No hemos logrado aplanar la curva de contagios, no por ahora; más bien hemos venido empinándola y empinándola desde hace varias jornadas. El transcurso de esta semana tampoco ha marcado diferencia alguna, a no ser por los dos picos extremos de más de 200 casos positivos al SARS-CoV-2 —como sucedió el pasado domingo y el lunes—; el resto de los días las cifras de contagiados continúan sobrepasando el centenar.
Que desde el pasado domingo y hasta este viernes se registren en la provincia 1 058 personas infectadas por el nuevo coronavirus es como para alarmarse y como para comprender, si eso fuera posible de una vez por todas, que la transmisión que padecemos a causa de este cuarto rebrote de la enfermedad es exponencial.
Sobre todo en el municipio cabecera, donde en ese lapso se computan 609 enfermos, dispersos por sus cuatro puntos cardinales y en el que existen, como si fuera poco, más de 300 controles de foco activos y tres eventos de transmisión local abiertos.
Pero si la capital provincial lleva la voz cantante, tampoco es que los demás territorios se hayan quedado muy rezagados. Lamentablemente, los infectados, la dispersión y las complejidades se multiplican por todos lados. Y las estadísticas son reveladoras: Cabaiguán —entre el domingo y el viernes— notificó 124 pacientes; Jatibonico, 99; Taguasco, 87; Yaguajay, 56; Trinidad, 37; Fomento, 32 y La Sierpe, 14.
Lo otro que evidencia la complicación epidemiológica de la provincia es la tasa de incidencia de casos confirmados en la última quincena: 610.41 con 2 825 diagnosticados. Mas, no podemos pasar por alto otro indicador que revela la misma gravedad: en todos los municipios espirituanos las tasas superan los 100 por 100 000 habitantes.
Si algo favorable se ha mostrado durante la semana es la disminución de los confirmados sin fuente de infección precisada: solo 11, lo cual debe delimitar cadenas de contagios con todos y cada uno de sus eslabones, pues la mayoría de los enfermos son contactos de casos diagnosticados con anterioridad. Y como peculiaridad se observa en estos días el incremento de los importados: una decena, comportamiento que ya se había venido haciendo inusual en los últimos tiempos.
Quizás, el saldo más lamentable de estas jornadas ha sido el reporte de siete espirituanos fallecidos a causa de la COVID-19 —según el parte oficial del Ministerio de Salud Pública— en estos cinco días, lo que confirma también que las nuevas variantes que circulan desencadenan estadios más graves de la enfermedad.
Ante tal panorama complejísimo, que parece no ceder tanto como quisiéramos, el Grupo Temporal de Trabajo en la provincia ha reforzado no pocas disposiciones para intentar contener la propagación de la epidemia en todos los municipios. Las medidas están y no son únicamente para ser dictadas; sino, sobre todo, para cumplirlas.
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