Cuba está dispuesta a cooperar con Estados Unidos para llegar a la verdad sobre los alegados ataques sónicos contra diplomáticos de aquel país hace cuatro años.
Johana Tablada, subdirectora para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo en comparecencia radial y televisiva que el llamado Síndrome de La Habana fue utilizado por actores políticos anticubanos en Washington que apostaban por la ruptura de relaciones diplomáticas.
Siempre hubo un componente político en la mentira de los ataques, abundó la diplomática, quien subrayó que la intención era buscar un pretexto falso para justificar medidas de castigo contra la isla.
Entre esas disposiciones enumeró el cierre del consulado de la embajada estadounidense en La Habana, lo cual provocó que los ciudadanos cubanos debieran viajar a terceros países para apostar por una visa a fin de visitar a sus familias en Estados Unidos.
También fueron prohibidos viajes entre ambas naciones y los intercambios universitarios, entre otras decisiones que llevaron casi a cero los nexos bilaterales, apuntó.
La diplomática señaló a Mike Pompeo, primero en su puesto como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y luego como secretario de Estado, como promotor de esas decisiones, bajo el pretexto de la agresión sónica.
También responsabilizó a otros altos funcionarios de la administración del entonces presidente Donald Trump y a congresistas cubanoamericanos que promueven el reforzamiento del bloqueo económico, financiero y comercial contra la isla caribeña.
Pasaron cuatro años y 240 medidas contra Cuba sin que se demuestre que realmente hubo agresión sónica en La Habana, concluyó Tablada, quien expresó la disposición a resolver las diferencias con Washington sin trampas y con respeto.
La ciencia desmiente supuestos ataques sónicos a embajada en Cuba
Las evidencias científicas, identificadas en informes del propio Estados Unidos, desmienten los supuestos ataques sónicos en la sede diplomática de ese país en la capital de Cuba.
En el espacio radiotelevisivo Mesa Redonda, el director del Centro de Neurociencias de Cuba, Mitchell Valdés, señaló que la historia del denominado síndrome de La Habana, aceptada por la administración de Donald Trump (2017-2021) y varios medios de prensa, tiene como soporte teorías no probadas con resultados científicos.
De acuerdo con la fuente, las suposiciones establecían que un grupo grande de personas -previamente sanas- enferman con síntomas iguales en la capital de la isla, con daños a nivel auditivo, vestibular y cerebral, y a partir de un ‘arma misteriosa’ (sónica, infra-sónica, ultra-sónica o micro-ondas).
Sin embargo, los informes, realizados tanto en Estados Unidos, como en Canadá, por especialistas de esas naciones, al analizar las historias clínicas, sintomatología, exámenes físicos, audiometrías, y pruebas vestibulares o neuropsicológicas a los afectados, carecieron de suficiencia para demostrar los alegados ataques.
Valdés, también coordinador del grupo científico a cargo de la investigación del tema en Cuba, agregó que no hay un agente físico real para explicar esos sucesos, planteamiento compartido por científicos norteamericanos.
El espacio informativo mostró los criterios sobre el tema de expertos internacionales, quienes coincidieron en que los datos no muestran evidencias de tal síndrome, de ahí la inutilidad de discutir sobre por qué pasó; o que, simplemente, es una ‘enfermedad psicógena masiva’, un montaje para la sugestión, fruto de la mezcla de la política con la ciencia.
Para uno de ellos, la pregunta verdaderamente útil es: ‘¿Por qué se utiliza el ‘síndrome de La Habana’ para atacar al Gobierno de Cuba?’.
Recientemente fue desclasificado un informe del Departamento de Estado norteamericano revelador sobre la falsedad de las acusaciones de la Casa Blanca contra la isla.
El documento consideró improcedentes las disposiciones del Gobierno de Trump frente a los alegados ataques sónicos, y calificó a los sucesos como un misterio, pues, meses después de ocurridos (en 2016 y 2017), no se sabía qué pasó, por qué, o quién lo hizo.
Según el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el reporte confirma lo dicho por su país a partir de investigaciones científicas: los ‘ataques acústicos’ sirvieron como pretexto a la administración de Trump para acusar sin evidencias y dañar las relaciones bilaterales.
Mientras, el canciller Bruno Rodríguez reiteró la disposición de la isla de cooperar con Estados Unidos en las investigaciones sobre los incidentes, convertidos en excusa para la reducción del personal diplomático de ambos países.
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