En lo que va de año la asistencia social ha beneficiado en la provincia espirituana a más de 7 930 personas vulnerables con unos 56 millones 122 000 pesos, por concepto de prestaciones monetarias, de servicios y de la entrega de recursos diversos.
Darién Martel Cuéllar, subdirector de prevención y asistencia social en la Dirección Provincial de Trabajo, detalló a Escambray que se han auxiliado fundamentalmente adultos mayores, discapacitados, madres con niños muy enfermos, huérfanos, combatientes, entre otros necesitados.
El monto de las prestaciones monetarias depende de la cantidad de personas y la composición que exista en el núcleo en cuestión, así como de las necesidades de esa familia; y la escala oscila de 1 260 a 4 460 pesos.
Por otra parte, la asistencia social también contribuye con el pago total o parcial de hogares de ancianos, casas de abuelos y asistentes sociales a domicilio, las cuales actualmente se aprueban solo para el cuidado de adultos mayores o discapacitados que vivan solos o carezcan de familiares en condiciones de prestarles ayuda, así como para atender a encamados o personas con movilidad restringida.
Por su parte, las prestaciones incluyen la entrega de recursos a familias vulnerables, quienes, por ejemplo, este año han recibido colchones, ropa de cama, juegos de comedores, nasobucos, calzado, vestuario, entre otros bienes, en dependencia de las posibilidades existentes.
Durante este 2021 la provincia espirituana cuenta con un presupuesto superior a los 101 219 000 pesos para la prevención, asistencia y trabajo social con miras a beneficiar a 4 810 núcleos por los distintos programas establecidos.
A partir de enero, con la aplicación de los reajustes previstos en el proceso de ordenamiento monetario, se revisaron y reajustaron todos los detalles de esta esfera con vistas a auxiliar solo a quienes realmente lo necesitan.
En ese contexto se atendieron en los puestos de mando para estos fines a 3 065 núcleos y se aprobaron para la entrega de cheques emergentes en 897 de ellos, de los cuales al mes más de la mitad se convirtió en beneficiarios de la asistencia social y el resto se denegó por cambiar la situación que dio origen a la vulnerabilidad.
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