El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba se parece a la hidra que tenía por guarida al lago de Lerna; digo que se asemeja por una contundente razón: el monstruo acuático, de aliento venenoso y cuyas cabezas se reproducían a la velocidad de un rayo, no ha dejado de ser un mito griego; sin embargo, el cerco económico, comercial y financiero de la Casa Blanca constituye una dramática realidad, sin visos de leyenda.
No hay ámbito de la cotidianidad social y económica del país antillano que no haya sentido el impacto de esa política de hostilidad, con casi 60 años de existencia. Hoy nos detendremos en los daños provocados en el sector de la Salud Pública, con pérdidas ascendentes a más de 160 260 000 dólares desde abril de 2019 hasta marzo de 2020. De abril de 2020 a diciembre de ese propio año, los perjuicios rebasaron los 198 millones de dólares, según ha documentado el Gobierno cubano.
Lamentablemente, detrás de esas cifras subyacen miles de historias de dolor en el seno de muchas familias cubanas y espirituanas, en particular. Pese a ello, no faltan quienes continúan pensando, incluso hijos de esta isla, que el bloqueo es pura alucinación de las autoridades de la nación caribeña.
Quizás, hasta esos mismos incrédulos tengan algún familiar o amistad cercana que haya sufrido en carne propia la crueldad de esa política estadounidense, que lacera el avance de diversos programas sanitarios, entre estos el de la lucha contra las enfermedades oncológicas.
En la última etapa, la mayoría de las compañías contactadas por Cuba para adquirir medicamentos y equipos comercializados por estas, no respondieron a los pedidos. Tal es el caso de la farmacéutica Pfizer.
Dicha entidad hizo oídos sordos al solicitársele varias medicinas. Valen mencionar, por ejemplo, el Palbociclib, empleado en el tratamiento de un tipo de cáncer de mama metastásico, y del Sunitinib, utilizado en el carcinoma renal metastásico.
Más que irritar, duele conocer que la compañía Baxter International tampoco escuchó la urgencia de Cuba de comprarle insumos y otros medios, imprescindibles para disímiles procederes terapéuticos en recién nacidos y lactantes con insuficiencia renal aguda.
Resulta contraproducente que cuando la Organización Mundial de la Salud ha instado a las naciones a expresar, con acciones concretas, la solidaridad y la cooperación en la batalla contra la COVID-19, no pocas entidades se hayan negado a venderle medios y equipos a la Mayor de las Antillas para enfrentar la pandemia del SARS-CoV-2.
Al respecto, un informe presentado por la isla expone que dos compañías suizas le cerraron a Cuba la posibilidad de comprar ventiladores pulmonares mecánicos de alta tecnología, indispensables en la atención a pacientes en estado grave y crítico, infectados por el nuevo coronavirus. Consideradas líderes mundiales en el desarrollo y la fabricación de estos equipos médicos, esas corporaciones europeas fueron adquiridas por una compañía con sede en Illinois, Estados Unidos, y, por tanto, suspendieron toda relación comercial con nuestro país.
Larga se torna la lista de ejemplos confirmatorios de la monstruosidad del bloqueo de Washington contra Cuba y, más en específico, en detrimento de los servicios prestados por el sistema de Salud Pública. Por momentos, tamaña bestialidad se asemeja a la gigantesca serpiente del lago de Lerna. No obstante, el símil no funciona: la hidra solo vive en la mitología griega, mientras el cerco estadounidense no tiene que ver con leyenda alguna.
Biden, actual presidente de EU y Vice presidente en la etapa del gobierno de Obama aún no tiene clara una política sobre Cuba. De esa manera asume una posición de irrespeto hacía la Comunidad internacional, que cada vez con más fuerza exige, incluso dentro de los propios EU la derogación del bloqueo, y una muestra de tácito apoyo a las más de 240 medidas que hasta hace solo unos días ejecutó Trump contra Cuba. Es una manera de esperar como si fuera a suceder algo en el pais caribeño, cosa que ya en la década del 90 del siglo pasado cuando el llamado periodo especial estuvieron esperando algunos en el mundo, o una espera para que, bajo el sayon inventado de los derechos humanos y de periodistas independientes, la gente valla detrás de alguna de las estupideces de las que planifican. Eso se parece tanto a lo que sucedió precisamente por estos días hace 60 años, cuando con la agresión por Playa Girón pensaban en el gobierno de EU que el pueblo los iba a recibir como sus salvadores. Es increíble que en el gobierno de EU sigan pensando que eso va a suceder. Solo esa creencia es posible en la mente de la CIA, FBI, y los que le roban al contribuyente norteamericano millones de dólares utilizados en argumentar planes desestabilizadores, marco en el cual se roban la mitad del dinero, y ejemplos tenemos de sobra en los corpusculos contrarevolucionarios y periodistas independientes que actúan bajo ese principio monetario. Biden debería alejarse de la sucia, injusta y violatoria del derecho internacional, política contra Cuba, que ridiculiza a la nación del norte por el irrespeto a los derechos humanos de los demás.