4 de septiembre: el Coliseo de Roma se emplazaba, al parecer, en los portales de la Tienda Habana, donde decenas de personas se aglomeraban —discutían a punto de la agresión física— para rectificar el número de la cola y adquirir ollas arroceras cuando estas entraran, algún día, al establecimiento. A esa hora, Sancti Spíritus notificaba 905 diagnosticados con la covid, según la Televisión Cubana.
13 de septiembre: otra cola, esta vez en el punto de venta de gas licuado de Olivos I, cuyas inmediaciones, repletas de personas encimadas unas sobre otras, no indicaban que la provincia transita por el peor momento de la pandemia; a esa hora, el territorio cuantificaba 1 121 infectados con el SARS-CoV-2, cifra nunca antes registrada aquí.
La explosión de pacientes confirmados con la enfermedad en Sancti Spíritus no es hija únicamente de la alta transmisibilidad de la cepa delta del virus. La indisciplina mostrada por un segmento de la ciudadanía se ha convertido en la otra punta de la madeja de la crisis sanitaria, que precisa destejerse ya.
El día a día revela que ello no solo se logra con exhortaciones a elevar la percepción de riesgo en torno al letal virus. Para darle un giro de 180 grados al dilema epidemiológico actual habría que aplicar con más rigor —por las autoridades facultadas como los inspectores de Salud Pública y de la Dirección Integral de Supervisión y Control— el Decreto No. 31, norma legal que, desde la definición de altas multas a los infractores de las medidas sanitarias, pretendía convertirse en una herramienta eficaz para controlar la pandemia.
En Sancti Spíritus, la práctica lo ha desdicho en cierta medida, a la luz de la indisciplina social que prolifera, sobre todo, en las colas de unidades comerciales y de prestación de servicios; situación que pudiera aliviarse o enmendar con un actuar sistemático y enérgico por parte de los destacamentos integrados por miembros de las organizaciones políticas y de masas y del Ministerio del Interior.
La realidad también dice que el orden genera orden allí donde se exige, y que la mayoría de los espirituanos, de estirpe decente, lo aplauden, sabedores, además, de que las autoridades de la provincia y del sistema de Salud Pública han accionado a partir de las debilidades identificadas en el enfrentamiento al coronavirus, gracias, igualmente, al oído puesto en las inquietudes del pueblo.
La tardanza y otras anomalías relacionadas con la comunicación a los pacientes de los resultados de las pruebas diagnósticas (PCR o test de antígeno Umelisa SARS-CoV-2) han persistido, a pesar de constituir un paso decisivo para definir oportunamente la conducta médica a seguir, más allá de la evaluación clínica a la persona.
Ello pudiera revertirse si cada eslabón de esa larga cadena, que va desde la toma de la muestra en la consulta, el análisis en el laboratorio, la incorporación del diagnóstico a la base de datos, hasta la llegada de este al área de Atención Primaria de Salud, funciona de manera óptima. En modo alguno, se desconoce el protagonismo de quienes confirman o no la positividad a la enfermedad, en los laboratorios, donde no se han apagado las luces y equipos desde que fueron habilitados.
A partir de la valoración del rumbo tomado por la pandemia y de las experiencias de otras provincias, el sistema de Salud Pública, con la anuencia del Grupo Temporal de Trabajo, ha modificado los protocolos de actuación, y en esa línea se ha llevado a la mínima expresión o se ha potenciado el ingreso domiciliario; en tal sentido, ha tenido la última palabra la disponibilidad de capacidades en los centros de aislamiento, hoy en el límite máximo por el incremento de los infectados.
Por consiguiente, contar ahora con cientos de ingresados por covid en sus propias casas constituye un desafío, ante todo, para el personal de la Atención Primaria de Salud, que ha debido multiplicarse y acudir lo mismo a los centros de aislamiento, a los vacunatorios o permanecer en los consultorios del médico y la enfermera de la familia, entre otras urgencias, reforzadas por la hornada de egresados este año de Ciencias Médicas.
Independientemente del empeño puesto para manejar, con la sapiencia de los ajedrecistas, esa fuerza de profesionales, debiera perfeccionarse el seguimiento a los pacientes con ingreso domiciliario, aquejado de falta de sistematicidad y de carencia de Nasalferón, fármaco recurrente en el tratamiento de estos enfermos y no siempre disponible en la provincia.
Peor aún es la cantidad de espirituanos que esconden los síntomas de la covid y se quedan a la buena Dios, esquivando así el ingreso en los centros de aislamiento, que, si bien no todos funcionan óptimamente —y habrá que lograrlo, pese a las limitaciones materiales de gran parte de esos sitios adaptados para tales fines—, cuentan con la garantía de la asistencia médica de primera mano.
Habrá que hacerle frente, también, al llamado agotamiento pandémico porque, ahora mismo, médicos intensivistas ansían ver siquiera un indicio de que los pacientes acoplados en la terapia del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos vuelvan a respirar por sus propios pulmones.
Señores dejemos al soberano pueblo tranquilo. Bastante trabajo y riesgos pasan los ciudadanos cubanos todos los días para poder sobrevivir a la pandemia y a la crisis económica en que vivimos. El pueblo, en su gran mayoría, sale a la calle a diario a resolver sus problemas y necesidades. Un día pueden conseguir una cosa y otro otra cosas y a veces ninguna, y en esas salidas necesarias se exponen a los riesgos de contagios. Sí tuviéramos opciones al alcance de todos para poder salir de casa una o dos veces a la semana y traer a la casa lo mínimo indispensable para pasar el confinamiento fuera ideal pero la realidad del cubano es otra. Así que, no digamos más que el pueblo es indisciplinado, que no tiene percepción de riesgos, que no es responsable. Bajo estas condiciones la ciencia no puede afirmar que estos indicadores son realmente acreditados en el modo de actuar de nuestros ciudadanos, más bien yo los catalogo a todos y todas como luchadores incansable. Muchas gracias y cuídense mucho.
Es increíble cómo se habla y se dice lo mismo y lo mismo y en muchas ocasiones es el pueblo el culpable de la trasmisión.. somos una necesidad andante y por ejemplo si se me terminó el gas y la corriente se va a las 5 de la tarde como le hago la comida a mis hijos. Entonces tengo que ir a una cola inmensa donde hay todo tipo de personajes, pero nadie dice que por ejemplo se hacen colas en el gas porque son insuficientes hay quien puede pagar un mensajero que te cobra 150 pesos más lo que vale el gas.. si hay cola en las tiendas mlc es para unos pocos y de esos pocos la gran mayoría es para vender después los productos a precios descabellados..
Si estamos en una fase tan crítica en todos los municipios de Sanxti Spiritus, Jatibonico, Trinidad y otros, por que vuelven abrir trabajos de cuenta propias en portales hay necesidades de esos servicios, pero es las calles como si estuviéramos de carnavales.
Si, si es necesario PQ esos cuenta propias también necesitan comer y mantenerse y si hay cosas del estado q están abiertas y tampoco son tan necesarias ,,la cosa tiene q ser pareja o cierran todo o no cierran nada …PQ mira q hay cosas q se pudieran arreglar y nadie mira eso …
Preocupado seguro usted tiene un sustento estatal cuando habla así ,para usted el que no trabaja con el estado que se joda ,como si en su panadería no se hicieran colas gracias al error de parar las actividades a las 13 horas es decir venderle a la misma cantidad de personas en menos tiempo y de esto no dice nada.
Que triste ver el deterioro de las condiciones en nuestra provincia, pero me preguntó, por qué no se vende nasobucos de alta protección a las personas, por qué no se vende suficiente alcohol antibacterial, por qué no se acaba de ampliar los horarios de servicios para evitar aglomeraciones excesivas, por qué no se distribuye productos de alta necesidad por diferentes zonas y dejan de venderlo centralizado en una misma tienda, definitivamente muchos porqué pero poco interés de resolver el problema y escuchar al pueblo….
Muy buena publicación. Mejor descrita las diferentes colas, imposible. Debían pensar que es momento de comercializar, en cualquier tipo de moneda, solo productos alimenticios, aseo y de primeras necesidades evitando aglomeración de personas para adquirir otros productos. Deberían hacerlo x un tiempo al menos hasta q la provincia mejore sus números. Igual deberían revisar los horarios en que se prestan ciertos y determinados servicios, menor tiempo= mayores aglomeraciones, ej. BPA (la aglomeración es Mayúscula en las 4 horas en que prestan servicio). Recuerden que la covid no es más activa después de las 2:00pm ni mas contagiosa, yo diría que los mayores contagios están ocurriendo antes de esa hora
Jajajaja, si no fuera tragico sería cómico lo que dice Lis. Y ella tiene todita la razón…
¿Escucharán al pueblo en sus decenas y más decenas de opiniones en este sitio digital? Vamos a ver…
El pueblo está proponiendo hace mucho tiempo extender los horarios de bodegas , farmacias y otros servicios de asistencia diaria y obligatoria ,, hagan una prueba 15 días , sino funciona que la quiten …pero de nada sirve los 65 comentarios en un pasado artículo todos abogando por la extensión de los horarios …no toman en cuenta ningún criterio de la población ,,,,no pueden a ver tantas personas equivocadas y solo dos que no hacen colas ni buscan la comida PQ se las llevan a sus casas ,,que quieren mantener las medidas a Pepe cómo dice el buen cubano ,,,nadie quiere enfermarse pero tampoco nadie quiere morirse de hambre y hay q salir obligado a comprar lo necesario …PQ desgraciadamente no podemos comprar comida para un mes y quedarnos en casa ….
Lis, déjame decirte un secreto, si disminuyen los contagios en nuestra provincia o se elimina la COVID en su totalidad entonces llegará la hora de la rendición de cuenta y las medidas a tomar contra todos los negligentes
Son muchos los cuadros directivos actuales que se van a quedar sin pincha
Mantener las medidas que provoquen aglomeración que llaman INDISCIPLINA DE LA POBLACIÓN es cuidar el puesto y el gran salario.