«La presencia del Comandante, en cualquier deporte, estimulaba a los atletas. Incluso, si alguien no estaba rindiendo, en cuanto lo veía se multiplicaba».
Así recuerda Luis Giraldo Casanova aquel magnetismo que rodeaba a la figura del líder histórico de la Revolución Cubana.
A pesar de su físico impresionante y de estar considerado como uno de los jugadores más completos del béisbol cubano, «el señor pelotero» asegura que nadie podía ser indiferente a Fidel.
«El Comandante le daba ánimo a los deportistas solo con asistir a una competencia. Nada más con pararse y que lo vieran, el espíritu de los atletas subía».
De las numerosas oportunidades que tuvo de estar junto a él, Casanova recuerda con especial cariño el encuentro tras ganar el Mundial de Italia en 1988.
Cuba había estado perdiendo en el noveno inning contra Estados Unidos, con el mítico zurdo Jim Abbott en frente.
«Detrás de mí venía Lourdes y le dije: ‘‘No sé de qué forma me voy a embasar, pero tú has estado bien contra ese pitcher, así que tienes que ganar el juego.
«Me salió un rolling por tercera, el tiro fue abierto y cuando iba pasando le di un manotazo al primera base a ver si le tumbaba la pelota. El hombre no la soltó, pero cuando fue a tocarme, que es la acción que vio el árbitro, ya yo había pisado la base. Después de eso, empatamos y los dejamos al campo.
«Al parecer, a Fidel le habían comentado algo, así que tras recibirnos, en el Consejo de Estado, se quedó solo conmigo y con Lourdes para que le hiciéramos bien el cuento, y muerto de risa, nos decía que habíamos hecho trampa. Pero yo le respondí que había que ganar».
De haber competido ella sola en representación de Cuba, en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, Pinar del Río se hubiera ubicado entre el lugar 36 y el 38, por encima de países como Colombia, la India, Bielorrusia o Portugal.
Con menos de 600 000 habitantes, Vueltabajo habría logrado el puesto 48 en Río de Janeiro-2016, y el 34 en Londres-2012.
Para Casanova, ese es, sin duda, un resultado de Fidel. «Si no llega a ser por la Revolución, Cuba jamás hubiera alcanzado este desarrollo en el deporte».
El estelar exlanzador Pedro Luis Lazo, el hombre con más victorias en la pelota cubana también lo cree así. «El Comandante siempre apoyó incondicionalmente al deporte, y tuvo mucho que ver con todos los triunfos conquistados».
Entre las anécdotas que jamás olvidará, está el juego de veteranos entre Cuba y Venezuela que Fidel organizara junto al Presidente Hugo Chávez, en el que decidió hacer una broma y disfrazar a los atletas del equipo nacional.
«Era un partido amistoso, pero nos dijo que teníamos que ganar. Aquello fue algo grandioso, que quedaría para la Historia».
El astro pinareño recuerda además la delicadeza del Comandante de estar pendiente de los entrenamientos, despedirlos antes de partir a una competencia, y reunirse con ellos al regreso, independientemente del resultado.
«Era muy lindo, porque ganáramos o perdiéramos, siempre nos recibía. Para nosotros representaba algo grande, que nos motivaba en la competencia».
Acostumbrado a jugar bajo presión, lo mismo con el equipo de Pinar del Río que con el Cuba, y a crecerse desde el box frente a los rivales y en los estadios repletos, Lazo siempre aparentaba nervios de acero en los momentos de tensión.
Sin embargo, confiesa que con Fidel era otra cosa, y que ante la magia de su figura legendaria, nadie podía ser indiferente.
«Hablamos muchas veces y era tremenda impresión. Te acercabas a él y el cuerpo se estremecía. Sentías algo que no era normal».
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