimo de estar en Japón. Ese tramo es, justamente, un filoso camino. Para ganarle el pleito sin cortarse, existe una sola opción: ganar. Solo se reparte un boleto a quien logre equilibrar el paso y llegar como primero.
Por los nombres de las naciones y la calidad de su béisbol puede ser el clasificatorio más fuerte de cara a Tokio, para donde ya tienen pasaje Japón, México, Corea del Sur e Israel, aunque le cueste creer lo de este último.
Divididos en dos grupos, desde el lunes 31 de mayo y hasta el 5 de junio, ocho países saldrán sin reservas en un torneo donde perder es un suicidio adelantado: de un lado competirán Estados Unidos, Nicaragua, República Dominicana y Puerto Rico; del otro, Canadá, Colombia, Venezuela y Cuba. Cada uno se enfrentará una vez a su rival de grupo.
Por el diseño de la competencia los dos primeros de cada llave avanzarán a la llamada súper ronda, según victorias y derrotas. El boleto se lo lleva la selección que logre el mejor récord de ganados y perdidos en ese cuarteto. Cuba debuta ante Venezuela el 31, luego con Canadá el día 1 de junio y con Colombia el 2.
La Florida no es, sin embargo, la última tabla de salvación. Los ocupantes de los puestos dos y tres que lograron llegar a la súper ronda tendrán la opción al último boleto a repartir en otro preolímpico, cuya sede hasta ahora es México.
Pero volvamos al “cuchillo” que tenemos enfrente ante elencos de poder, calidad y tradición, varios de los cuales se presentan con figuras que juegan, jugaron o jugarán en las Grandes Ligas o en las sucursales latinas. Tampoco están las superestrellas, las que están ahora mismo en su Gran Carpa.
Ahí debe estar planteada la rivalidad y la competencia, en la que está Cuba, que llegó allí, al margen de las conjeturas e inconformidades que toda conformación de equipo despierta, con parte de lo mejor que tiene en sus posibilidades beisboleras.
Parte de su artillería más pesada proviene de Japón: Yariel Rodríguez Yordi, Liván Moinelo Pita, Raidel Martínez Pérez y Alfredo Despaigne Rodríguez. Son, de hecho, los más activos toda vez que vienen directo del terreno de juego, algo de lo que los demás carecen, pues hace rato se acabó la Serie Nacional; excepción también resulta Lisván Correa, que juega en México.
En estos hombres, que son ahora mismo nuestros “ligamayoristas”, Cuba cifra buena parte de sus opciones porque tienen el roce competitivo que le falta al resto porque hace aún más tiempo que no se juega un torneo oficial de nada. De ahí que me parezca ilógico buscar referentes de rendimiento en la arena internacional a la hora de evaluar las inclusiones de uno u otro, cuando el más reciente anda por el 2019, fecha en que tuvo lugar el Premier 12, del que Cuba se fue sin medallas.
Al margen de una u otra exclusión, la isla trató de equilibrar experiencia competitiva, juventud, habilidad en el corrido, fuerza al bate, staff variado con brazos veloces y oficio para jugar. Como no se ha anunciado aún la nómina del primer partido, algo que, según se ha dicho, se hará tras los encuentros preparatorios con República Dominicana y Nicaragua, no se sabe todavía cómo se resolverá el dilema de los tres primeras bases incluidos, ni tampoco quién saldrá a defender cada posición.
Pero a esta altura, ese no es el punto. Cuba, como todos, tendrá que jugar partido a partido, y mucho más, out por out; no puede guardar reservas para después porque no es favorito dadas sus deudas en los torneos internacionales.
A ello respondió desde la sede el espirituano Frederich Cepeda, capitán de la nave cubana: “La prensa hace su trabajo y nosotros trataremos de hacer el nuestro, los que tenemos que tratar de cambiar el rumbo y las opiniones acerca de lo que está pasando con las competiciones del béisbol cubano en eventos anteriores somos nosotros mismos; tenemos una competencia bien fuerte y vamos a estar con esos vaticinios porque no hemos hecho en los últimos años el trabajo de otras décadas, donde a nivel internacional siempre estábamos en el podio. Ahora nos encontramos en esa encrucijada como todos los equipos que están envueltos en esto, pero lo nuestro es tratar de clasificar”.
Esa y no otra es la filosofía en un evento donde luchar contra los pronósticos no es el único desafío para el Cuba, mucho más en un escenario también complejo y que enseñó rápido otra de sus caras con el abandono prematuro de César Prieto del elenco.
No ha sido diferente a lo ocurrido en no pocos torneos a lo largo de los años, por lo que lidiar con estos “rivales” no puede ser un óbice en el empeño de los peloteros cubanos de cruzar por encima de la navaja a sabiendas de que en ese filo, Tokio puede ser un sueño posible, aunque muy, muy difícil de concretar.
A mi no me gustan las deserciones, pero no mezclo politica con lealtad.
Cuando sales en una delegacion representando al pais o una empresa estatal, da igual, quien te selecciono tambien confio y dio un voto de confianza . Ese voto de confianza es el que no se puede traicionar.
Elss atinado comentario, he escuchado y leído en fuentes de noticias cubanas que la sede del último preolímpico se trasladó a México
Gracias por su observación. Error enmendado.
Fe de erratas.. Yogi Berra..Estos correctores crean más problemas que los que resuelve
Zapatero sus zapatos,bien se nota que la especialidad de la periodista es el deporte.Sin estridencia,atinado, balanceado y sobre todo sin buscar justificaciónes de antemano a lo que pudiera ocurrir…Pero como decía el Gran Yogi Berta..,El juego no se acaba hasta que se acaba…y es del terreno donde saldrá el ganador