Han sido apenas cinco casos de menos si comparamos los pacientes confirmados durante la semana anterior respecto a esta; pero que desde el pasado domingo y hasta este viernes en la provincia se hayan notificado 2 404 espirituanos infectados con el nuevo coronavirus remarca una tendencia a la disminución que, por ahora, parece mantener cierta estabilidad.
Lo refrendan únicamente las estadísticas. Porque a la cima del pasado domingo, cuando se notificaban 587 pacientes, le sucedieron los 485 del lunes para descender desde entonces a solo más de 300 contagiados, que no son pocos, pero tampoco clasifican como picos de espanto.
Y puede que sea este un doble rasero. Lo digo porque a la disminución de los reportes se contrapone el hecho de que la positividad de las muestras es una de las más altas del país y ello evidencia que la transmisión no anda a la par de los descensos.
Complejo se figura el escenario epidemiológico con tan solo apreciar que los enfermos se dispersan por los ocho municipios de la provincia. Sobre todo, se ha agravado Yaguajay, territorio que en estos últimos seis días computa casi la cuarta parte del total de notificados en la semana.
Los 686 pacientes registrados en el norteño territorio son el reflejo de que la circulación viral allí es exponencial y que se disemina por los cuatro costados, si sabemos que comprometidas están también las comunidades de Mayajigua, Meneses y Venegas.
En el otro extremo geográfico, pero con igual complicación se halla Trinidad —quizás más grave que Yaguajay si nos atenemos a su prolongación en el tiempo—, donde se computan esta semana 484 enfermos, cifra notablemente inferior a la registrada en el mismo período la semana anterior.
Y tal vez los decrecimientos más evidentes se exhiben en Sancti Spíritus y Cabaiguán, donde se confirman en estos últimos días 316 y 275 contagiados, respectivamente, lo cual viene a apuntar que las mejorías también son posibles.
En el resto de los municipios de la provincia las cifras superan el centenar: Jatibonico, 230; La Sierpe, 172 —preocupante por lo que representa según su densidad poblacional y con el sostenido incremento de enfermos en días—; Taguasco, 128 y Fomento, 113.
Además de los casos confirmados, lo otro que ha ido declinando son los controles de foco activos —alrededor de 600— y los eventos de transmisión local, pues de cinco en la semana anterior solo quedan tres sucesos de este tipo abiertos: uno en El Jíbaro, La Sierpe; otro en Jíquima de Peláez, en Cabaiguán, y uno en Casilda, Trinidad.
Loma abajo también ha ido la tasa de incidencia de casos confirmados en la última quincena: 1 491.14 por 100 000 habitantes con 6 901 diagnosticados en ese lapso, aunque se supera con creces en Yaguajay, La Sierpe, Trinidad y Fomento.
Lo otro que ha experimentado descensos, según los partes oficiales del Ministerio de Salud Pública, son los fallecimientos: 23 en la semana, aunque sigan siendo demasiadas las muertes a causa de la enfermedad.
Aun cuando las estadísticas van delineando una curva de contagios que tiende al decrecimiento, los riesgos siguen siendo mayúsculos: 906 personas ingresadas por sospechas de padecer la covid —que a la corta pueden incrementar los enfermos y los contactos— y solo más de 200 personas atendidas en las consultas de Infecciones Respiratorias Agudas en la jornada anterior, por ejemplo, que multiplican la certeza de que son muchos más los enfermos que se están quedando en casa.
La complejidad epidemiológica de la provincia a consecuencia de la covid no ha cedido del todo, por más que las estadísticas anden cuesta abajo. Quisiera no pecar de escéptica, pero con tantos rebrotes padecidos es mejor no fiarse.
Tendrían que preocuparse los lugares en el país donde no ha ocurrido una explosión de casos pues aún puede suceder. Ya en todo Sancti Spiritus eso sucedió y por tanto solo queda ir a la mejoría, ya se ve la disminución de casos, pasar por los policlinicos y ver qué ya todo está bajo control no como antes que estaban abarrotados de personas. La alta positividad de las muestras pudiera significar que se asierta en realizar la prueba a los que realmente tienen posibilidad de tener la enfermedad. Realizar pruebas a pacientes sin síntomas en esta etapa es de escaso valor epidemiológico. Los asintomáticos solo pueden transmitir el virus con contactos muy cercanos casi íntimos.